jueves, 1 de julio de 2010

El misterio de una "Mata Hari" rusa tiene en vilo a EE.UU.


Silvia Pisani
Corresponsal en EE.UU.
WASHINGTON. Atractiva, pelirroja, ojos verdes y mirada incitante. Ese podría ser el perfil de la nueva chica Bond si no fuera por dos detalles. Uno, que la acaban de poner presa sin fianza en Nueva York, y el otro, vinculado a lo anterior, es que, según parece, no es espía de película sino de verdad. Y que trabajaba para el tradicional enemigo de la Guerra Fría: Rusia.
"Las pruebas contra ella son abrumadoras", afirmó el fiscal adjunto de Nueva York Michael Farbiarz, uno de los pocos que, al parecer, no han sucumbido a la seducción de Anna Chapman, la joven que se ha convertido en la cara bonita de la célula de espionaje ruso integrada por 11 personas, cuya detención conmovió a esta sociedad.
Las opiniones están divididas entre quienes creen que todo es una patraña y que la joven es inocente y quienes consideran que se está frente a un caso de enorme magnitud, inimaginable en los días que corren.
Anna lo tiene todo: un cuerpo de anuncio de ropa interior, belleza, inteligencia, dinero, una empresa propia por valor de dos millones de dólares y un pasado misterioso, con romance incluido, con una exitosa escala como agente financiera en una sucursal londinense del banco Barclays. Y que escribió un conmovedor "si lo sueñas, lo consigues" en su página de Facebook.
El problema es que, en su departamento neoyorquino, también le descubrieron una computadora portátil con teclado codificado, gracias a la cual pasaba "información sensible" a algún servicio ruso.
Su caso es tan digno de John Le Carré como difícil de imaginar en esta etapa de post-Guerra Fría y de cálido acercamiento a Moscú que proclama el gobierno de Barack Obama.
"Anna, ¿no quieres espiarme?? ¡Aquí está tu verdadero 007!", clamaban ayer en Internet los mensajes de enamoradizos norteamericanos, del todo insensibles al clamor con que la justicia local y el FBI afirman que la bonita pelirroja integra una peligrosa célula de espionaje ruso.
De lo que no hay duda es de que ella se ha convertido en la favorita entre sus otros diez compañeros encarcelados y de perfil mucho menos cinematográfico. Entre ellos hay un matrimonio que cultiva lechuga en la huertita que tiene en el jardín y una declarada militante castrista que, desde Nueva York, habla a favor del régimen cubano.
Ante semejante contraste, con su charme y su misterio, la bella espía se lleva los titulares. "El perfil de Anna es desconcertante", decía ayer The New York Times. La prensa británica no se quedaba atrás. Y hablaba de la "Mata Hari" de los tiempos modernos.
Como quien rema contra la corriente, desde Moscú la madre de Anna aseguraba que todo esto es una patraña. "Devuelvan ya a mi hija", clamó. Con tono más sereno, el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso dijo lo mismo: "Las acusaciones no tienen fundamento".
La Casa Blanca ya tuvo que intervenir y dejó trascender su deseo de que lo ocurrido "no afecte" las relaciones con Moscú, de acuerdo con lo que se recogió en la oficina del vocero presidencial, Robert Gibbs.
Es que la justicia norteamericana no da el brazo a torcer y está convencida de que, después de varios años de investigación, mordió "algo gordo". Se trata de "alguien con un entrenamiento extraordinario, una agente de alto nivel de Rusia, dijo Farbiarz.
¿Y qué es lo que mordió? Los cargos contra Anna y sus compañeros- no están claros. Se habla de conspiración y tráfico de información sensible, vinculada, sobre todo, a cuestiones económicas y de desarrollo nuclear. Nada muy específico, por el momento. El Departamento de Estado sostuvo ayer que no creía que el caso tuviera repercusiones diplomáticas.
"Probaremos que todo eso es falso", afirmó por su parte el abogado defensor de Chapman, Robert Baum, que, en vano, intentó convencer al juez de la inocencia de su clienta.
"Usted asegura que esta red está vigilada desde hace una década y sin embargo mi clienta no había puesto jamás los pies en Estados Unidos antes de 2005. Reside en Nueva York desde hace sólo unos meses, con una visa, y a las únicas personas a las que llamaba eran sus padres", dijo. Pero de nada sirvió.
Trama
Fuentes policiales dejaron trascender, en tanto, cómo fue que le echaron el guante a la bonita pelirroja.
El relato parece sacado de una película de espías: una cita con un supuesto agente acordada en clave, una contraseña ("¿No nos conocimos el verano pasado en California?") para asegurar el contacto y una revista en mano para reconocer al desconocido. Sólo que el "desconocido" en cuestión era un agente camuflado del FBI que sirvió de anzuelo.
Aquí la impresión es que, con todo esto, difícilmente Chapman sea del todo inocente. O, de lo contrario, se está frente a un libretista digno de Hollywood. En ese caso, para el día que la película llegue, ya hay quien propone a Nicole Kidman para el papel de Anna.
Para el resto de la célula, incluidos los espías cultivadores de lechuga, habrá que hacer un casting.

