sábado, 21 de enero de 2012

¿Puede tener beneficios la educación en el hogar?


¿Es posible educar bien a los hijos en casa? En España lo imposibilita la ley, porque una sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 niega a los padres la facultad de apartar a sus hijos  del sistema educativo oficial, público o privado. Consideraba el juzgado en su sentencia que el derecho a la educación es del niño, y no de los padres, y por lo tanto pesa más el beneficio de éste que las intenciones subyacentes de los padres a la hora de escolarizar a los niños en casa. En su recurso ante el Constitucional, una familia de Málaga aducía que…
"…la escolarización obligatoria como sinónimo de enseñanza obligatoria no supera el juicio de indispensabilidadad… [Del] análisis de las legislaciones de países de nuestro entorno sociocultural se deduce claramente que existen reglas que permiten conciliar, de mejor manera, los distintos intereses en juego. Medidas que, sin descartar la opción educativa del homeschooling [enseñanza en el propio hogar]… y establecen controles periódicos sobre la evaluación formativa del niño así como un seguimiento de los contenidos que se transmiten".
Uno de los países que sirve de ejemplo para ello es Estados Unidos. Aquí la práctica es totalmente legal. Cada uno de los cincuenta estados tiene sus propias normas. Algunos, los más restrictivos, como Massachusetts, exigen que los padres se inscriban en un registro y obtengan permiso previo de la enseñanza de sus hijos en el hogar. Otros, como Tejas, ni siquiera llevan un registro de todos los casos. En total, se calcula que hay en este país más de dos millones de niños y adolescentes en edad escolar educados en el hogar.
Aquí en EE UU hay dos grandes tendencias. Por un lado, están los padres que escolarizan en el hogar por motivos religiosos. Son aquellas familias que inculcan a sus hijos una educación basada en la religión, con teorías como la del creacionismo. Es el caso de candidatos republicanos como Michele Bachmann o Rick Santorum, de quien escribimos en EL PAÍS recientemente.
Por otro lado, hay un creciente número de padres que optan por ese método por razones muy diferentes: porque sus hijos padecen algún desorden psicológico o físico; o porque han experimentado acoso en el colegio, o porque son familias, como las militares, que se mudan constantemente. Esas familias, que cada vez son más, están tratando de combatir el mito de que todos los padres que educan en casa son fundamentalistas religiosos.
En la sección de Sociedad estamos preparando un vida&artes sobre esa nueva tendencia en el campo de la educación en el hogar. Hemos hablado con padres que aducen razones muy variadas. Con la poderosa herramienta que es Internet pactan temarios, consultan dudas y organizan horas de recreo conjunto para que los pequeños puedan socializar y pasen tiempo con gente de su edad.
También hemos hablado con una profesora de derecho muy respetada en ese campo, que publicó un estudio recientemente en el que decía que la escuela es un punto de encuentro para los niños en el que se les inculca el respeto por la diversidad y la diferencia. En su estudio, que se puede leer aquí, Catherine J. Ross aduce:
“Desgraciadamente, esa es una de las principales razones por las que esos padres les retiran de la escuela pública. Si los niños escuchan el mensaje de tolerancia en la escuela, pueden estar en desacuerdo con el profesor,  pueden tener discusiones sobre ello en la cafetería. Los padres de los estudiantes que estudian en escuelas públicas tienen tiempo suficiente para contrarrestar y menoscabar aquellas lecciones que los niños han aprendido en la escuela y que están en conflicto con los valores familiares”, asegura. Y añade que “la democracia depende en ciudadanos que  comparten valores centrales, incluida la tolerancia por la diversidad”.
A ambos lados del Atlántico, la práctica de la escolarización en el hogar es polémica. En EL PAÍS trataremos de analizar los métodos que se siguen y los beneficios o perjuicios que pueden tener para los alumnos. También queremos saber cuáles son las opiniones de los lectores. ¿Debería España legalizar la practica? ¿Es EE UU un modelo a seguir en este ámbito? ¿Es posible que, más allá de los fundamentalismos, sea  un método útil para casos especiales?
elpais.com

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