LISBOA.- Los restos mortales del escritor portugués José Saramago, que falleció ayer a los 87 años en la isla española de Lanzarote, llegaron hoy a Portugal, donde se decretó un duelo nacional de dos días en honor al premio Nobel de Literatura.
Por la tarde centenares de personas, anónimos y personalidades, desfilaron ante la capilla ardiente instalada en la alcaldía de Lisboa para rendir un último homenaje al escritor.
Algunos llevaban en una mano un clavel rojo, símbolo de la revolución que puso fin a la dictadura de Antonio Salazar el 25 de abril de 1974.
El ayuntamiento de Lisboa habilitó hoy su Sala de Honor para velar los restos mortales de Saramago. Junto al féretro cubierto con una bandera portuguesa, la viuda y la hija del escritor fueron recibidos en el ayuntamiento por el alcalde de Lisboa. Delante del edificio municipal, de cuyas ventanas colgaban dos carteles con la imagen del escritor, se concentraron cientos de personas que recibieron con aplausos los restos del escritor.
Los restos mortales de Saramago permanecerán expuestos hasta su cremación, prevista para mañana. Sus cenizas serán luego diseminadas en su ciudad natal portuguesa de Azinhaga y en la isla canaria de Lanzarote, donde vivió los últimos 17 años, en el pueblo de Tías, indicó su viuda, la española Pilar del Río.
Numerosos dirigentes y militantes del Partido Comunista portugués, al que Saramago fue fiel desde su adhesión en 1969, se acercaron para saludar a su camarada. El primer ministro socialista José Socrates y varios miembros del gobierno también participaron del homenaje, al igual que la ministra española de la Cultura, Angeles González Sinde, y personalidades del mundo de la cultura. Entre las coronas de flores, ubicadas cerca del catafalco, dos fueron enviadas por el dirigente cubano Raúl Castro y su hermano Fidel.
El féretro de Saramago llegó a Lisboa procedente de Lanzarote a primera hora de la tarde a bordo de un avión de la Fuerza Aérea portuguesa, acompañado por la viuda del escritor y su hija Violante, así como por la ministra portuguesa de Cultura, Gabriela Canavilhas.
Unos 30 allegados y personalidades se dieron cita en el aeropuerto militar de Lisboa para recibir al escritor, cuyo féretro estaba cubierto por la bandera nacional, símbolo de la reconciliación entre Portugal y el único premio Nobel de la literatura en lengua portuguesa.
Escándalo literario. En 1993, cinco años antes de recibir el Nobel, Saramago, que se describía a sí mismo como un "comunista libertario", había abandonado su país para instalarse en las Islas Canarias (España) tras el escándalo provocado en los medios católicos portugueses por su "Evangelio", en el que Jesús pierde su virginidad con María Magdalena.
Denunciando un ataque al "patrimonio religioso portugués", el gobierno de Lisboa había decidido suprimir al autor de la lista de candidatos al premio europeo de literatura, lo que provocó su cólera y su "exilio" en España.
El autor de "Memorial del Convento", "Ensayo sobre la ceguera" o "El Evangelio según Jesucristo", murió en Tías "a consecuencia de un fallo multiorgánico después de una larga enfermedad", había anunciado el viernes su Fundación.
Portugal, reconciliado desde entonces con su hijo rebelde, decretó dos días de duelo nacional.
Saramago, ardiente defensor de los oprimidos y muy crítico con el antiguo presidente estadounidense George W. Bush, defendió la causa saharaui y sobre todo la palestina, y llegó a comparar Ramala con Auschwitz durante una visita en 2002 a Cisjordania.
Nacido el 16 de noviembre de 1922 en Azinhaga (centro de Portugal), Saramago publicó en sesenta años unas treinta obras, novelas, poesía, ensayos o piezas de teatro.
Aunque debilitado por su enfermedad, José Saramago trabajaba sin embargo en una nueva "novela de ideas, sobre la brutalidad de la guerra", de la que había escrito "unas veinte páginas", según su editor portugués Zeferino Coelho. Mañana, las exequias comenzarán al mediodía en Lisboa.
