lunes, 9 de mayo de 2011

La higiene de manos: una verdad incómoda

El día 5 de mayo se celebró en todo el mundo, y bajo el patrocinio de la Organización Mundial de la Salud, una jornada especial, anual y conmemorativa de una de las medidas más eficaces de las que disponemos para prevenir y controlar las infecciones: el lavado (o higiene) de manos.

La fecha no está elegida al azar: es el 5 de mayo, cinco del cinco; cinco dedos en cada mano, dos manos: las 10 causas (los 10 dedos) más frecuentes de transmisión de las infecciones en todo el mundo, incluyendo los hospitales y todos los procesos relacionados con la asistencia sanitaria. 

En 1847, en el Hospital General de Viena, Ignaz Semmelweis, un médico asignado a la Primera Sala de Maternidad, observó que la mortalidad materna, por fiebre puerperal (una infección terrible y muy grave), en su sala era del 12-16%, mientras que en la Segunda Sala esta cifra era sólo del 2-3%. Las mujeres admitidas eran similares en ambas salas y no parecía haber ninguna diferencia especial.
Finalmente, Semmelweis observó que la única diferencia residía en el hecho que los estudiantes de Medicina asistían a las autopsias justo antes de desplazarse a la Primera Sala, cosa que no sucedía en la Segunda Sala. Tras haber realizado las disecciones de los cadáveres, no se lavaban las manos y atendían a las parturientas. Semmelweis (sin que entonces se supiese casi nada de microorganismos ni de su modo de transmisión), basándose en otra observación propia al constatar que un colega suyo, que se había cortado accidentalmente con un bisturí mientras realizaba una autopsia, fallecía tres días después por un cuadro febril muy similar a la sepsis puerperal, implantó, con contundencia germánica, la obligación, sin excepciones, que todo estudiante o médico debía lavarse las manos antes de entrar en la Primera Sala.

Un año después, la mortalidad se había reducido, y en un par de años más, era ya igual e incluso inferior a la de la Segunda Sala. Semmelweis había salvado centenares de vidas simplemente obligando a los profesionales sanitarios y estudiantes a lavarse las manos. Anecdóticamente, Semmelweis fue duramente atacado y criticado por sus colegas (al parecer no era especialmente diplomático o empático), tuvo que abandonar el Hospital pocos años después, enloqueció y terminó sus días en una institución para enfermos mentales, donde falleció, probablemente como consecuencia de una paliza de los vigilantes.

Un siglo y medio después, los profesionales sanitarios nos lavamos las manos en todo el mundo y, como promedio, menos de la mitad de las veces en las que deberíamos hacerlo. Las enfermeras algo más, los médicos algo menos. Mejor que Semmelweis no nos pueda ver.

Hemos cambiado el sistema: el estándar de atención sanitaria actual en todo el mundo es la higiene de manos con soluciones alcohólicas (el agua y jabón se reserva para algunos casos especiales). Es más rápido, es más eficaz y es más accesible (las botellas con la solución alcohólica pueden colocarse en cualquier parte). Mejoramos, pero no demasiado ni demasiado deprisa.

Probablemente hay que considerar varias estrategias, además de la general recomendada por la OMS ('Salva Vidas: Lávate tus manos'). Entre estas posibles estrategias complementarias incluiría una campaña de educación para la higiene de manos durante toda la etapa escolar y para todos los niños, una mayor y mejor educación y énfasis en la correcta utilización de la técnica de higiene de manos durante la etapa de formación de todos los profesionales sanitarios y un mayor protagonismo de los pacientes en un tema de seguridad clínica, real y que les afecta directamente.

No sería nada malo que los pacientes preguntasen educadamente a los profesionales sanitarios que les atienden si se han lavado las manos antes (y después) de entrar en contacto con ellos.

Asumir que lo hemos hecho correctamente es, aquí y ahora, asumir una probabilidad igual a la de que salga cara al lanzar una moneda al aire. Demasiado riesgo: mejor apostar sobre seguro. Por favor, lávemonos (todos) bien las manos…

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