sábado, 3 de abril de 2010

Las mujeres posmenopáusicas 'mienten' sobre sus relaciones sexuales ocasionales

PATRICIA MATEY
MADRID.- Tienen entre 45 y 65 años y poca confianza en sus médicos. Tal y como acaba de poner de manifiesto una nueva investigación española, las mujeres posmenopáusicas hablan de su sexualidad de una forma en los cuestionarios anónimos y de otra muy distinta en el 'cara a cara', en la consulta.
Prueba de ello es que "el porcentaje de mujeres que reconoció tener parejas ocasionales o no convencionales en un cuestionario anónimo fue el doble que en las entrevistas clínicas", reza el estudio, recogido por la plataforma
SINC y publicado en el 'Journal of Sexual Medicine'.
Camil Castelo-Branco, del Instituto de Ginecología, Obstetricia y Neonatología del Hospital Clínic de Barcelona y autor principal del trabajo, aclara a ELMUNDO.es "el ensayo se llevó a cabo con 2.332 mujeres, de 45 a 65 años, a las que se les realizó una entrevista directa en consulta sobre su sexualidad, además de "proporcionarles un cuestionario durante la misma que ellas rellenaban en privado y entregaban a la enfermera en un sobre cerrado anónimo. También lo podían enviar por correo, con un sobre anónimo dentro de otro".
Concretamente, las participantes rellenaron la Escala Cervantes, elaborada por 40 ginecólogos de toda España. Se trata del primer cuestionario de calidad de vida de las mujeres menopáusicas, adaptado a la realidad sociocultural y geográfica de la mujer española.
"Las actitudes y experiencias en torno a la sexualidad durante la menopausia son un punto delicado desde el punto de vista personal. Los antecedentes socioculturales, la etnia y la historia médica de la mujer pueden influir en su actitud hacia la menopausia, así como sus expectativas respecto a la sexualidad y las relaciones personales. Es complicado separar los efectos del envejecimiento y los cambios hormonales que se producen durante la transición de la menopausia, de una serie de factores extrínsecos e intrínsecos que puede tener un efecto sobre la sexualidad, lo que hace difícil la evaluación de la mujer", recuerdan los autores en su introducción.
Por estos motivos, insisten, "la relación médico-paciente es crucial para descubrir los problemas sexuales. Los especialistas necesitan saber cuál es el bienestar sexual, la calidad de vida y la salud de las pacientes".
Frecuencia de las relaciones
Sin embargo, y a tenor de los datos aportados en la investigación, esta tarea está resultando algo ardua. Al parecer, y tal y como han puesto de manifiesto el ensayo, pese a que "las respuestas dadas en la consulta y en el cuestionario sobre frecuencia y satisfacción con la vida sexual no fueron muy distintas, sólo un 15% de las participantes reconoció que su sexualidad no era algo muy importante en sus vidas, en comparación con más del 40% de las respuestas del cuestionario anónimo".
La mayor concordancia entre las respuestas 'cara a cara' y las proporcionadas de forma anónima se produjo en relación con la no existencia de relaciones sexuales (un 88%). Los autores creen que es "digno de mención que casi una de cada dos mujeres que reconoció tener menos de una relación sexual por mes en el cuestionario anónimo, declaró a su médico practicar sexo de forma más frecuente. Esta situación puede reflejar una tendencia a ajustar respuestas con el fin de quedar bien".
"Parece lógico suponer que es más fácil admitir a un extraño que no se mantienen relaciones sexuales a que se mantienen múltiples. El paciente en muchas ocasiones pretende agradar con sus respuestas, de ahí que mienta en ocasiones sin intención. Parafraseando a Mark Twain hay tres tipos de mentiras, las pequeñas mentiras, las grandes mentiras y la estadística. En nuestro caso podríamos decir que hay un tipo más de mentiras, las que los pacientes cuentan a los médicos", aclara el doctor Castelo-Branco. Otros datos aportados en la investigación hacen mención a que "un menor nivel socioeconómico y educativo, así como la histerectomía (cirugía para extirpar el útero) se relacionó con una menor función sexual. Asimismo se constata que el índice de masa corporal y la distribución de la grasa no se asocian con una mala calidad de vida relacionada con la sexualidad".
En cuanto a las barreras que dificultan la relación médico paciente en el tema de la sexualidad, el director de la investigación menciona "la falta de confidencialidad (acceso de cualquier profesional a las historias clínicas) y la falta de privacidad (consultas compartidas, separadas por tabiques finos o la entrada de otro personal sanitario a la consulta en medio de la conversación). Otros obstáculos están relacionados con el paciente que puede sentir vergüenza, ansiedad o incomodidad ante este tema o que, simplemente, tiene la percepción de que la función sexual es un problema médico poco o nada importante".
Pero también el médico tiene sus limitaciones en este campo. "Puede sentirse incómodo, estar sobrepasado por otros temas de salud más urgentes, aunque lo más específico con respecto al médico es la falta de entrenamiento en sexualidad. A esto debe añadírsele la sensación de falta de recursos terapéuticos (no está preparado para abordar el tema y desconoce los tratamientos). Todas estas situaciones dibujan un marco situacional donde hablar de sexo es problemático. De hecho, en una consulta ginecológica sólo el 3% de las pacientes refieren espontáneamente aspectos de su sexualidad. Si se hace alguna pregunta indirecta, por ejemplo, sobre la familia, el porcentaje alcanza apenas el 16%", agrega.

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