domingo, 11 de marzo de 2012

Padres y maestros: lazos en crisis


Todos coinciden en el diagnóstico: la relación entre padres y maestros pasa por un momento difícil. La autoridad docente en el aula se desdibujó a tal punto que en los últimos meses la comunidad educativa fue testigo de lamentables escenas de agresiones dentro y fuera de la escuela .
“Los padres no confían en los maestros. Directamente les dicen que no saben educar a los chicos”, explica Amalia Favale , madre Franco (14), un alumno de la Escuela Media N° 7 de Vicente López. “Los directivos les contestan que son los padres quienes no saben controlar a sus hijos”, agrega.
Perla Zelmanovich , investigadora principal del área de Educación de FLACSO, considera a esta situación como un reenvío de impotencias : “La madre dice: Póngale usted límites a este chico porque yo ya no sé qué hacer , mientras que la directora responde: Si no hay familia que apoye, no podemos hacer nada ”. Esta relación de desconfianza aniquila el diálogo y crea el terreno para lo peor, ya que la violencia –dice Zelmanovich– se multiplica cuando se resquebrajan los vínculos de reconocimiento.
“Hace poco vi cómo una madre le ponía el dedo en el pecho a una maestra”, relata Víctor Martínez , maestro de séptimo grado en la Escuela N° 5 Nicolás Rodríguez Peña de Capital. “La docente tenía las piernas llenas de moretones porque el hijo de esa señora venía todos los días a patear a sus compañeros, pero la mamá insistía que lo que le generaba violencia era la maestra. Pero ese dedo hincándose en su pecho te daba la pauta de cuál era el ámbito en el que vivía ese pibe, el nivel de violencia que había en esa casa”.
Los padres tienen hoy una mirada muy crítica frente a la escuela, que incluye todo tipo de reclamos, a veces violentos. “Para muchos de ellos, la escuela dejó de cumplir su promesa de incluir a sus hijos y promoverlos educativamente”, señala la investigadora Guillermina Tiramonti .
Sus estudios parten de la premisa de que las familias a las que la escuela atiende hoy no son las mismas que la institución viene pensando desde hace décadas: “Hay chicos de diferentes sectores, no sólo de clase media, además de grupos familiares no organizados jerárquicamente donde los hijos imponen sus criterios a los padres”, afirma.
Los expertos insisten en que estos episodios exigen medidas inteligentes y paulatinas. Lo primero que debe hacerse, aseguran, es establecer lo que le toca a cada uno . “Los profesores deben hacerse cargo de la oportunidad del chico aquí y ahora, instalándoles puntos de referencia distintos a los de la familia”, asegura Zelmanovich.
Uno de los últimos reportes sobre violencia escolar preparados por el Ministerio de Educación demostró que la presencia activa de los docentes es fundamental para desactivar estos problemas a tiempo. El capítulo dedicado a episodios de violencia que involucran a adultos concluyó que las agresiones “bajan marcadamente cuando la implicación de los docentes es percibida como frecuente”. Por el contrario, cuando la figura del maestro es más débil, aparecen los insultos y las amenazas .
Otro tema es la existencia de reglas a seguir. En ese sentido, Tiramonti entiende que un buen desarrollo del papel docente en el aula necesita pautas claras que tanto alumnos como padres acepten. “Cuando no hay argumentos claros, aparecen los reclamos de ‘por qué discriminan a mi chico’. Por ejemplo, la institución debería explicar de manera clara los criterios por los cuales pone un aplazo”.
Los padres, por su parte, deberían mostrar un mayor vínculo con el docente. “Algunos padres no se acercan a la escuela porque les da vergüenza. No entienden que un chico o un adolescente no es un adulto y necesita el acompañamiento de la familia”, asegura Ana María Scarinci , directora de la Escuela N° 12 de San Isidro, que recibe a varios alumnos del barrio La Cava.
“Todo viene a la escuela y la escuela no es omnipotente, por eso organizamos espacios abiertos a los padres, que siempre ayudan”, agrega Ana María.
Tanto docentes como directores dicen que las reuniones con padres son productivas, pero que es difícil sostenerlas.
Víctor Martínez señala que los encuentros en su colegio tienen poca convocatoria debido a los cambios que se han producido en el mundo laboral. Ahora es común que ambos padres trabajen y resulta difícil “pegarse una escapada” para ir a hablar con los maestros un día de semana. “Los padres asumen su cuota de responsabilidad, pero no tienen tiempo para resolverlo en medio de su vorágine”, se lamenta.
Los especialistas aseguran que una posible solución consiste en cambiar el modo en el que la escuela interpela a las familias . La idea es no llamar a los padres solo para criticar a sus hijos, sino armarse un tiempo aparte para felicitarlos por sus progresos o destacarlos en algún área. Para Zelmanovich, esta propuesta de un diálogo amplio, que no se convoque solo para “retar” a los padres, es una buena manera de renovar el vínculo.
Amalia cree que esto puede ser un principio de solución. “El colegio tiene que hacer que los chicos se sientan arraigados y los padres deben tener un mayor compromiso. Si al menos una de las dos partes funciona bien, puede reclamarle a la otra el papel que le corresponde ”, resume.

Consejos para padres

Diálogo, diálogo y diálogo.
Siempre que sea posible, conocer a los maestros de sus hijos. Preguntar por las expectativas de la materia y las formas de calificación. Entablar un canal fluido de comunicación para descomprimir a tiempo posibles conflictos que puedan suceder a futuro.
Depositar la confianza en el maestro.
El pacto tácito con la escuela siempre comienza con una apuesta al profesor, no con distancia. Confiar a priori en el criterio del educador.
No desmerecer la tarea docente.
Evitar los comentarios que atenten contra la autoridad del maestro. Los chicos escuchan lo que se dice en la casa y luego reproducen ese maltrato en la escuela.
Ir a las reuniones.
Si por trabajo resulta imposible, conviene mandar en su lugar a algún familiar. En el caso de las reuniones grupales, si no puede acudir intente recuperar con otros padres aquello de lo que se habló.
clarin.com

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