martes, 20 de julio de 2010

La cultura china avanza sobre la hegemonía occidental

Tras la crisis made in Wall Street y las últimas previsiones de que la economía china rebasará a Estados Unidos mucho antes de lo que se pensaba, puede ser lógico plantear otra gran pregunta trascendental para el joven siglo XXI: ¿el fin del poder económico de Occidente será también el fin del largo dominio cultural estadounidense; de Hollywood, de la Coca-Cola Zero, del cuarto de libra de McDonald’s, de series globalizadas como Los Sopranos y Dr. House ? Martin Jacques, ex editor de la revista gramsciana de los años setenta Marxism Today, se atreve a decir que sí. Es la tesis de su nuevo libro When China rules the World . “EE.UU. está en declive; China en auge; y la modernidad china va a ser muy diferente de la modernidad occidental”, dijo en una conversación en su casa de Hampstead. “Sólo se habla de economía –añadió–, pero los efectos culturales y políticos pueden ser aun más significativos”.
Hasta la fecha –dice Jacques–, China y los otros países grandes emergentes han copiado la cultura occidental. Pero conforme su dominio económico se consolide, se verá una paulatina universalización de valores y estéticas chinos. Una cultura –radicada en la dinastía han y un “estado civilización” que ha durado milenios– irá extendiendo su influencia.
Incluso en la cultura pop, clave de la marca cultural de EE.UU., las cosas empiezan a cambiar, sostiene. “La música pop estadounidense ahora tiene un papel marginal para los jóvenes; ha sido sustituido por mando pop (pop en mandarín)”. Esto ya se extiende entre los 1.200 millones de chinos hasta Taiwán, Hong Kong y el resto del este asiático. Pasará lo mismo con el cine, la literatura y las artes plásticas, asegura.
En EE.UU. y Europa nadie toma muy en serio la posibilidad de que emerja una “modernidad no occidental”, dice Jacques. Pero desde Marx hasta el gurú de la historia de transiciones hegemónicas de la Universidad de Harvard, Paul Kennedy, son muchos los que sostienen que el poder cultural parece estar condicionado al económico.
La transición de la “hegemonía económica a la hegemonía cultural es larga pero implacable”, dice Steve Cohen, historiador de la Universidad de Berkeley (California), autor de The end of influence , sobre el fin del poder estadounidense. En el siglo XX, “manejar el poder ha sido muy fácil para EE.UU.; nos han imitado en todo porque querían tener lo que teníamos”, explicó. Esto irá cambiando con el relevo del poder económico.
No todos coinciden. “Si la cultura han se potencia en China precisamente para diferenciarse del resto, ¿cómo puede convertirse en cultura universal?”, se pregunta Perry Anderson, historiador de la Universidad de California, que acusó a Jacques de “sinomanía” en el London Review of Books.
Lo más probable es que la cultura dominante del siglo XXI no sea china ni estadounidense sino una cultura global de marcas sin territorio, sostiene Scott Lash, crítico cultural del Goldsmiths College en Londres, que realiza una investigación sobre Shanghai. Ciudades como esta serán el entorno ideal para “la infraestructura de la industria de cultura global que se siente más a gusto en megaciudades de constante mutación como Shanghai, que en Londres, París, Nueva York”.

clarin.com

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