miércoles, 2 de diciembre de 2009

El estrés de la soledad


AMÉRICA VALENZUELA
El aislamiento social provoca efectos negativos sobre el cerebro. Un grupo de científicos estadounidenses ha comprobado que la soledad aumenta los niveles de una hormona relacionada con el estrés, la corticosterona, que en ciertas cantidades impide el crecimiento y regeneración de las neuronas del cerebro.
Los científicos del
Departamento de Psicología de la Universidad de de Princeton (EEUU) llegaron a esta conclusión a través de la observación de dos grupos de ratas. Un grupo de individuos vivía de forma colectiva y los del otro grupo lo hacían de manera aislada. Elisabeth Gould, directora del estudio, y sus colegas enfocaron su atención hacia los efectos del ejercicio físico en ratas, que para estos pequeños roedores se traduce en correr en la rueda de la jaula.
Está comprobado que correr mejora la salud cardiovascular y favorece la neurogénesis (la creación de nuevas neuronas o su
regeneración en el cerebro). También se ha observado que aumenta la conciencia corporal y su relación con el espacio y la comunicación general entre neuronas. Sin embargo, en combinación con el aislamiento social provoca efectos negativos sobre el cerebro.
Las carreras aumentan los niveles de colicosterona, por el
estrés y el estado de alerta en el que se encuentra el sujeto. Los investigadores observaron que los dos grupos de ratas liberaban la misma cantidad de esta hormona, pero aquellas que vivían aisladas presentaban unos niveles superiores, que disminuyeron la neurogénesis, es decir, la creación de nuevas neuronas en el cerebro.
Tendencia a la socialización
De esta forma, Gould y sus colegas se dieron cuenta de que los altos niveles de esta sustancia se debían a la cantidad habitual liberada durante la realización de ejercicio físico sumada a la que se libera por el estrés de vivir sólo.
"Para la mayoría de las especies, la interacción social es muy natural", explica Gould. "Muchas desarrollan actividades cooperativas, como compartir alimentos o criar en en grupo. Para las ratas el aislamiento es estresante. Si se les da la oportunidad, la mayoría de ellas buscan situaciones sociales así que es poco probable que los animales permanezcan aislados si pueden evitarlo", comenta.
Los investigadores apuntan que "el apoyo social disminuye el impacto negativo del estrés y parece que disminuye el riesgo de sufrir ciertas patologías psiquiátricas en humanos".
Sin embargo, hay grandes diferencias entre ratas y humanos. Por un lado, "las ratas están altamente motivadas para correr. Si se les da acceso a una rueda, corren sin excepción. No sucede lo mismo con los humanos ya que muchos no están motivados continuamente para hacer ejercicio". Y por otro lado, las ratas aisladas no fueron expuestas a otras ratas en ningún momento. En cambio, "los humanos que viven solos normalmente tienen ciertos contactos sociales ya sea el trabajo, ir de compras o hablar por teléfono", señala Gould.

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