miércoles, 14 de diciembre de 2011

El ejercicio de resistencia sí daña el corazón

Varios ciclistas durante una competición. | Enrique Calvo
Atletas de maratón, triatlón o ciclismo alpino deberían vigilar de cerca sus corazones. Han salido a la luz las últimas evidencias científicas que constatan que el deporte intenso y a largo plazo sí puede causar daños en el ventrículo derecho (una de las cuatro cavidades del corazón que recibe la sangre no oxigenada de la aurícula derecha y la impulsa fuera del órgano a través de la arteria pulmonar) en algunos de ellos.
André LaGerche, de la Universidad de Melbourne (Australia), y autor principal de la investigación, confirma a ELMUNDO.es: "Sabemos que nuestro trabajo no puede extrapolarse a todo el mundo, como para afirmar que el ejercicio intenso no es saludable. Los datos no respaldan esta premisa. Sin embargo, los hallazgos sugieren que algunos atletas pueden haber nacido con una susceptibilidad a sufrir daños cardiacos como resultado de la práctica de deporte de resistencia sostenida en el tiempo".
La investigación, publicada en el último 'European Heart Journal', arroja algo más de luz a un debate candente en las últimas dos décadas: los riesgos cardiacos de los deportistas de élite. De hecho, recientemente, un grupo de investigadores liderado por científicos del Hospital Clinic de Barcelona, en colaboración con el Instituto del Corazón de Montreal (Quebec, Canadá), publicaba un ensayo en 'Circulation' -esta vez en ratones- que constataba que el ejercicio de resistencia continuado durante años puede provocar alteraciones en la estructura cardiaca creando un sustrato para padecer arritmias.
Josep Brugada, director médico del Hospital Clinic y uno de los autores de dicha investigación, reconoce: "Ni la comunidad médica ni la población han admitido durante años que la práctica deportiva de elite podía llevar a problemas de salud. Era un tema tabú, debido en parte a que parecía que no se podía decir nada en contra del ejercicio físico, algo que por otro lado todos sabemos lo recomendable que es. Sin embargo, las evidencias se han ido acumulando y sabemos que la obsesión por el deporte puede resultar perjudicial. De hecho, como sucede con todo, hay que mantener un equilibrio. No se puede llevar al cuerpo al límite".

Grandes deportistas

En la nueva investigación, los autores reclutaron a 40 deportistas de elite australianos que estaban planeando participar en uno de los cuatro eventos locales de deporte de resistencia (maratón, ciclismo alpino, triatlón y ultratriatlón).
Todos ellos cumplían determinados criterios: se entrenaban más de 10 horas semanales, habían obtenido buenos resultados en competiciones previas, no tenían ni síntomas ni factores de riesgo cardiacos, ni tampoco mostraron alteraciones durante las ecocardiografías que se les practicaron.
Para poder llevar a cabo la investigación, los científicos analizaron a los deportistas en tres momentos concretos: durante las dos y tres semanas previas a la carrera, inmediatamente después de ella, y entre los seis y 11 días después de la participación, cuando los atletas ya estaban practicando un entrenamiento mínimo.
Para ello se sometieron a resonancia magnética (RM), a análisis de sangre (antes y después de la competición) y a una ecocardiografía en los tres momentos anteriormente señalados.
Los datos demuestran que, inmediatamente después del evento deportivo, el corazón de los atletas había cambiado de forma: tenía un mayor volumen y la función del ventrículo derecho estaba disminuida.
"En cuanto a los niveles sanguíneos del péptido natriurético tipo B (BNP, sus siglas en inglés), que se secreta por los ventrículos en respuesta al estiramiento excesivo de las células del músculo cardiaco, los datos demuestran que estaban aumentados", reza el ensayo.
En él se insiste en que aunque la función ventricular se recuperó en la mayoría de los atletas a la semana de la competición, en cinco de ellos (aquéllos que llevaban más tiempo entrenando y compitiendo), la resonancia magnética detectó signos de cicatrización (fibrosis cardiaca).

