domingo, 4 de octubre de 2009

Revelan por qué algunas personas tienen la costumbre de hablar solas


Pregunta: ¿Por qué la gente "normal" habla sola?
Respuesta: el viejo chiste dice que es porque es la única forma de asegurarse de tener una conversación inteligente.
Sin embargo, esta costumbre tendría algunos usos concretos.
Los nenes chiquitos conversan, por lo general, con un amigo imaginario o con un amigo real que simplemente no está allí" señaló el investigador Randy Engle, profesor de Psicología en el Georgia Institute of Technology, en los Estados Unidos. Y esto es parte normal de su desarrollo psico-cognitivo, según aclaró.
"En cambio, cuando los adultos hablan solos" -puntualizó el profesor- "podría ser el reflejo de una enfermedad mental aunque la mayoría de la gente lo hace". Engle agregó que todavía faltan datos exhaustivos sobre por qué se pueden observar personas sin demencias hablando solas, pero mencionó dos teorías que son muy factibles.
"Una es que cuando leemos algo complejo, decirlo en voz alta ayuda, ya que al oirlo, al escuchar las palabras exactas, eso nos brinda otra pista para recordarlas. Se comprobó que escuchar nuestra memoria auditiva interna ayuda mucho a comprender una oración particularmente compleja" añadió Engle.
Una segunda razón tiene que ver con algo llamado memoria prospectiva. Es decir, "a medida que envejecemos, empeora nuestra capacidad para acordarnos de hacer cosas que queremos poner en marcha inmediatamente", explicó Engle. Al igual que atarse un cintita roja en un dedo (como recurso para no olvidar algo), el hecho de escucharnos hablar, verbalizar, nos ayuda a recordar lo que tenemos que hacer.
"Puede ser algo tan sencillo como hablar de tener que ir a buscar la ropa al lavadero, pero cuando más sirve es cuando se refiere a algo que rompe con la rutina"."Es decir, si lo hiciéramos cada vez que queremos recordar algo que ocurre todos los días no funcionaría como esperamos. Si algo sabemos sobre la cognición es que funciona mejor con aquellas cosas distintas o nuevas", concluyó el profesor Engle.
TRADUCCION: Silvia S. Simonetti
clarin.com

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