sábado, 3 de diciembre de 2011

Ocho de cada diez maltratadores tienen un trastorno de personalidad


Son inflexibles, controladores, perfeccionistas, irritables, justifican siempre sus actos, no controlan sus impulsos, no desean mostrar afecto y, además, agreden a sus compañeras sentimentales. En lo que va de año, 54 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas en nuestro país. Se desconoce, en cambio, el número y el nombre de otras muchas que viven actualmente atenazadas por las 'manos machistas'. Pero tal vez, gracias a los datos de una nueva investigación, la sociedad esté más próxima de cercar a los maltratadores.
Porque ahora se sabe que hasta uno ocho de cada diez maltratadores presentan al menos un trastorno de personalidad, tal y como acaba de poner de manifiesto un estudio realizado con 217 agresores que ha sido realizado por expertos del Instituto de Psicología Jurídica y Forense (PSIMAE) en colaboración con la Universidad Pública de Navarra.
Su director es José Antonio Echauri Tijeras, doctor en Psicología de la Universidad Pública de Navarra y el autor de la primera investigación de una tesis doctoral en el ámbito nacional que analiza los factores psicopatológicos y de personalidad de hombres que han maltratado a sus parejas.
En declaraciones a  ELMUNDO.es puntualiza que "precisamente, los resultados del trabajo se han obtenido a partir de la tesis, pero con información actualizada y con más datos. Se trata de establecer las características de estos hombres con el fin de proporcionar un 'tratamiento a la carta'. No todo vale para todos. Por eso es imprescindible hacer una evaluación previa, con el fin de poder ajustar la terapia y lograr una mayor eficacia de la misma, además de optimizar los recursos. No es lo mismo que el tratamiento requiera 10 sesiones, que 20 ó 30". 
De hecho, y pese a que en los últimos años se ha producido un notable aumento de las investigaciones sobre el perfil de los hombres que agreden física o psicológicamente a las mujeres, lo cierto es que "los resultados obtenidos hasta la fecha muestran una gran dificultad para describir un perfil psicológico homogéneo entre los maltratadores. La violencia de género tiene una explicación multicausal y, por lo tanto, los agresores no presentan unas características sociodemográficas, psicopatológicas o de personalidad homogéneas, que sean fácilmente identificables y que permitan prevenir la aparición de episodios violentos", introduce en su estudio, publicado en el 'Anuario de Psicología Jurídica'.

Con 217 maltratadores

En el ensayo han participado un grupo de maltratadores que han acudido a terapia en Navarra. "Se trata de un programa de intervención con hombres violentos que lleva en funcionamiento desde 2005. Está desarrollado por PSIMAE y dirigido por el Servicio Social de Justicia del Gobierno de Navarra. Todos los pacientes del estudio fueron atendido entre 2005 y 2009". Al programa se accede bien por régimen ambulatorio, en el que una parte (137) acuden a través de suspensión de la condena a recibir el tratamiento y el programa en prisión, en el que los condenados a penas se someten voluntariamente a la terapia (80).
"Una de sus ventajas, para nosotros y para los usuarios, es que el mismo psicólogo es el que siempre realiza la terapia con el paciente. Así,  por ejemplo, si una persona con suspensión de condena comete un delito o burla la orden de alejamiento y se determina su ingreso en el centro penitenciario le atiende el mismo especialista. Mientras que si sale porque pasa a tercer grado o por la condicional, también mantiene su terapia con el profesional que le ha atendido siempre. Una medida que, además, es ventajosa desde el punto de vista de inversión de recursos", destaca Echauri Tijeras.
También asisten al programa los que se presentan de forma voluntaria. No han cometido una agresión, pero 'sienten' que están a punto de hacerlo. "Pueden venir derivados de asuntos sociales. Son hombres que aún no han abusado aún de sus parejas, pero están empezando a perder el control y su agresividad está aumentando. Nos comentan que notan que 'se están calentando, que se les puede ir la mano", puntualiza.

Características

Los datos del ensayo dibujan ciertas características de los varones maltratadores. "La edad media fue de 36 años y en cuanto a la nacionalidad, la tasa de extranjeros (50,7%) es prácticamente igual a la de nacionales (49,3%). El nivel de instrucción de la mayoría es más bien bajo, con un predominio claro de sujetos con estudios primarios (64,5%) y un 5,1% con universitarios. Un 32% estaba en paro y un 60% tiene hijos con su pareja o expareja.
Tras las sesiones de evaluación con todos los participantes, en las que se analiza su historial familiar y personal, se realizan cuestionarios sobre personalidad y síndromes, como ansiedad o abuso de drogas y alcohol, los resultados revelan que sólo el 20% no presenta ningún tipo de trastorno. Sin embargo, los 202 diagnosticados de trastorno de personalidad presentan, además, una media de otres tres trastornos. El más frecuente (61%) el obsesivo compulsivo, mientras que el 28% padecía el trastorno dependiente y 21%, el narcisista.
Destaca el hecho de que los agresores ingresados en prisión presentan un perfil de personalidad más grave que el que sufren los que están en suspensión de condena. "La gravedad de la patología parece estar relacionada con maltratos más severos. Además hemos encontrado más psicopatología asociada en estos sujetos, como el abuso de alcohol y drogas", destaca el doctor Echauri Tijeras.

Señales de alerta

La incapacidad para hacer frente a la frustración, para manejar las emociones, la exigencia extrema de perfección tanto en ellos como en los que les rodean, el excesivo control que ejercen sobre los demás son características del trastorno obsesivo compulsivo que "pueden servir de alerta. Son señales que deberían ser tenidas en cuenta a la hora de intentar prevenir una situación de abuso. Se debería estar vigilantes ante estos rasgos", agrega.
Este especialista admite con preocupación que hasta un 30% de los "agresores que estamos viendo tienen menos de 30 años. Su perfil, con alta incendia de trastorno de la personalidad obsesivo compulsivo, difiere mucho del que documentan los estudios anglosajones. Este hecho puede indicar que existe un fuerte componente cultural, máxime si valoramos que además estamos viendo a un gran grupo de gente joven que está agrediendo a sus parejas. Nos deberíamos preguntar ¿cómo estamos educando a la población joven?. Son personas que están creciendo sin límites, a los que no se les dice que no. No han aprendido a manejar la frustración y cuando tienen una relación y la mujer les dice que no, pierden el control", documenta el psicólogo.
En cuanto a las posibilidades de tratamiento, destaca que el programa suele durar entre año y medio y dos años. "Tras la evaluación inicial, para poder llevar a cabo una terapia individualizada, se trabaja a nivel personal con cada uno de ellos. Posteriormente, los que puedan, pasarán a la terapia en grupo. Una vez terminado, se les realiza un seguimiento el primer mes, a los tres y al año".
Las tasas de éxito están en el 45%, la de mejoría en el 39%, aunque hay un 16% de fracasos. "En estos casos se informa a los servicios pertinentes para que no bajen la guardia".
elmundo.es

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