La nueva "chica Bond", acusada de espionaje en EE.UU.
NUEVA YORK.- Con 28 años, una resplandeciente cabellera pelirroja, ojos verdes y una tímida sonrisa, Anna Chapman, una joven rusa arrestada el domingo por presunto espionaje a favor de su país, se transformó en pocas horas en una celebridad.
"Red Head" ("Cabeza Roja"), titula el diario New York Post y publica en la portada una foto de Anna Chapman, arrestada junto a otras nueve personas en el marco de un gran golpe contra una supuesta red de espionaje a favor de Rusia. Como en plena Guerra Fría, el periódico juega con el color del cabello de la supuesta espía y el de la bandera de la desintegrada Unión Soviética.
Según la denuncia del FBI, la mujer está acusada de haber brindado información a un responsable ruso, con quien durante los últimos meses se encontró todos los miércoles en una librería de West Village.
La joven se presentó el lunes frente a un juez federal de Manhattan, James Cott, quien ordenó que permanezca en prisión preventiva. Luego, Anna Chapman salió esposada del tribunal junto a otras cuatro personas, también detenidas por la misma causa. Vestida de jeans y una camiseta blanca, Chapman no paraba de hablar en voz baja con su abogada.
Esta ciudadana rusa de 28 años se instaló en Nueva York en febrero de este año tras haber abandonado Moscú justo después de su divorcio, informaron el New York Post y un sitio ruso de informaciones, lifenews.ru .
Por otro lado, en una entrevista publicada en el sitio de videos Youtube, "Anya" Chapman cuenta que es una especialista en cazatalentos y que quiere desarrollar una red de reclutamiento de jóvenes profesionales en las "dos ciudades del mundo donde hay más talentos, Moscú y Nueva York".
En el video, que forma parte de una serie titulada "Escuela en línea para start-up", la joven cuenta haber vivido y trabajado durante varios años en Londres en una empresa de inversiones. Y en Moscú había puesto en marcha un sitio de búsquedas inmobiliarias.
En Nueva York, esta mujer de negocios montó una empresa llamada "Time Venture" y "especializada en tecnología, Internet, medios y entretenimiento".
"Elaboro estrategias de desarrollo mundial de las empresas nacientes", asegura Chapman en la entrevista. Frente al juez, se estimó el valor de su empresa en 2 millones de dólares.
El abogado de la joven rusa, Robert Baum, intentó de todas las formas convencer al juez de la inocencia de su clienta. "Usted asegura que esta red está vigilada desde hace varios decenios, y sin embargo mi clienta no había jamás puesto los pies sobre Estados Unidos antes de 2005, y vive aquí desde hace unos meses, con una visa que se le retiró el sábado pasado", explicó.
"Las únicas personas a las que llamaba con su celular son sus padres, y cuando le dieron un falso pasaporte fue inmediatamente a llevarlo a la Policía, y ahí fue que la arrestaron", añadió.
El juez estimó que según la denuncia del FBI "difícilmente podía ser totalmente inocente" y rechazó la demanda de la defensa. En su página de la red social Facebook, Anna Chapman escribió: "Si puedes imaginar, puedes realizar. Si puedes soñar, puedes devenir".
Paños fríos. Rusia y Estados Unidos intentaban hoy relativizar el impacto del presunto caso de espionaje a favor del Kremlin, en un momento en que los dos países reactivan sus relaciones bilaterales.
La Casa Blanca no condenó a Rusia después de la detención de once presuntos espías rusos. De su lado, la diplomacia rusa indicó que quería que el escándalo no tenga efectos "negativos" para las relaciones ruso-estadounidenses. "Contamos con que el incidente no tenga efectos negativos sobre las relaciones ruso-estadounidenses", indicó un portavoz de la diplomacia rusa.
El diario ruso Kommersant destacó que los dos países trataban de sofocar el caso para no dificultar la reactivación de las relaciones iniciada por los presidentes Dimitri Medvedev y Barack Obama desde hace más o menos año y medio.
El primer ministro ruso, Vladimir Putin, también hizo todo lo posible por restar importancia al escándalo, manifestando su deseo de que el caso "no perjudique todo lo positivo acumulado en los últimos tiempos".
En un tono semejante, la Casa Blanca afirmó que el caso no tendría consecuencias en la mejora de las relaciones con el Kremlin. "Hemos hecho importantes avances desde hace año y medio. No creo que esto afecte a nuestras relaciones", estimó el portavoz de la presidencia estadounidense Robert Gibbs.
No obstante, el responsable estadounidense reconoció que Barack Obama estaba al tanto del caso cuando recibió a su homólogo ruso la semana pasada, un encuentro durante el cual los dos hombres no escatimaron las manifestaciones públicas de amistad.
Agencias AFP, AP y Reuters
lanacion.com

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