La ola de autoinmolaciones en el Tíbet ha vuelto a poner en los medios de comunicación la situación que se vive en esta región. En el último año al menos 25 personas se prendieron fuego para protestar contra lo que consideran un ataque constante contra la cultura, la libertad de expresión y de culto.
Este tipo de acción extrema como forma de protesta política es algo relativamente nuevo en el pueblo tibetano. "El primer caso se da en 2009", explica a BBC Mundo Robert Barnett, fundador y director del Programa de Estudios Modernos sobre el Tíbet de la Universidad de Columbia. Hubo un caso en 1998, pero fue en el exilio.
A pesar de ello, una de las grandes controversias sobre las autoinmolaciones es si encajan o contradicen esta religión. Y el planteamiento no es una cuestión de blanco o negro. Hay matices. La diferencia radica en las razones que llevan a tomar esta decisión.
Para Mario Aguilar, director del Centro de Estudios de Religión y Política de la Universidad de Saint Andrews (Escocia), la ola de inmolaciones tiene una relación directa con los sucesos de 2008. "Intervinieron todos los monasterios y se llevaron a los 2.000 monjes", le cuenta a BBC Mundo.
Considera que esa acción del gobierno chino contra la población tibetana fue la peor desde la década del 50. "Si China no hubiera hecho eso en los monasterios hoy estaríamos tranquilos", opina.
Es más, cree que se trata de un punto de inflexión para los tibetanos. "Eso fue lo que en la conciencia o en el subconsciente tibetano recordó de que podía llegar a haber una supresión completa" del budismo, opina el académico.
Inmolación y suicidio
"(el Dalai Lama) no ha dicho abiertamente que esto deba detenerse."
Robert Barnett, de la Universidad de Columbia
A priori quitarse la vida, tiene una connotación negativa, dado que aumentaría los padecimientos en vida venideras, según explica el profesor Barnett. Esto tiene que ver con la idea de quitarse la vida, para evitar el sufrimiento. "El suicidio está claramente prohibido" en el Budismo, apunta.
Pero si la acción no es por una cuestión personal, sino para un bien colectivo superior la cosa cambia. Ahí ya no se aplican las mismas reglas. Por eso es que los tibetanos "no ven (las inmolaciones) como un suicidio", según Barnett.
Lo que los tibetanos, en su desesperación, buscan con esta forma de protesta es llamar la atención. Saben que la inmolación no es una solución en sí. Pero ante la situación que denuncian cada vez que tienen la oportunidad, ya desea en el propio Tíbet, o en el exilio -especialmente en India donde reside el Dalai Lama- algunos aseguran no tener otra opción.
Por su parte, Aguilar también remarca que "hay un cambio generacional políticamente" relacionado con las protestas. "Los jóvenes no son ya budistas religiosos sino étnicos", señala. Y a la vez marca el riesgo de ese quiebre. "La no violencia (hacia el prójimo) no viene del budismo, es una opción de no hacer daño a nadie que viene de la generación que salió de Tíbet con el Dalai Lama XIV".
El temor del académico es que cuando muera el actual Dalai Lama se pierda cierta relación histórica. Puede que surjan "grupos de guerrillas" a su entender. De hecho, entre los educados en EEUU, Canadá o India, "hay muchos que no piensan de que simplemente hay que ser pacífico con los chinos, algunos piensan en un movimiento separatista armado".
"Coraje"
Según activistas en el exilio, la presión del gobierno chino es la más intensa desde la represión de las protestas que tuvieron lugar en Lhasa meses antes de los Juegos Olímpicos de 2010.
Y señalan estas medidas como parte de las razones que desencadenaron la ola de autoinmolaciones. "Dicen que somos libres para practicar nuestra religión pero siguen apretando las riendas más y más hasta que ya casi no podemos respirar", decía un joven monje en las páginas del New York Times.
Desde el otro lado niegan que sea la política china lo que causa estos hechos. En una carta enviada por la Embajada de China en Londres al periódico The Guardian, , las autoridades niegan las acusaciones de los monjes. "La gente del Tíbet tiene otros canales para hacer oír su voz", explicaba la misiva en la que condenan las inmolaciones dado que "no hay nada más precioso que la vida humana".
En opinión de Aguilar, en realidad "los chinos de etnia han no tienen ningún tipo de respeto por los tibetanos, sólo les molesta que haya desorden".
Lo que es complicado analizar es la postura del Dalai Lama sobre las inmolaciones. Para Aguilar, el líder espiritual no tiene por qué referirse al respecto, dado que ha dejado de ser líder político. "Como líder religioso no le correspondería", explica. Barnett, por su parte considera que está en contra de la violencia tanto si es autoinfligida como si es hacia otros. "Pero no ha dicho abiertamente que esto debe detenerse", resalta.
De hecho, el pasado mes de noviembre en una entrevista realizada por Andrew North, de la BBC el Dalai Lama aseguraba que en estas acciones había "coraje", a la vez que cuestionaban su efectividad.
Más allá de las palabras, las inmolaciones están ahí y tienen eco en el pueblo tibetano, según Barnett. "Los chinos han condenado siempre la violencia de las protesta tibetanas", señala el experto. Pero en las inmolaciones ahora han "encontrado una forma de protestar técnicamente no violenta (contra otros) pero con un inmenso impacto simbólico en los tibetanos".
Al final, lo determinará si continúan o no las inmolaciones es eso para Barnett: "No importa qué efecto tienen sobre nosotros que estamos fuera, sino qué apoyo reciben en Tíbet".
bbc.co.uk
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