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Sin previo aviso, pateó ferozmente la puerta y consiguió que le abrieran. Apenas la vio, la agarró y la golpeó varias veces contra la pared. Luego, la arrastró hasta la cocina y ahí, ante la mirada de su hija de seis años, la roció con alcohol y la prendió fuego. La escena duró segundos, pero Romina pelea desde entonces por su vida en el Hospital de Agudos Eva Perón de San Martín con un alto porcentaje del cuerpo quemado por su pareja.
La modalidad se repite como si se tratara de un ritual que aumenta en lugar de extinguirse. Al menos así lo refleja el grueso de los casos de violencia de género que se conocieron después de la extensa agonía de Wanda Taddei , la ex esposa del baterista de Callejeros, agredida en condiciones similares en febrero de 2010.
Lo de Wanda, aseguran quienes lidian a diario con situaciones de este tipo, sólo terminó por destapar la crueldad de una práctica cada vez más común en las discusiones de pareja, sobre todo, cuando recrudecen los problemas y se profundizan las crisis.
"Siempre hubo violencia, pero no en la magnitud que se ve ahora", ratificó a LA NACION Ada Beatriz Rico, presidenta de La Casa del Encuentro, tras confirmar que hubo un incremento después del deceso de Taddei.
Según cifras que maneja la institución, en la Argentina, más de 200 mujeres son asesinadas por año. La mayoría son apuñaladas o baleadas, aunque el porcentaje de víctimas quemadas también es alto. Sin contar las denuncias registradas en 2012, unas 43 resultaron incineradas por sus parejas o ex parejas.
Para algunos especialistas esta suba en las estadísticas tiene una estrecha relación con la mediatización del tema (algo que también moviliza al círculo íntimo de la afectada) y la identificación que se origina por parte de un segmento de hombres, con infancias difíciles y miedos a quedarse solos o ser abandonados.
"Hay quienes se identifican con el que quemó a otra persona. Eso queda de algún modo reprimido en la memoria del sujeto al observar una circunstancia parecida a la suya que lo lleva a repetir la conducta. Encuentran en eso una especie de camino sugerido", explicó a LA NACION Adrián Besuschio, médico psiquiatra, psicoanalista y legista.
UN SÍMBOLO DE PERTENENCIA
En ese panorama complejo, de control y posesión entre la víctima y el victimario, surgen interrogantes en torno a la preferencia del fuego sobre el resto de los elementos. ¿Adquiere algún significado especial? ¿Por qué su uso es casi una postal habitual?
Desde épocas ancestrales, el fuego se presentó como un elemento "purificador" o una manera de expiar la culpa y de transformar un objeto. "Algo que es quemado nunca vuelve a ser lo mismo. Queda un marca del que prendió el fuego en el cuerpo del otro, como castigo y como paso que tiene una persona sobre la vida de otra", apuntó Besuschio al enfatizar que, en definitiva, se trata de dejar una marca, una huella en el más débil.
Bajo esa misma línea se mostró el psiquiatra Horacio Vonmaro, quien se refirió a la propiedad que el hombre siente tener sobre el cuerpo de la mujer; una creencia que lo lleva a disponer de él sin tapujos: "El uso del fuego y del alcohol tienen que ver con la concepción del cuerpo de la mujer como el cuerpo del pecado. Es un simbolismo muy fuerte. El castigo se expresa en quemar el cuerpo como expresión de todo: lo físico, la psiquis, el espíritu. Es una manera de ejercer el dominio absoluto sobre la mujer como una manifestación de posesión y apropiación".
Por otro lado, actuar de esta manera rechaza enseguida la posibilidad de entablar un diálogo, porque la palabra en estas situaciones es derrocada, y prevalece "un acto escenográfico excesivo". En palabras de la licenciada y terapeuta familiar Adriana Quattrone, pensar en la expresión quemar viva a una mujer responde al lenguaje sexista, "ya que la mujer es quemada justamente para que no viva, intentando que esa mujer no siga siendo la misma, que porte una marca que la distinga del resto".
A estos planteos se agrega, también, "un mayor ensañamiento y la necesidad de hacerla sufrir más", según los testimonios que recogen a diario en La Casa del Encuentro, además de asociar al fuego como un arma correctiva desde el punto de vista masculino.
