jueves, 13 de mayo de 2010

¿Podrá el Mundial cambiar Sudáfrica?

El ex presidente de Sudáfrica Thabo Mbeki predijo que el Mundial de Sudáfrica 2010 sería el momento en que el continente africano "cambiaría radicalmente siglos de pobreza y conflictos".
Se trató de una afirmación grandilocuente hecha por un hombre de poesía y política.
Pero con menos de un mes para que comience el Mundial de Fútbol, el primero a celebrase en África, es evidente que tales ambiciones no hubieran podido nunca ser realizadas por ningún evento deportivo, sin importar cuán grande o lucrativo.
Este Mundial de Fútbol generará más dinero que ningún otro en la historia de estos torneos. Un total de US$3.300 millones ha sido recaudado por la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) tras la venta de los derechos a las televisoras y los patrocinadores, haciendo que la cantidad recaudada por Alemania hace cuatro años parezca pequeña.
Pero también ha sido el Mundial de Fútbol más costoso de organizar. La FIFA ha invertido US$1.000 millones -mientras que Sudáfrica ha desembolsado unos US$5.000 millones- para asegurar que la nación arco iris esté lista para su gran momento, el más grande desde 1995, cuando fue anfitriona de la Copa Mundial de Rugby, y construyó estadios, carreteras y un sistema de transporte público.
De recorrido por Sudáfrica
Durante la última semana he viajado desde Ciudad del Cabo hasta Johannesburgo, y ahora hacia Rustenburg, donde está el campo de entrenamiento del equipo de Inglaterra. Está claro que Sudáfrica está lista.
Aún faltan los últimos retoques en carreteras y aeropuertos. En Soccer City, donde el Mundial comienza y termina, un poco de jardinería es todo lo que se necesita para completar un magnífico entorno.
El estadio es en sí mismo un logro, pero el área que lo rodea ha sido transformada desde que visité el sitio hace tres años. Nuevas carreteras y una brillante estación de trenes para el primer ferrocarril sudafricano de alta velocidad han sido construidas, ofreciendo firmes evidencias del impacto que este Mundial de Fútbol ya está teniendo en el país.
Pero las dudas y los temores persisten con respecto a la violencia y a la seguridad.
Cerca del 10% de las entradas aún no se han vendido a pesar de que en las semanas recientes se abrieron las taquillas para la venta directa al público.
También quedan resentimientos sobre la mano dura de la FIFA con respecto a su campaña de marketing y su manejo de hoteles y paquetes de alojamientos, que fueron lanzados con muy altos precios por Match, los socios de FIFA.
Pero los estadios son magníficos, la expectativa está creciendo y las personas que he conocido en días recientes no podrían ser más acogedoras.
Incluso en el distrito de Khayelitsha, una vasta barriada hecha de planchas de hierro corrugadas que es el hogar de 1,6 millones de personas, los pobladores son afables y amistosos.
La historia de Lunga
Ahí conocí a Lunga, un joven entrenador de fútbol que trabaja en uno de los 20 programas del "Football For Hope" ("Fútbol para la esperanza"), en los cuales la FIFA ha invertido unos US$70 millones, distribuidos en todo el continente.
El objetivo del proyecto es dejarle a África un verdadero legado del Mundial de Fútbol 2010.
Él usa las habilidades prácticas del fútbol para enseñar a los adolescentes valores que les ayudarán a combatir los riesgos del SIDA, las drogas y la criminalidad. Lo hace porque el fútbol lo ha ayudado a escaparse de la dura realidad de vivir en un distrito segregado.
Lunga sabe en carne propia cuán dura puede ser la vida allí. A principios de año, dos de sus tíos fueron asesinados a tiros afuera de la minúscula casa que él comparte con su abuela.
¿Acaso el Mundial de Fútbol ha jugado un rol importante en ayudar a cambiarle la vida?
Lunga no está convencido de que los beneficios que dejará el torneo serán duraderos ni que lleguen a los habitantes más pobres de este país.
Como la mayoría de las personas con las que he hablado en Ciudad del Cabo y Johannesburgo, él piensa que nada va a ser diferente cuando se acabe el torneo, y que hará que los ricos sean más ricos.
Sueño hecho realidad
Danny Jordaan, el director ejecutivo del comité organizador del Mundial de Sudáfrica y, por más de una década, y quien estuvo detrás de la idea de llevar el certamen al continente africano, defiende apasionadamente el impacto positivo del evento.
Él insiste que el Mundial de Fútbol le legará a Sudáfrica más que unos estadios bonitos y buenos recuerdos, sino que parte de la herencia serán las nuevas carreteras, sistemas de autobuses y trenes, aeropuertos y hoteles.
A eso hay que sumar la innovación y el desarrollo tecnológico de la infraestructura para la transmisión de televisión.
Jordaan dice que la historia verá este Mundial de Fútbol con la misma connotación que la liberación de Nelson Mandela y las elecciones democráticas de 1994.
Tal vez tenga razón.
El peligro, no obstante, es que Sudáfrica invierta miles de millones de dólares en una publicidad de 30 días para su país, que rápidamente se desvanezca en la medida que el mundo del deporte sigue adelante.
bbc.co.uk

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