Diagnóstico precoz

"El ejercicio moderado es una importante terapia para las enfermedades cardiovasculares, pero sus efectos sobre la salud cuando se practica de forma intensa están menos definidos. Hemos demostrado que el ejercicio de resistencia intenso provoca una reducción en la función del ventrículo derecho que se incrementa con la duración de la carrera y se correlaciona con el aumento de los marcadores biológicos de daño cardiaco. Por el contrario, el ventrículo izquierdo no sufre ninguna alteración", apostilla el científico LaGerche.
Este experto reconoce: "Ahora sabemos que el deporte intenso eleva el riesgo de algunas arritmias (tal y como previamente han demostrado investigadores catalanes), pero no sabemos los mecanismos por los que se incrementa dicho riesgo, aunque conocemos que el ventrículo derecho está sumamente involucrado. Necesitamos a partir de ahora entender los cambios que se producen a corto plazo en dicho ventrículo y estudiar las conexiones potenciales que existen entre dicha transformación y el incremento de probabilidad de arritmias en los atletas de elite".
Mientras tanto, el doctor Brugada cree que es absolutamente necesario hacer diagnóstico precoz de dichas arritmias en los atletas. "Ya sabemos lo que sucede con el exceso de deporte, un hecho también documentando en los países nórdicos con los esquiadores de fondo. Pero no conocemos qué deportistas van a sufrir las consecuencias de su esfuerzo. Por eso es necesario hacerles a todos seguimientos a largo plazo, con el fin de poder detectar a tiempo cualquier anomalía".
Sobre este punto se muestra totalmente de acuerdo el investigador australiano que aconseja, además, que los deportistas estén alertas ante cualquier síntoma. "No hay reglas fijas que nos hagan sospechar de la existencia de un problema, por lo que el atleta debe estar vigilante. Si nota que cuando entrena su rendimiento ha disminuido o su frecuencia cardiaca aumenta en situaciones de reposo, ambas cosas pueden significar que el corazón necesita más tiempo para recuperarse. Todavía necesitamos trabajar mucho en este campo, para saber qué está sucediendo realmente".

El silencioso corazón de los atletas

ISABEL F. LANTIGUA
MADRID.- Cada tres días, un atleta muere mientras hace deporte por un problema cardiovascular que había permanecido oculto hasta entonces. Su corazón, aparentemente sano, no había dado ningún aviso que pudiera anticipar el fatal desenlace. Para evitar estas situaciones, un equipo italiano ha analizado la eficacia que tendría incluir electrocardiogramas en el examen médico que pasan los deportistas antes de una competición.
Los investigadores, del Instituto Deportivo de Medicina de Florencia, estudiaron durante 2002 y 2006 a 30.065 personas que buscaban obtener el visto bueno médico para participar en competiciones deportivas, en 30 disciplinas diferentes. Todos ellos se sometieron a dos electrocardiogramas (ECG), uno en reposo y otro mientras realizaban deporte, un requisito obligatorio en Italia.
El trabajo, que publica 'British Medical Journal', recoge que 1.812 participantes (el 6%) mostraron anomalías en el electrocardiograma realizado en reposo y 1.459 (4,9%) descubrieron que algo no iba bien gracias al electro practicado durante el ejercicio. Sin embargo, el dato más llamativo y que destacan los autores, es que de los 1.459 deportistas que revelaron sus problemas durante la actividad física, 1.227 no habían mostrado ningún síntoma preocupante en el primer electro.
"Un número significativo de problemas coronarios sólo se hacen visibles con la práctica de deporte, mientras que antes permanecen ocultos, en silencio", indican los autores, que también vieron que a medida que se cumplen años, pasada la década de los 30, es más probable presentar fallos en el corazón al hacer alguna actividad.
Al final del reconocimiento, 196 individuos no obtuvieron el consentimiento médico para participar en competiciones deportivas y en 159 de los casos la causa fue la identificación de problemas en el corazón. "De ellos, solamente seis hubieran detectado el problema con el historial médico y la exploración física. En el resto hubiera pasado desapercibido", concluye Francesco Sofi, de la universidad de Florencia y principal autor del estudio. Ante sus resultados, considera que "es necesario incluir los ECG como pruebas previas para todos los que vayan a participar en una competición deportiva, especialmente a los adultos de mediana edad".

Una medida costosa

La idea de incluir o no un electrocardiograma como parte de las pruebas médicas a las que se someten los atletas es controvertida y se debate desde hace tiempo. Pese a sus posibles ventajas, los detractores argumentan en contra su elevado precio y el número significativo de 'falsos positivos' que puede dar.
Según el estudio, el coste estimado de este programa de prevención ronda los 30 euros por participante. La implantación de esta medida supondría un aumento evidente para los Sistemas Nacionales de Salud. No obstante, los partidarios señalan que no es nada comparado con la posibilidad de salvar vidas y de evitar las muertes súbitas en los deportistas.
La Sociedad Europea de Cardiología y el Comité Olímpico Internacional (COI) señalan la necesidad de realizar exámenes médicos a los atletas antes de que compitan, mientras que la Sociedad Americana del Corazón no apoya esta teoría.
De hecho, los países tampoco se ponen de acuerdo. Así, en gran parte de Europa y en Norteamérica, el reconocimiento a los deportistas se basa en hacer un historial completo del paciente, con los antecedentes familiares, y un examen físico.
Sin embargo, en Italia los individuos que quieren competir profesionalmente en alguna actividad deportiva también deben hacerse dos ECG.
elmundo.es

1 comentario:

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