martes, 27 de julio de 2010

La hipersexualidad: ¿una variante de la adicción al sexo?

Hay palabras que aluden socarronamente a comportamientos sexuales, favoreciendo a un género y denigrando al otro. Un hombre con alto deseo sexual será considerado un "buen macho". Sin embargo, pocos saben que el término "satiriasis" designa a estos hombres insaciables. Por el contrario, una mujer que demuestre una vida sexual muy activa será considerada, desde el vamos, "ninfómana", afectada de "fiebre uterina", "perra", o simplemente "puta".
Se denomina Hipersexualidad al incremento del deseo sexual, acompañado de una fuerza inevitable que mueve al sujeto a tener contactos sexuales con otros o a masturbarse, con una fuerte carga de culpa posterior. La sensación erótica no es placentera: hay fantasías intrusivas, búsqueda de contactos rápidos, dificultad para pensar en otros temas y un inevitable deterioro en la vida social, laboral, académica y de pareja.
La persona siente que tiene que saciar en forma urgente su necesidad sexual, lo que provoca inquietud interna, ansiedad, conductas de riesgo, descalabros económicos (gastos en prostitutas, casas de masajes, pornografía, tour sexuales, etc.), pérdida de trabajo (inasistencias, falta de concentración, aislamiento), etc.
Para algunos autores, la hipersexualidad es considerada una adicción, por lo cual cumpliría con los requisitos de dependencia psicológica (necesidad subjetiva), física (perturbación corporal) y tolerancia (tener cada vez más contactos para saciar el deseo). Se la denomina "la adicción silenciosa" porque no tiene la visibilidad de los abusos de sustancias, los adictos al juego, las compras sin control o los desórdenes en la alimentación. Casi un 6% de la población mundial sufriría de algún tipo de hipersexualidad.
Es importante diferenciar que tener deseos intensos y frecuentes no es sinónimo de hipersexualidad. Todos solemos reconocer cuándo estamos más dispuestos a los contactos eróticos, y hasta es posible determinar qué tipo de estímulos incrementan el deseo. Es una grata sensación que nos sensibiliza, preparándonos para sentir placer. En la hipersexualidad el deseo se mezcla con el impulso, el placer con la tensión, la tentación con la moral, el riesgo con la preservación de uno mismo.
La hipersexualidad la encontramos tanto en hombres como en mujeres, en edades que van entre los 20 a los 45 años (etapa de constantes cambios y mayor energía física y mental). No se saben las causas que la provocan, aunque los estudios apuntan a desórdenes en los neurotransmisores (aumento de la dopamina), y fundamentalmente factores emocionales: narcisismo insatisfecho, inseguridad, sentimiento de inferioridad, temores de ser humillados o avergonzados por los demás. En muchos casos hay trastornos obsesivos, evitativos (sujetos miedosos), o depresiones subyacentes.
La hipersexualidad "pura" o primaria debe diferenciarse de los estados de alta excitación sexual provocados por drogas como la cocaína (y derivados), anfetaminas u otros estimulantes; en estos casos el incremento del deseo erótico se debe a la acción de la sustancia. No hay tratamientos que "curen" la hipersexualidad, aunque se puede controlar con terapias cognitivas combinadas con antidepresivos que incrementen los valores de serotonina y grupos de contención ("sexoadictos" o "sexópatas anónimos").
Para el año 2012 la hipersexualidad estaría incluida en la Clasificación Americana de los Trastornos Mentales (DSM IV), actualmente podría considerarse un trastorno sexual inespecífico.
Dr. Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexógolo

entremujeres.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

como prevenir la hipersexualidad!!