viernes, 14 de mayo de 2010

Fuertes críticas a Facebook por "promover el odio y el racismo"

Siempre que veo un negro cabeza (sic) me dan ganas de matarlo, escupirlo, pisotearlo... Es que en realidad, ¿No sería ideal hacerlo? Porque no sirven para nada, la mayoría tiene la cabeza quemada por tanta droga barata, y si no es eso... roban". Son las palabras de una tal Nati, una chica que dejó este fraserío al paso en el muro del grupo de Facebook "Yo también mataría a un villero si me dicen que nadie se entera", un sitio de 2.111 seguidores, y uno más entre los tantos que ocupa –y preocupa– Internet. La red social más popular del mundo vuelve a ser cuestionada. Primero fue por sus polémicas políticas de privacidad, y ahora quedó en la mira por el aumento de los grupos que fomentan el odio y los ataques contra las minorías. Así lo denuncia la Fundación Simon Wiesenthal que calcula que hay unos 10.000 sitios web que promueven el odio y el racismo, y el grueso se canaliza a través de Facebook.
Según el monitoreo anual de la Fundación, lo que corre por Facebook es incontable: en determinados grupos se pueden leer mensajes que atentan contra los derechos y la dignidad de las personas, ya sea por motivos raciales, religiosos, de sexo, nacionalidad o de pertenencia a determinado grupo social, según publicó ayer el diario español La Vanguardia.
"Llegan entre tres y cuatro reclamos al mes alertando sobre la existencia de sitios que provocan el racismo. Facebook está entre ellos por ser un vehículo más en Internet que promueven el odio", señaló a Clarín Sergio Widder, Director para América Latina de la Fundación Simon Wiesenthal.
El procedimiento para denunciarlos no es sencillo. Porque cuando lo consiguen, la misma información ya está replicada en otros sitios. Entonces, el problema se extiende a toda la Web. "Es imparable", apunta Widder y agrega: "Y no hay una fórmula única para darlos de baja. Primero revisamos los términos de servicio de la página denunciada y si vemos que fueron violados alertamos a la empresa que facilita el acceso. Pero si el hosting está 'radicado' en Estados Unidos nos enfrentamos a la primera enmienda de la Constitución que defiende la libertad de expresión. En ese caso no podemos actuar".
Lo que inquieta no sólo es la convocatoria virtual con el único objetivo de discriminar, sino la información personal que los mismos usuarios suben y que no desaparece. Ya lo recomendó el presidente norteamericano Barack Obama en septiembre pasado a estudiantes secundarios: "Cuidado con lo que suben a Facebook. Hagan lo que hagan, eso se va a desenterrar en momentos posteriores de vida", sugirió. Ahora que las empresas acuden a las redes sociales para seleccionar personal ¿Qué le pasará a la tal Nati cuando busque trabajo?
En el INADI evalúan armar un observatorio que se dedique a rastrear actos de discriminación en la Web, aunque, aclararon, no proponen la regulación de las redes sociales. "Nos contactamos con las compañías porque queremos ser usuarios privilegiados, que cuando denunciamos un sitio se tomen acciones pertinentes", adelantó a este medio Claudio Morgado, titular del INADI. Antes, en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias, anunció que el organismo tiene previsto presentar una denucia contra el grupo de Facebook "Yo también odio a los judíos" que contiene mensajes ofensivos para el judaísmo. ¿Por qué un pibe se hace seguidor de un sitio con lema racista? "Hay una falla en la construcción del Otro. Cabría preguntarse de donde sacan que discriminar es piola", responde Morgado.

Descontento en el mundo
El descontento de los usuarios con Facebook se ha extendido rápidamente en las últimas semanas, según publicó ayer el diario The New York Times. Fue disparado por el enojo con la política de privacidad de la red social, su divulgación accidental de información privada y una inquietud general por el enfoque que ha adoptado la empresa respecto de los datos personales de los usuarios. La tendencia incluso se ha colado en la conciencia de los algoritmos de Google. Si ayer por la mañana uno escribía "cómo hago para" en el motor de búsqueda, aparecía "cómo hago para borrar mi cuenta de Facebook" como quinto resultado.

La herramienta
Demian Doyle
"No nos peleamos con la herramienta". La frase es reciente, pertenece al ministro Alberto Sileoni y constituye una postura frente al conflicto planteado por el uso de Facebook para organizar rateadas masivas. Las denuncias por la proliferación de ataques contra minorías vuelven a poner a esta red social en el ojo de la tormenta. Pero la red no es el monstruo. Esos mensajes discriminatorios tienen detrás la firma (virtual) de un usuario. La culpa, queda claro, no es de la herramienta.

Crece el temor por la difusión de los contenidos publicados
Veo tu Facebook y yo a vos no te contrato". A tono de broma le advierte Celeste Balzano, una estudiante de Relaciones Públicas de la UADE a su amiga Rocío Dell´Oro. Como ellas, muchos jóvenes comienzan a tomar conciencia de que sus perfiles en la red social puede jugarles en contra al buscar un trabajo. Y para no cerrar sus cuentas, buscan alternativas: algunos se refugian en las políticas de seguridad de la red; otros, cambian sus nombres de perfil.
"Por el tipo de fotos que tengo, no estaría bueno que las empresas vieran mi Facebook. Tengo fotos de fiestas y salidas en las que aparezco con vasos de cervezas en la mano. No pasa por que estés o no borracha sino por que el simple hecho de que aparezcas con un vaso, no se ve bien", confiesa Rocío de 21 años aceptando, resignada, la opinión de su amiga.
Para Máximo Huusmann, estudiante de derecho de 22 años, lo que se publica en la red no puede ser considerado un parámetro para contratar o no a alguien. "Los que usan Facebook se arman una identidad que no es la real. La persona no como se muestra en su perfil", señala. "Uno sube las fotos en las que la está pasando bien: fiestas, viajes, salidas a la cancha, etc. No sube fotos del trabajo o estudiando, lo que no quiere decir que se pase todo el tiempo de fiesta", aclara Máximo. "No me molesta que algunas empresas chequeen los estados de Facebook. Si voy a contratar a alguien para que maneje mi dinero, querría conocer su comportamiento social. Eso es lo que hacen las empresas. Sin embargo a mí no me interesaría entrar a una empresa que te espíe por Facebook", sostiene Agustín Lorenzetti de 22 años, estudiante de derecho y contabilidad.
clarin.com

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