domingo, 6 de junio de 2010

Buenos Aires: El 30% de los que se casan son extranjeros

José María Costa
LA NACION
Sí, acepto ; Oui, j´accepte ; Yes, I do ; Ja tue ich ; Sim, eu faco , o Si, io accetto . Los jueces de los registros civiles porteños cada vez más escuchan las trascendentales palabras que sellan el destino de una pareja no sólo en castellano.
En 2009 casi el 30 por ciento de las personas que se casaron en la ciudad de Buenos Aires eran extranjeras de 62 países, que van desde los vecinos Bolivia y Paraguay hasta los lejanos Kazakhstán o Mozambique, pasando por europeos como España, Francia e Italia, según datos de la Dirección General de Estadísticas y Censos del Ministerio de Hacienda porteño, a los que tuvo acceso LA NACION. Este porcentaje no se producía desde 1945, cuando cerca del 28% de los contrayentes eran extranjeros que huían de sus países para escaparse de las secuelas atroces de la Segunda Guerra Mundial.
La tendencia de extranjeros que se casan en tierras porteñas creció en las últimas dos décadas sostenidamente, ya que en 1990 el porcentaje fue de 13,9%, mientras que en 1995 había sido de 17,4%; en 2000, 21%; en 2005, 23,1% y en 2009 ese número llegó al 29,4%. El punto más bajo de los últimos 120 años se registró en 1985 cuando el total de extranjeros que pasaron por el Registro Civil porteño fue sólo del 12,5 por ciento.
Los cinco países que lideran las estadísticas de personas que se casaron durante el último año en la ciudad de Buenos Aires son Perú (722 personas), Bolivia (656), Paraguay (541), República Dominicana (254) y Uruguay (232).
Los representantes de esos países que contrajeron enlace en la Capital suman el 25,21% del total de casamientos de 2009, cuando se registraron 12.404, según la Dirección de Estadísticas local.
Lo llamativo es que en dos de estos países más se marca la diferencia respecto del número de hombres y mujeres que contrajeron matrimonio. Por ejemplo: de los paraguayos que se casaron en 2009, 354 de ellos fueron mujeres. En el caso de los dominicanos, la diferencia es mayor, ya que fueron 213 mujeres y tan solamente 41 los hombres que eligieron esta ciudad para casarse.
Si se compara con 2005 a aquellos cinco países que encabezaron el año pasado el ranking de cantidad de personas que contrajeron enlace, dos de ellos habían registrado un crecimiento notable, pues se casaron 476 personas de origen boliviano (casi un tercio menos que en 2009) y 47 dominicanos (cuatro veces menos que el año pasado).
La proliferación de casamientos con alguno de los miembros de la pareja, de origen extranjero, es cada vez más visible en los pasillos de las dependencias que el Registro Civil tiene en el distrito, donde por estos días es común escuchar hablar en varios idiomas y hasta observar a gente con vestimentas típicas de otros países.
"Cuando oficiamos un casamiento, en general, sólo reparamos en que son extranjeros si no hablan castellano", dijo a LA NACION Alejandro Lanús, director general del Registro Civil de la ciudad de Buenos Aires.
El funcionario explicó que en aquellos casos de personas que no dominan el castellano participa de la ceremonia civil un traductor público nacional matriculado, que va traduciendo los dichos del juez y de los esposos.
Migración Sur-Sur
"La Argentina es el centro migratorio por excelencia en el Cono Sur y atrae la migración de los países cercanos porque, en términos comparativos, está mejor", dijo a LA NACION María Cristina Cacopardo, directora de la Maestría en Demografía Social de la Universidad de Luján.
La investigadora agregó: "Es [un país] céntrico, porque hay más oportunidades laborales y el grueso de las migraciones en todo el mundo se da por ese tema".
Según Cacopardo: "Los inmigrantes que llegan a la Argentina logran ubicarse en lugares dentro de la escala ocupacional que los nativos argentinos no están dispuestos a ocupar. El ejemplo más claro de esta situación es el personal de servicio doméstico o los obreros de la construcción. No es que vienen a no hacer nada, sino que ocupan lugares que están vacíos".
En opinión de esa especialista, hay temas que transforman a la Argentina en un lugar clave. "La cuestión de tener educación y hospitales públicos y gratuitos, que en otros países no existen, o no existía al momento de la emigración, llevan a que la Argentina sea un centro de atracción importante. Lo sigue siendo para paraguayos y bolivianos, a pesar de que Brasil y Chile también están en mejores condiciones hoy en día."
Para Cacopardo, otras de las variables por tener en cuenta cuando se analiza este fenómeno es "la apertura que históricamente tiene nuestro país, donde las leyes son más flexibles" para los inmigrantes, situación con la que dijo estar de acuerdo.
Por el mundo
A diferencia de lo que sucede en la Argentina, en algunos países, como los Estados Unidos, Suiza y España, que dos extranjeros o un extranjero y un nativo contraigan matrimonio puede ser un trámite complejo y, a veces, imposible.
En el caso de España, la proliferación de casamientos entre ibéricos y extranjeros que necesitaban obtener la ciudadanía española para poder trabajar y vivir legalmente en el país llevó a que el Parlamento endureciera las trabas para estas uniones. En algún momento, se llegó a cobrar más de mil euros por unión y se ofrecía el servicio por Internet.
En el caso de Suiza, se debatió una ley para que sólo pudieran casarse aquellas personas que residan legalmente en ese país, medida que buscó evitar que los extranjeros ilegales pudieran contraer enlace.
En el extremo opuesto, se encuentra Cuba, donde se fomentan, por fines turísticos, los casamientos sólo de parejas extranjeras. Fue así como, mediante ese permiso, en 2008 se casaron 300 parejas, en su mayoría de Canadá, Rusia y Holanda. Cada una debió pagar entre 327 y 436 dólares por los servicios notariales. Los lugares más elegidos para celebrar los enlaces son las playas de Varadero y Cayos, además de edificos históricos de La Habana.