LA DIFICULTAD DE ALEJARSE
El obstáculo más difícil de sortear para una mujer consciente de la situación de maltrato y que se decide a denunciar, es cómo llevar a cabo el alejamiento.
"Necesita superar sus miedos y tener acceso a una solvencia económica para mantenerse a ella misma y a sus hijos", explica Quattrone.
En el mismo sentido se manifiesta Rico. "Nosotras alentamos la denuncia, pero tiene que ir acompañada de un plan de contingencia. Hay refugios y organizaciones para estas mujeres y sus hijos. En estos lugares debe ofrecerse no sólo una protección física, sino también una contención psicológica".
Para esto, coinciden los especialistas, es fundamental llevar a cabo campañas de difusión, que permitan que las mujeres se informen, sepan cómo denunciar, conozcan los refugios a los que pueden tener acceso.
"Es responsabilidad de quienes ejercen políticas públicas el diseño de campañas de sensibilización y difusión continuas sobre los indicios de la violencia de género y doméstica, así como ofrecer tratamientos acordes y en cantidad suficientes", destaca Quattrone.
Femicidio. El martes pasado, la Cámara de Diputados dio dictamen a un proyecto que busca introducir la figura del femicidio al código penal. El dictamen modifica el artículo 80 del Código Penal en su inciso 1 estipulando que se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua al que matare "a su ascendiente, descendiente, cónyuge, o a la persona con quien mantiene, haya mantenido, o haya infructuosamente pretendido iniciar una relación de pareja, sabiendo que lo son".
UNA TERRIBLE CRONOLOGÍA
(Fuente: Archivo LA NACION y La Casa del Encuentro)
- Marzo 2011: Una mujer de 33 años murió quemada en San Jorge , Santa Fe. Habría sido prendida fuego por su marido.
- Marzo 2011: Una mujer embarazada fue rociada con acetona y prendida fuego. El acusado es su pareja.
- Febrero 2011: Una mujer de 30 sufrió quemaduras del 50 por ciento de su cuerpo y murió en un hospital de Merlo. Sospechan de su pareja.
- Febrero 2011: Una mujer de 42 años fue internada en terapia intensiva en San Justo tras ser quemada presuntamente por su pareja.
- Enero 2011: murió una joven de 23 años que fue quemada presuntamente por su novio en Esteban Echeverría.
- Agosto 2010: Murió Fátima Guadalupe Catán , de 24 años, con el 85 por ciento del cuerpo quemado, en La Plata. Estaría embarazada de pocas semanas. El principal sospechoso es su novio.
- Agosto 2010: Murió Gladys Beatriz Pereira, de 31 años, en Misiones. Estuvo varios meses internada tras haber sido rociada con combustible y prendida fuego. La familia denunció a su pareja.
- Julio 2010 : Murió una mujer que tenía quemaduras en el 40 por ciento de su cuerpo en Palermo, Buenos Aires. La familia de la víctima denunció a su pareja, que le habría rociado alcohol y prendido fuego.
- Julio 2010: Murió Alejandra Céspedes, de 27 años, en Buenos Aires. Tenía el 80 por ciento de su cuerpo quemado. La joven se habría prendido fuego durante una discusión con su pareja.
- Mayo 2010: Murió con el 85 por ciento de su cuerpo quemado Betiana Chávez, de 21 años, en Neuquén. Su pareja, un hombre de 40 años, fue el primer sospechoso.
- Mayo 2010: Fue encontrada muerta Lidia Valiente, de 35 años, en ujn descampado en Lanús. La habían incinerado. Días después fue detenido su pareja, de 42 años.
- Abril 2010: fue asesinada degollada y quemada Sabrina Cennamo, de 24 años, en Tigre. También degollaron a sus hijos de 6 meses y ocho años. Los tres cuerpos fueron encontrados en el patio de la casa de su ex pareja, que es el principal sospechoso.
- Febrero 2010: Tal vez el caso más mediático es el de Wanda Taddei, que falleció a los 29 años con el 60 por ciento de su cuerpo quemado. Actualmente se lleva a cabo el juicio que tiene en el banquillo a su marido, Eduardo Vázquez, ex baterista de Callejeros.
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