domingo, 4 de octubre de 2009

La rosácea: cuando ponerse colorado es un problema


Aunque a menudo se relaciona el enrojecimiento repentino de la piel del rostro con factores emocionales, con el resultado de la acción del sol, con cambios en el cutis o con acné, "ponerse colorado" en forma frecuente puede obedecer a una afección de la piel conocida como rosácea.
La rosácea se caracteriza precisamente por una tendencia a ruborizarse con facilidad y por un enrojecimiento persistente en la zona central del rostro. En un grado más avanzado de la enfermedad, puede sumarse al enrojecimiento la aparición de pequeñas lesiones en la nariz, mejillas, frente y mentón que pueden tomar la forma de pápulas (elevaciones pequeñas, rojas y sólidas), pústulas (como en el acné juvenil con pus), además de pequeñas "arañitas" vasculares. La rosácea severa, por su parte, conlleva un agrandamiento de las glándulas sebáceas de la nariz que determina un engrosamiento irregular del tejido hasta formar protuberancias. Este grado de la enfermedad se denomina rinofima y se presenta especialmente en pacientes de sexo masculino.
Si bien la rosácea no reviste peligro para la salud, puede generar un impacto negativo en la vida social, emocional y laboral de quienes la padecen. La médica dermatóloga Mónica Ibarra señala al respecto: "Muchos pacientes refieren alteraciones en su vida social debido a la aparición de rosácea, a tal punto de impedirles concurrir a lugares cerrados o muy calefaccionados, o consumir determinados alimentos o bebidas, ya que hay dificultad para neutralizar el enrojecimiento, y esto repercute en la confianza y autoestima".
Se estima que un 10% de la población padece de rosácea, siendo esta afección más común en las mujeres, aunque también puede afectar a los hombres, produciéndose su aparición mayormente en personas de tez clara.
La causa de la rosácea es desconocida, si bien se han identificado determinados factores que pueden desencadenarla, entre los que se cuentan los factores climáticos (como el sol, el frío y la humedad), los emocionales (el estrés y la ansiedad), los relacionados con los cambios de temperatura (el uso de saunas, bañeras, estufas y ambientes calefaccionados), el uso de algunos productos para el cuidado de la piel (determinados cosméticos, productos para el cabello, cremas, tratamientos como peelings o exfoliaciones), el consumo de bebidas calientes o alcohólicas, el hábito de fumar y el uso de determinados medicamentos.
No existe por el momento una cura para la rosácea. Sus síntomas, sin embargo, pueden ser eficazmente contenidos y reducidos por medio de la acción conjunta de un tratamiento adecuado y de un cambio en las costumbres relacionadas con los factores de riesgo.
El tratamiento consiste por lo general en una medicación oral y otra tópica. Y, de acuerdo a las características del paciente y de las lesiones, pueden utilizarse también otras herramientas para su mejoramiento. "Actualmente los dermatólogos contamos con innumerables productos de uso local (metronidazol en gel, crema o loción, entre otros), e incluso medicamentos que se administran por vía oral. Se cuenta también con la posibilidad de indicar drenaje linfático, aplicación de láser, luz pulsada intensa dependiendo de la gravedad del caso. Nuestro objetivo es cuidar la piel, alcanzar una adecuada mejoría clínica y mantener una prolongada remisión", agrega la doctora Ibarra.
Un estudio realizado con metronidazol 0.75%, en cerca de 600 pacientes que padecían rosácea moderada o severa demostró la eficacia y seguridad del producto en el tratamiento de la enfermedad. Los pacientes recibieron 2 aplicaciones diarias del producto en las áreas afectadas y a lo largo del tratamiento mostraron una mejoría significativa en la apariencia general del rostro y en la severidad de las lesiones. Al finalizar el estudio, luego de 12 semanas, pudo observarse también una disminución del enrojecimiento en un 45% y, según indicaciones de los pacientes, se produjo una mejora en cuanto a la picazón y el dolor, así como también en cuanto a la vergüenza o inhibición generada por la enfermedad. El metronidazol demostró ser efectivo tanto en su formulación en crema, gel o loción reduciendo la inflamación, el eritema y las arañitas vasculares.
Teniendo en cuenta que el daño producido en la piel es acumulativo, lo ideal para lograr una mayor recuperación es consultar al dermatólogo ni bien los síntomas de la rosácea comienzan a hacerse notar. "Es importante su reconocimiento para una detección precoz y un correcto tratamiento. Por eso aquellas personas con síntomas de enrojecimiento de la piel del rostro, que va y viene, pero luego de un tiempo se instala, deben pensar en ella", concluye la especialista.
lanacion.com

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