miércoles, 26 de mayo de 2010

El malhumor como forma de vida

Se parece al pitufo gruñón. Ese personaje eligió el psicólogo Miguel Espeche para hablar del paciente definido como malhumorado crónico. Son seres irritables, apesadumbrados, escépticos, pesimistas, desconfiados de todo, intolerantes, a veces, depresivos. La actitud es de queja permanente, de insatisfacción constante, como rasgos de conducta que se repiten hasta que constituyen un modo de ser, de ver el mundo, de pautar relaciones.
Según explican los especialistas, esta forma de ser los aísla y, si no encaran un tratamiento psicológico ?con o sin medicación- no es común que salgan solos de ese estado; más bien, lo profundizan. El estrés es un factor que perjudica el buen humor y, en personas con estas características, es un combustible altamente inflamable.
Si bien los profesionales consultados no manejan cifras sobre la cantidad de malhumorados crónicos, estiman que entre el 2 y el 3 por ciento de la población tiene una personalidad depresiva, que predispone a este tipo de males.
El médico psiquiatra Roberto Sivak se explaya en estas personalidades depresivas: "Tienen una visión depresiva de la vida; esa queja puede estar referida al destino, al país, a la vida y está cargado en el carácter". Agrega que en lo cotidiano este tipo de pacientes "encuentran muy poco placer, no disfrutan de oportunidades como un cumpleaños, una reunión en familia, un viaje y, ni siquiera un cambio económico favorable los conforma, porque siempre tienden a ver lo que falta". La cuestión del malhumor se puede abordar desde el punto de vista social, aclara el especialista. "Desde el punto de vista de calidad de vida, a la Argentina no le va tan mal, sin embargo, la mayor parte de los estudiosos sociales que pasaron por nuestro país y nos investigan como sociedad notan que somos un pueblo malhumorado, que tenemos malhumor social crónico".
lanacion.com

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