viernes, 9 de julio de 2010

El cuerpo se cobra a los 50 años todos los "pecados" de juventud

En “Eskimo”, una de sus canciones más famosas, el italiano Francesco Guccini canta que “a los 20 todo está todavía entero, a los 20 qué estúpidos somos en serio”, y sin duda gozó la juventud sin preocuparse por las consecuencias. Como el cantautor, que cumplió 60, los adultos encanecidos pagan en gimnasios, terapias desintoxicantes y dietas la cuenta de una adolescencia divertida, pero inconsciente y autodestructiva.
Cada vicio esconde una cantidad de efectos colaterales a largo plazo curables, excluyendo en general los provocados por hábitos extremos como las drogas. “Un cincuentón que depende del alcohol o la droga desde que tenía 20 años –explica el portavoz de la Federación Italiana de Médicos de Familia, Fiorenzo Corti– debe dejarlos y dirigirse a un especialista.
No hay otro camino si quiere recuperarse de algo ”. Corti afirma que los pecados de juventud con daño asegurado son el cigarrillo, el sexo sin protección y el alcohol.
“El tabaco –continúa– puede provocar Enfermedad Obstructiva Pulmonar Crónica (EPOC), que se manifiesta con sofocamiento y tos incluso en verano. Quien tuvo sexo sin protección de joven corre el riesgo de contraer hepatitis, que es una enfermedad que se detecta cuando ya está en una fase avanzada. Eso sin hablar de quienes bebían mucho: su hígado nunca está en buenas condiciones”. En lo que se refiere a las drogas, provocan daños cerebrales a largo plazo a quienes han abusado de ellas.
Para todos los cincuentones que de jóvenes se excedieron, la cura es la misma : actividad física, mucho pescado y verdura, poca carne y nada de cigarrillo. Una copita todavía se puede seguir bebiendo, mejor de vino tinto y no más de una al día. “Cada vez son más los hombres y las mujeres que a los 50 se acuerdan de hacerse cargo de su salud. Pero el vicio más difícil de eliminar sigue siendo el cigarrillo”, sentencia Corti.
Si de jóvenes fueron aficionados a tomar más de cuatro tragos en cada salida nocturna, existe el riesgo de que las neuronas estén dañadas, que la capacidad de decisión esté disminuida y que haya perdido fuerza también la memoria. El profesor Joel Manson, docente de medicina y nutrición en la Tufts University (EE.UU.), aconseja que los amantes del alcohol hagan una hora de gimnasia aeróbica varias veces a la semana (“pero también es bueno caminar”) y una dieta sana con verduras y cereales.
Y quienes eran fans de la comida chatarra no deben precipitarse sobre el pavo hervido, porque “lo único que harían es aumentar el hambre y el asco por esas comidas –sostiene John Foreyt, director del Centro de Investigación del Comportamiento en el Colegio de Medicina Baylor estadounidense–. Lo mejor es ir de a poco”.
En todos los casos, el primer paso es un chequeo completo: análisis de sangre, exámenes cardíacos y especializados según el vicio que se tenía de joven. Si siempre se tomó cama solar, es oportuno hacer un examen dermatológico y repetirlo cada dos años. Lo mismo vale si se tuvo sexo con varias personas y sin protección: análisis de sangre, PAP y una buena charla con el ginecólogo o el andrólogo, que escuchando nuestra historia entenderán por dónde viene la cosa. Y que, en lo más profundo, sentirán un poco de envidia por esa juventud vivida tan intensamente.
Los vicios y sus consecuencias
Alcohol
Afecta al hígado y, si se toma mucha cantidad en poco tiempo, también puede dañar las neuronas.
Cigarrillo
Es el más difícil de dejar. Puede provocar Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
Comida chatarra
Sus altos niveles de grasas y sal elevan los riesgos de enfermedades cardiovasculares.
Sexo sin protección
Expone a contraer enfermedades de transmisión sexual, como VIH y hepatitis.
Drogas
Son las que tienen efectos colaterales más graves, como el daño cerebral a largo plazo.


En la Argentina
La Encuesta Mundial de Salud Escolar testea los hábitos de los adolescentes de entre 13 y 15 años. Tal como publicó Clarín hace menos de un mes, los datos del país son preocupantes: El 57% de los chicos tomó alcohol al menos una vez en los últimos 30 días.
El 25% fumó cigarrillos uno o más días en el último mes.
El 7% comió comida chatarra tres o más veces por semana.
El 19% no usó preservativo en su última relación sexual.

La clave de hallar un justo equilibrio
Sucede a menudo que a las personas que rondan los 50 o 60 años y empiezan a comer mejor o tratan de abandonar el cigarrillo, les falta un planteo básico para poder revertir todo lo malo que durante años le dieron a su organismo: tienen que estar convencidos del cambio de vida que necesitan. Es que si la persona no cree en esa necesidad, que de una manera u otra su cuerpo le reclama, los intentos fracasarán. Al exceso de peso, el tabaquismo, las drogas y el alcohol también hay que sumar al estrés, un factor de riesgo que hoy sufren muchos jóvenes y ataca nuestro sistema inmunológico. Puede sonar como algo obvio, pero no es así: todo es bueno y todo es malo. Para lograr un equilibrio hay que saber dosificar. Aquí la clave es la educación y la promoción de la salud. Ya desde los primeros años de vida, a los chicos hay que hablarles de los beneficios de una dieta equilibrada, del ejercicio físico, de una vida sana más plena, sin tanta ansiedad. Es lo único que puede alejar los excesos.
clarin.com

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