jueves, 1 de diciembre de 2011

También en la ciencia hay fraudes

Por Nora Bär | LA NACION
A algunos tal vez no los haya sorprendido que a Bernard Madoff la tentación de amasar una fortuna galáctica lo llevara a protagonizar el mayor fraude financiero de la historia. ("Poderoso caballero es don Dinero./Madre, yo al oro me humillo,/él es mi amante y mi amado", escribió Quevedo hace más de 400 años.) Pero el 31 de octubre pasado se dio a conocer un fraude igualmente deleznable en un ámbito más inesperado, la Universidad de Tilburg, en Holanda: un comité concluyó que un exitoso psicólogo social, Diederik Stapel, al que algunos consideraban un "joven maravilla", había fraguado datos en por lo menos 30 trabajos publicados en revistas científicas del máximo nivel. Uno, por ejemplo, indicaba que los carnívoros son más egoístas que los vegetarianos...
Los ecos de esta "bomba" todavía resuenan por todos lados; entre otras cosas, porque tendemos a rodear a los investigadores de un aura que no siempre se corresponde con la realidad y el engaño nos defrauda aún más.
Lo bueno es que esta historia increíble (dados los múltiples niveles de control de la información que existen en la comunidad científica) deja un par de enseñanzas. Una es que todo lo que parece demasiado bueno como para ser cierto probablemente no lo sea. Y la otra, como escribe en Nature Jennifer Crocker (que dirige la comisión de publicaciones de la Asociación Psicológica Norteamericana), es que "la ruta al fraude siempre comienza con un pequeño paso".
lanacion.com

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