sábado, 29 de mayo de 2010

Presbicia: gotitas que evitan el uso de anteojos

Dicen que lo mejor de la vida llega después de la cuarta década, aunque viene con algunos inconvenientes. La presbicia es uno de ellos. Esta afección consiste en una dificultad para enfocar objetos a corta distancia, por una pérdida de elasticidad del músculo ciliar y el cristalino, los encargados de accionar el mecanismo de "acomodación" del ojo.
"La aparición de la presbicia es inevitable, afecta al 100% de la población mayor de 45 años, incluso a aquellos que tienen otras patologías visuales como miopía, hipermetropía o astigmatismo", señala el oftalmólogo Fernando Giacomini, del Hospital Santa Lucía.
Y aclara que la presbicia no es una patología, sino un proceso fisiológico normal con la edad. Así como tiene su comienzo, la presbicia suele detenerse una década después de iniciada. "A lo largo de 10 años, se pueden llegar a perder 3 dioptrías para la visión cercana", señala Carlos Stefani, ex presidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología.
Para corregir esta alteración, las opciones habituales son utilizar anteojos o lentes de contacto multifocales. No obstante, médicos argentinos liderados por Jorge Benozzi, docente de la Cátedra de Oftalomología de la Facultad de Medicina de la UBA y miembro de la Fundación Argentina de Glaucoma, están ensayando desde hace varios años un tratamiento en base a gotas oftálmicas que rehabilitan el músculo ciliar, evitando el uso de antojos o lentes de contacto.
"Este tratamiento no es preventivo, sino que se indica cuando la presbicia ya está instalada", explica Benozzi. "La presbicia aparece por un déficit de neurotransmisores que las gotas aportan. El uso, la dosis y el tiempo de acción dependen del estado del músculo ciliar de cada persona, de la cantidad de fibras musculares y de la cantidad y la calidad de los receptores para los neurotransmisores que aportan las gotas".
El oftalmólogo aclara que este tratamiento está indicado para los pacientes donde la presbicia no se combina con otras patologías oculares. En caso de padecer además hipermetropía, miopía o astigmatismo, las gotas no son suficientes para devolver una visión normal y su uso debe complementarse con una cirugía o anteojos.
Innovador. Se trata de un tratamiento innovador a nivel mundial que ya ha sido patentado en el país, en la oficina Europea de patentes y en los países que suscribieron el acuerdo PCT. Los ensayos para este desarrollo comenzaron en 1999 con una investigación en la que participaron equipos de oftalmólogos en Bélgica, España y Argentina simultáneamente.
"Universidades europeas han hecho económicamente posible el patentamiento y los resguardos de confidencialidad necesarios para llegar hasta aquí, con pacientes tratados desde hace 10 años y seguidos anualmente con rigurosos controles", destaca Benozzi. El año pasado, este desarrollo obtuvo un premio Innovar en la categoría "Investigación aplicada".
Los componentes del colirio son drogas conocidas y de uso aprobado en oftalmología. El grupo que patrocina la patente considera que en unos 3 años el nuevo medicamento podría estar comercializándose en Europa y los Estados Unidos.
En la Argentina, los oftalmólogos que se han preparado en el Centro de Investigación Avanzada de la Presbicia de la Fundación Argentina de Glaucoma para indicar el tratamiento, recetan la fórmula magistral del colirio a pacientes que han sido evaluados según el protocolo de investigación.
Para Stefani, de la Sociedad Argentina de Oftalmología, "la novedad de este colirio consiste en aprovechar los efectos secundarios de una droga habitual en el tratamiento del glaucoma (presión ocular), la pilocarpina, que además de estabilizar la presión intraocular, provoca una miosis (se achica la pupila) en el ojo, y esto hace que transitoriamente se pueda ver mejor de cerca".
Se trata, según el profesional, de una alternativa que viene a sumarse a las lentes multifocales (anteojos o de contacto), las intraoculares (implica reemplazar el cristalino natural por otro sintético y sólo se justifica en caso de pacientes con cataratas), y la cirugía láser monofocal, que consiste en "miopizar" el ojo "no dominante" para enfocar de cerca, y dejar el otro con presbicia para ver de lejos.
"El inconveniente que puede tener el colirio es que reduzca la visión nocturna, dado que cuando hay poca luz, la pupila debe ensancharse para ver. Por otro lado, si las gotas son autoadministradas el paciente debe estar muy entrenado para no errar la dosis". De todos modos, subraya Stefani, al tratarse de un medicamento nuevo, hay que ver cuáles son sus resultados a largo plazo, y siempre consultar a un especialista para elegir la mejor opción".
María Gabriela Ensinck
Más información en Fundación Argentina de Glaucoma. Centro de Investigación Avanzada de la Presbicia:
http://www.fundacionglaucoma.com.ar Y en la Sociedad Argentina de Oftalmología: www.sao.org.ar
lanacion.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Usé el método Benozzi desde fines de 2010 hasta fines de 2016, porque no lograba hallarme con los anteojos para la presbicie. Como en 2016 las gotas comenzaron a producirme mucho dolor (no sólo el ardor habitual) llamé a la farmacia, que me sugirió cambiar el frasco. También consulté (online) con los médicos del método en Buenos Aires, quienes me dijeron que lo trate directamente con el oftalmólogo que me atendía en mi ciudad. Hablé con él, su respuesta fue imprecisa y poco satisfactoria, no se me indicó la necesidad de hacer ningún estudio adicional. Por temor o por prudencia, decidí abandonar el método.
Un año después, a fines de 2017 y teniendo 48 años empecé a ver una nube en el ojo izquierdo, cada vez más notoria.
Ahora tengo 49 años y me diagnosticaron cataratas en ambos ojos (muy pequeña y sin síntomas aún en el ojo derecho) e hipermetropía muy marcada. Por las dudas, consulté con dos médicos de diferentes clínicas. Ambos coincidieron en que esto sucedió a causa del uso de la pilocarpina en las gotitas del Método Benozzi.
Ahora tengo perjudicada no sólo la visión de cerca (presbicia por la que empecé a usar las gotas) sino también la de medio y de lejos. Y no me queda más opción que someterme a cirugía en ambos ojos por las cataratas.
Mi consejo de paciente-víctima del método Benozzi... no caigan en la trampa. Agranden las letras mientras puedan y, cuando no quede más remedio, usen anteojos.