viernes, 27 de mayo de 2011

Afirman que la búsqueda de la felicidad también tiene un costado oscuro

LA CLAVE. LAS RELACIONES SOCIALES SERIAN EL MAYOR FACTOR DE FELICIDAD.
La búsqueda de la felicidad puede tener consecuencias no siempre agradables y, en definitiva, hacernos sentir peor. ¿Puede, acaso, tener un lado oscuro? Aparentemente se diría que no. Pero según un estudio publicado en Psychological Science Perspectives, la felicidad no es igual en todos los niveles y para todos. Y su tan ansiada búsqueda puede transformarse en un arma de doble filo , al punto de hacernos sentir peor.
El punto de vista de la Dra. June Gruber de la Universidad de Yale, que escribió el artículo junto a sus colegas Iris Mauss y Maya Tamir, es que la fijación del objetivo de encontrar la felicidad puede volverse en contra. Y, en esa lucha, salir derrotado y peor que cuando inició la búsqueda.
La búsqueda en sí no tiene nada de malo, aclara Gruber, y los instrumentos que se aconsejan en general no son necesariamente errados. Por ejemplo, tomarse tiempo para pensar en positivo o ser agradecidos; visualizar o crear situaciones que puedan hacernos felices son todos medios para tratar de obtener lo que deseamos.
Lo que engaña son las expectativas . “Si lo hacemos con la motivación o la expectativa de que deberían hacernos felices, puede generar desilusiones que disminuyen la felicidad”, explica Gruber.
El estudio demostró que quienes habían leído un artículo de un diario que exaltaba el valor de la felicidad se sintieron peor después de haber visto una película sobre la felicidad que quienes no habían leído el artículo. Quedaron decepcionados porque, en definitiva, no se sentían más felices. Las expectativas no se habían cumplido y la sensación fue de fracaso.
Otro lado oscuro de la felicidad es que las personas que se consideran felices tienden a subestimar los riesgos . Quien tiene una estima demasiado optimista con respecto a la vida y a sí mismo, o un exceso de emociones positivas, tiende a abusar de distintas sustancias, a excederse en la velocidad cuando maneja, a gastar más de lo que gana y otros comportamientos que hacen pensar que un “grado demasiado alto de felicidad puede ser malo”, afirma Gruber y concluye: “El indicador más fuerte de la felicidad no es el dinero ni el reconocimiento exterior a través del éxito o la fama. Es tener relaciones sociales significativas ”.

El peso de los mandatos

Como explica el doctor Pedro Horvat, médico psiquiátrico, “muchas veces nos trazamos una falsa idea de lo que sería lo mejor para nosotros. Esto tiene que ver con los mandatos sociales y familiares que fijan objetivos que no responden a las necesidades de cada persona. Entonces, ese objetivo que uno acepta como propio se transforma en obligación”. La frase que define esto es “debo hacer algo” aunque no tenga muy en claro para qué. “Porque en realidad, se trata de un objetivo que nunca se satisface, es algo imperfecto porque fue mal concebido. Eso se ve con gente que gana mucho dinero pero que nunca le alcanza. Para evitar las frustraciones debemos plantearnos con qué rumbo nos sentimos identificados. Esto tampoco es la felicidad pero da una sensación de razonable bienestar”, dice Horvat.
clarin.com

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