sábado, 14 de mayo de 2011

'Kickboxing' como tratamiento para ancianas maltratadas en Kenia


In situ: En los barrios pobres de Nairobi, las mujeres mayores tienen que tomar medidas difíciles para su autodefensa

"No, no, no", dice contundente una anciana mientras pega contra un saco de entrenamiento. "No, no, no", la corrige otra anciana dando con mayor contundencia al saco. Le indica cómo debe pegar con la parte de la palma de la mano más próxima a la muñeca.

Las mujeres mayores se han convertido en las últimas víctimas de las violaciones que se cometen en los barrios marginales de Nairobi. En 2010, casi el 20 por ciento de los delitos sexuales que se registraron en la capital se cometieron sobre mujeres de una edad por encima de los 60 años.

Este grupo de mujeres de entre 60 y 85 años de edad practican dos veces por semana técnicas de defensa personal. Las mujeres dicen que tienen que defenderse a sí mismas mientras la policía no controle realmente las calles.

Sheila Kariuki lleva estas clases desde 2007 con Ujamaa, una organización no gubernamental.

“Al principio, cuando empezamos con las abuelas, diría que eran escépticas, pensaban algo del tipo '¿Kárate para nosotras? Eso es para gente joven'. Pero cuando nos sentamos con ellas y les mostramos que son técnicas sencillas, se unieron al entrenamiento y ahora ya llevamos tres años trabajando en esto. Y están encantadas de venir y deseosas de aprender”, explica Sheila Kariuki, portavoz de Ujamaa.

Uno de los barrios marginales en las afueras de Nairobi es el hogar de más de 100.000 personas, hacinadas en menos de 2,6 kilómetros cuadrados. Con un alto nivel de desempleo y la mayoría de la gente ganando menos de un dólar al día, los crímenes, la violencia sexual, el alcohol y la droga están muy extendidos. Las violaciones son habituales y las mujeres mayores se han convertido en las últimas víctimas.

Una abuela de 70 años cuenta cómo se defendió de un ataque de un hombre que intentó violarla: “Un día uno de esos hombres jóvenes vino a mi casa y me agarró del vestido. Pero fui demasiado rápida para él. Con mi mano le agarré sus partes nobles y gritó. Al gritar, los vecinos le oyeron. Entonces los vecinos vinieron y el hombre joven se marchó corriendo”.

“Las mujeres mayores son vulnerables, la mayoría debido a su edad. Cuando los que perpetran estos delitos van a ellas, creen que son frágiles, que no pueden luchar. Y saben que si tú te paras a hablar con ellos, ellos podrán hacer lo que quieran. Pero ahora es diferente”, explica la coordinadora del proyecto.

Petra, de 68 años, cuida de cinco de sus nietos. Es una de las abuelas que entrenan a las demás: “Existe una creencia común de que las chicas más jóvenes son portadoras de sida. Puesto que la mayoría de nosotras nos quedamos viudas a una edad temprana, creen que no somos sexualmente activas y que por lo tanto que es seguro mantener relaciones sexuales con nosotras”.

La mayoría de estas mujeres están muy motivadas principalmente para defenderse a sí mismas, pero también para poder proteger a sus niños, muchos de los cuales mueren a temprana edad.

“Una cosa por la que estoy contenta con las clases de las abuelas es que me han enseñado a ser valiente. Siempre seré muy, muy audaz y ahora, cuando camino por las calles, soy consciente del entorno que me rodea y si me atacan, sé lo que tengo que hacer”, admite la anciana entrenadora y participante en el programa.

Motivadas, poderosas y con confianza. Estas abuelas se han hecho a sí mismas y se han visto forzadas a prepararse y a unirse a las sesiones de entrenamiento.
lainformacion.com

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