PASAJE HISTORICO
1890, pocos argentinos : la llegada masiva de inmigración ultramarina llevó a que en ese año sólo el 13 por ciento de los casamientos fuera entre ciudadanos argentinos.
1945, la posguerra : miles de personas huían de sus países para escapar de la Segunda Guerra Mundial y muchos llegaron a la Argentina. En ese año, el 27,7% de los casamientos en la ciudad tuvo, al menos, un extranjero en la pareja.
1985, el más bajo: en ese año tan sólo el 12,5% de las parejas estuvo compuesta por uno o dos extranjeros. Hacía dos años que la Argentina había recuperado la democracia.
2009, la nueva ola : el año pasado, tres de cada diez personas que se casaron en la ciudad de Buenos Aires eran extranjeros.

Jóvenes parejas en su propio Mercosur
No pertenecen a ningún mercado común, pero podrían crearlo. Decidieron casarse con alguien de otro país y, por estos días, son quienes engrosan la lista de contrayentes binacionales.
Leonardo Javier Lucerna Mora es uruguayo, tiene 33 años y conoció en los pasillos de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA a Paola Carolina Arévalo Espinoza, argentina, de 30 años, con ascendencia chilena, mientras cursaban la carrera de Recursos del Trabajo.
Tras cuatro años de noviazgo eligieron el casamiento como una forma de celebración ante una noticia importante. Se concretó el 2 de octubre de 2009 en el Registro Civil y, dos días más tarde, se refrendó en un acto religioso, en un día soleado.
"Estábamos solteros con expectativas de proyectar algo, pero la noticia de que mi señora estaba embarazada nos motivó para celebrar que íbamos a ser padres. Por eso, decidimos casarnos como forma de festejar la llegada de nuestra hija. En mi caso, la primera; la segunda, en el caso de ella", dijo Leonardo a LA NACION.
El reciente esposo y padre de Martina, de cuatro meses, recordó que para el casamiento vinieron desde Uruguay sus hermanos y abuelas, en tanto que la familia chilena de Paola no pudo formar parte de esa celebración, pero suele visitarlos seguido en la ciudad.
El hombre aseguró que tras el casamiento abandonó su departamento de soltero, en Recoleta, y que se fueron a vivir a un departamento en Palermo: "Aún nos llevamos bien... porque no pasamos ni el primer año", bromeó.
Con lluvia, mejor
En el ideario popular argentino se suele decir que, cuando una pareja se casa en un día lluvioso, su unión es para siempre. Nicolás Eduardo Enriques, de 23 años, y Nancy Rosanna Santos Aristy, dominicana y de 20 años, llegaron junto con sus dos testigos para casarse en el Registro Civil porteño de Uruguay al 700 el pasado viernes 21.
LA NACION habló con la joven pareja al finalizar la rápida ceremonia. "Hace seis meses decidimos casarnos y llevamos un año y tres meses juntos", cuenta sonriente Nicolás, con la libreta roja en mano.
"La ceremonia fue hermosa y la atención del juez fue muy buena", dijo emocionada Nancy, que eligió como testigo de la boda a su hermana. Nicolás y Nancy viven juntos en el barrio de San Cristóbal. El trabaja y ella es ama de casa. Aseguran que su próximo paso será "agrandar la familia".

La tendencia que potencia el cambio
Victoria Mazzeo
En la ciudad de Buenos Aires, la intensidad y el volumen de la inmigración plasmaron en su población grandes diferenciales demográficos, dos de ellos incidieron de manera en la nupcialidad: el índice de masculinidad y el porcentaje de solteros.
Al observar el impacto que tanto la endogamia (ambos cónyuges de la misma nacionalidad) como los matrimonios mixtos han tenido en el comportamiento matrimonial de la población de la ciudad a través del tiempo, se destaca que la endogamia representa los máximos valores, pero mientras que, desde fines del siglo XIX hasta principios del XX la de los extranjeros era mayoritaria, a partir de allí se invierte la tendencia.
La modificación de la procedencia de la inmigración que se produce desde mediados del siglo pasado y a partir de la década del setenta, quizás haya influido en el descenso del nivel de endogamia y en el incremento de la población nativa.
Desde fines del siglo XIX, la inmigración de ultramar habría incidido en el aumento de las uniones matrimoniales: los italianos y los españoles venían de países donde la Iglesia ejercía un fuerte control social. A partir de 1960, cuando la migración proviene en su mayoría de países limítrofes y de Perú, el descenso de la nupcialidad en la ciudad sería el efecto combinado de las modificaciones operadas en el comportamiento matrimonial de sus habitantes y de los cambios registrados en la composición del mercado matrimonial (envejecimiento de la población y descenso del índice de masculinidad).
Las razones laborales y acompañar o reunirse con la familia constituyen los principales motivos de traslado de los inmigrantes recientes provenientes de otros países.
Por otro lado, históricamente la ciudad ha mostrado comportamientos nupciales diferentes a los observados en el resto del país: mayor edad al primer matrimonio y mayor legalidad en las uniones conyugales que se expresa en una tasa bruta de nupcialidad superior a la del promedio del país.
En los últimos años estos comportamientos mutaron y vio un mayor desapego al matrimonial como regulador de la vida en pareja lo que no implica una menor propensión a unirse en pareja, sino mayor.
La autora es jefa de departamento de la Dirección de Estadísticas y Censos porteña
lanacion.com

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