Agencias AFP, DPA y EFE
lanacion.com
Por la tarde centenares de personas, anónimos y personalidades, desfilaron ante la capilla ardiente instalada en la alcaldía de Lisboa para rendir un último homenaje al escritor.
Algunos llevaban en una mano un clavel rojo, símbolo de la revolución que puso fin a la dictadura de Antonio Salazar el 25 de abril de 1974.
El ayuntamiento de Lisboa habilitó hoy su Sala de Honor para velar los restos mortales de Saramago. Junto al féretro cubierto con una bandera portuguesa, la viuda y la hija del escritor fueron recibidos en el ayuntamiento por el alcalde de Lisboa. Delante del edificio municipal, de cuyas ventanas colgaban dos carteles con la imagen del escritor, se concentraron cientos de personas que recibieron con aplausos los restos del escritor.
Los restos mortales de Saramago permanecerán expuestos hasta su cremación, prevista para mañana. Sus cenizas serán luego diseminadas en su ciudad natal portuguesa de Azinhaga y en la isla canaria de Lanzarote, donde vivió los últimos 17 años, en el pueblo de Tías, indicó su viuda, la española Pilar del Río.
Numerosos dirigentes y militantes del Partido Comunista portugués, al que Saramago fue fiel desde su adhesión en 1969, se acercaron para saludar a su camarada. El primer ministro socialista José Socrates y varios miembros del gobierno también participaron del homenaje, al igual que la ministra española de la Cultura, Angeles González Sinde, y personalidades del mundo de la cultura. Entre las coronas de flores, ubicadas cerca del catafalco, dos fueron enviadas por el dirigente cubano Raúl Castro y su hermano Fidel.
El féretro de Saramago llegó a Lisboa procedente de Lanzarote a primera hora de la tarde a bordo de un avión de la Fuerza Aérea portuguesa, acompañado por la viuda del escritor y su hija Violante, así como por la ministra portuguesa de Cultura, Gabriela Canavilhas.
Unos 30 allegados y personalidades se dieron cita en el aeropuerto militar de Lisboa para recibir al escritor, cuyo féretro estaba cubierto por la bandera nacional, símbolo de la reconciliación entre Portugal y el único premio Nobel de la literatura en lengua portuguesa.
Escándalo literario. En 1993, cinco años antes de recibir el Nobel, Saramago, que se describía a sí mismo como un "comunista libertario", había abandonado su país para instalarse en las Islas Canarias (España) tras el escándalo provocado en los medios católicos portugueses por su "Evangelio", en el que Jesús pierde su virginidad con María Magdalena.
Denunciando un ataque al "patrimonio religioso portugués", el gobierno de Lisboa había decidido suprimir al autor de la lista de candidatos al premio europeo de literatura, lo que provocó su cólera y su "exilio" en España.
El autor de "Memorial del Convento", "Ensayo sobre la ceguera" o "El Evangelio según Jesucristo", murió en Tías "a consecuencia de un fallo multiorgánico después de una larga enfermedad", había anunciado el viernes su Fundación.
Portugal, reconciliado desde entonces con su hijo rebelde, decretó dos días de duelo nacional.
Saramago, ardiente defensor de los oprimidos y muy crítico con el antiguo presidente estadounidense George W. Bush, defendió la causa saharaui y sobre todo la palestina, y llegó a comparar Ramala con Auschwitz durante una visita en 2002 a Cisjordania.
Nacido el 16 de noviembre de 1922 en Azinhaga (centro de Portugal), Saramago publicó en sesenta años unas treinta obras, novelas, poesía, ensayos o piezas de teatro.
Aunque debilitado por su enfermedad, José Saramago trabajaba sin embargo en una nueva "novela de ideas, sobre la brutalidad de la guerra", de la que había escrito "unas veinte páginas", según su editor portugués Zeferino Coelho. Mañana, las exequias comenzarán al mediodía en Lisboa.
Agencias AFP, DPA y EFE
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