sábado, 31 de julio de 2010

Porno mudo

Al igual que el sexo es intrínseco a la naturaleza del macho y la hembra, el cine pornográfico existe casi desde el momento en el que el ser humano consiguió reproducir imágenes en movimiento; si en 1985 Auguste y Louis Lumière proyectaban por vez primera 'Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir', en 1986 Eugéne Pirou y Albert Kirchner rodaban 'Lear', cinta en la que una mujer se desnudaba completamente. Hacía tan sólo un cuarto de siglo del nacimiento del séptimo arte y el cine sonoro no tardaría más de una década en llegar con 'El cantor de jazz', que acabaría desplazando finalmente a las producciones mudas.
Es entonces, en 'los salvajes años 20' -los hombres todavía se reunían en las paradas de tranvía para ver los tobillos de las mujeres al subir- de cuando datan la serie de cortometrajes pornográficos silenciosos a los que el crítico Juan Pando quiso dedicar un visionado durante el curso 'Palabras de cine mudo', organizado por la Universidad Complutense.
En aquellos momentos, la industria pornográfica era casi inexistente y prácticamente clandestina -aunque probablemente se acabase con la mayor parte de los rollos de metraje tras la aparición del cine sonoro- y sus clientes se limitaban a los burdeles, donde se exhibían para entretener a los clientes hasta ser atendidos, y a personas de alto poder adquisitivo que podían permitirse ver plasmadas sus fantasías sexuales en un rollo de celuloide.
En España, los comienzos del cine mudo para adultos tienen nombres y apellido: Ricardo y Ramón Baños. Según Pando, fue el rey Alfonso XIII quien, a través del conde de Romanones, encargó las primeras cintas a los hermanos, de las que se conservan 'El consultor', 'Consultorio de señoras' y 'El ministro'. Los protagonistas de estas películas eran habitualmente prostitutas -particularmente orondas y 'rubenescas'- y "hombres de mal vivir" a los que se puede ver dando vida a diferentes personajes en las distintas producciones de los Baños.
Engaños de pareja, flirteos -y más- con el personal de servicio y, sobre todo, sotanas y hábitos centraban las historias como una forma de rebelión frente a las fuertes creencias católicas de la España de los años 20. El crítico de cine destaca los detalles de escenografía tan meticulosamente cuidados del cine nacional, que intenta reproducir los ambientes de la forma más realista posible, una característica prácticamente inexistente en el cine francés y menos esmerados en los filmes norteamericanos.
En Francia, entre 1920 y 1925, al tiempo que reaparece el autor de 'Viaje a la luna' (1902), Georges Méliès, tras la quiebra que le sumió en el olvido y la pobreza, cobra notoriedad el 'cinéma polisson', en el que las relaciones múltiples y entre personas del mismo sexo ostentan el principal protagonismo de una cuidada trama que intenta justificar los desnudos. Al igual que en España, los conventos, las vicarías y las fábricas son los escenarios más frecuentes en los cortometrajes que reúne la selección 'Golfos y picardías', que recopiló en 2002 el realizador francés Michele Reilhac. El más curioso, una película de dibujos animados que mezcla el humor más verde con un erotismo un tanto burdo.
Al otro lado del Atlántico, la industria que hoy en día es la más potente del cine adulto comenzaba a dar sus primeros pasos. Los 'stag films' o 'blue cinema' comenzaron a aparecer en la década de los 20 y, al contrario que en Europa, la perversión y la religión no tuvieron cabida, por ser un país más puritano pero con una comunidad católica muy minoritaria.
Hilos argumentales más naíf -con gran cantidad de intertítulos- en los que cuerpos esbeltos y rostros alegres muestran el sexo como una forma inocente de diversión, que además y gracias a la superioridad técnica de Estados Unidos, tienen lugar fuera del estudio, al aire libre, como metáfora de la naturaleza sexual del ser humano.
Casi un siglo después, la industria pornográfica ha perdido la frescura y la naturalidad con las que empezó a contar las mismas historias y las mismas fantasías que en el siglo XXI. Y es que, aunque parezca mentira, en los años 20 los avatares de cama ya estaban todos inventados y como afirma el 'Libro del Eclesiastés', "no hay nada nuevo bajo el sol".
elmundo.es

1 comentario:

Chat Sexo dijo...

Me parece interesantísmo el post, sobre todo el estudio de las fuentes y los datos que se ofrecen. Un muy buen trabajo, de verdad.
En cuanto al contenido en sí me gustaría comentar que el sexo (pergrullo) existe desde antes que el cine por lo que es obvio que en cuanto apareció éste, algunos lo utilizaran para hacer cine porno.
Si lo traspasamos a nuestro tiempo, es como la noticia tan traída y llevada de estos días, el último modelo de Iphone incorpora el FaceTime, no me voy a poner a explicar ahora para que sirve (está por todos lados), pues bien, ya es está utilizando para aplicarlo al porno.
En definitiva, el sexo es más antiguo que el iphone, que el cine y que el hombre (casi).
Y además nos gusta tanto que no podemos vivir sin él. Y que siga siendo así...
Gracias por un post tan trabajado.
Un saludo.