domingo, 2 de mayo de 2010

La influyente Lady Gaga

Hace un año, Lady Gaga llegaba para una entrevista al lobby oscuro del Roosevelt Hotel, un lugar de estilo español en el distrito turístico de Hollywood. "Just Dance", el principal tema de su álbum The Fame, era N° 1 en Australia, Suecia y Canadá a comienzos de 2008, pero en marzo de 2009 ella seguía siendo una artista en busca de su lugar en Estados Unidos: un par de miles de entradas en MySpace, un sitio genérico en la red y una corta gira como telonera de New Kids on the Block. Pero Gaga tenía un video. "Mis colegas de la radio en esos tres países acordaron apoyarla si hacía un video", dice Martin Kierszenbaum, presidente de Artistas y Repertorio en su sello, Interscope. El video de "Just Dance" muestra a Gaga bailando con una bola de espejos en sus manos mientras sus amigos están tendidos en un sillón, aunque la mayoría de esas personas eran extras, no amigos. No conocía mucha gente en la Costa Oeste. "No me gusta Los Angeles", me dijo. "La gente es horrible y terriblemente superficial, y todos quieren ser famosos, pero nadie quiere hacer lo que hay que hacer. Yo soy de Nueva York. Yo mataría por conseguir lo que necesito."
Antes del encuentro suponía que alguien con un nombre artístico como "Lady" (su nombre real es Stefani Joanne Germanotta) iba a ser un poco distante. Esa es la estrategia que utiliza la mayoría de los músicos jóvenes en su primera entrevista real. Pero nunca pensé que iba a ser realmente Lady Gaga. En la era de cultura tabloide, del canal televisivo musical VH1, de Behind the Music y de los reality en televisión, los músicos son conscientes de que deben mostrarse a los periodistas con tanto detalle mundano como les sea posible. "Pero Lady Gaga es mi nombre. Si me conoces y me llamas Stefani entonces realmente no me conoces para nada."
Gaga se acomodó en un sillón con tanta gracia como le fue posible dado su vestuario, un mono blanco rígido con una chaqueta a partir de un diseño de Martin Margiela, con las enormes hombreras casi rozándole las orejas. Con sus 1,62 metros, sus 50 kilos el pelo hecho un rodete rubio, se veía como si estuviera haciendo una dieta muy estricta: "Las estrellas pop no deben comer", dijo. Era joven, flaquita y rubia, pero tenía una nariz italiana prominente, el tipo de nariz que rara vez sobrevive en una estrellita en ascenso. Cerca de su mesa, familias de turistas sacaban fotos con sus cámaras sin tomar nota de su presencia y ella pegaba un respingo dramático con cada flash.
Cuando comenzamos la conversación, Gaga habló cuidadosamente en un acento muy extraño, una combinación de Madonna y un robot, efecto aumentado porque se negó a quitarse sus anteojos de sol a lo largo de dos horas. "Lo que he descubierto -reveló Gaga-robot, con una inclinación fotogénica de su cabeza- es que en el arte como en la música hay mucha verdad y hay una mentira. El artista esencialmente crea su trabajo para convertir esta mentira en verdad, pero la desliza entre todas las demás. La pequeña mentira es el momento para el que vivo, mi momento. Es el momento en que el público se enamora."
Gaga estaba encantada con su nuevo "vestido burbuja" y hablamos de su irrealidad, de la belleza de lo imaginario. Todos querían ese vestido, pero no era un vestido: era un montón de pelotas de plástico. "En mi gira -declaró- voy a estar con mi vestido burbuja en un piano hecho de burbujas, cantando sobre el amor y el arte y el futuro. Me gustaría hacer que una persona crea en ese momento, y eso valdría tanto como un disco N° 1." Dejó de lado el acento por un momento -la chica real, sin artificio, estaba justo debajo- y se inclinó hacia mí. "Puedo tener discos exitosos todo el día, ¿pero a quién le importa?", explicó. "Dentro de un año puedo desaparecer y la gente podría decir: «¿Qué habrá sido de esa chica que nunca usaba bombacha?» Pero qué memorable sería que dentro de 30 digan: «¿Te acordás de Gaga y sus burbujas?» Porque por un minuto todos en el cuarto olvidarán todas las cosas tristes y dolorosas de su vida y vivirán en mi mundo burbuja."
Pasado un año, la transformación es completa: con seis éxitos que alcanzaron el N° 1, Lady Gaga es la mayor estrella pop del mundo. Por definición, una estrella pop es una fabricación, y en algunos sentidos ella se ha beneficiado de un modelo muy tradicional de creación de estrellas, uno de los pocos ámbitos aún dominados por los sellos musicales. Pero el éxito puede tener mil autores. Varias personas se han adjudicado el descubrimiento de Gaga, de 24 años, el haberla modelado, dado su nombre, hacer de ella lo que es: Rob Fusari, coautor y productor de sus primeras canciones, la demandó hace semanas por US$ 30 millones, sosteniendo entre otros agravios que tenía un contrato por el 15 por ciento de su merchandising. Y Gaga, por supuesto, se atribuye a sí misma el mérito. "Experimenté muchas revelaciones creativas y artísticas, mucho aprendizaje para convertirme en quien soy. ¿Pequeña mentira? Yo quería ser la artista que soy hoy y me llevó años."
Todos tienen razón en parte. Pero en otro sentido ella fue un accidente, un fenómeno que sucedió en Nueva York en la primera década de un nuevo siglo. Y qué suceso. En un momento en que uno no reconocería los rostros de la gente que hace la mayor parte de la música que escuchamos, Gaga es visualmente icónica. Da vuelta completamente la página al reinado de los cabezas huecas de la década pasada, quitando del centro de la escena a mujeres que hicieron carrera reconociendo que no tenían nada que decir, como Paris Hilton y Jessica Simpson.
La presencia de Gaga introduce la idea hasta ahora impensable de que Madonna, otra chica italiana voraz, puede finalmente, realmente, verdaderamente, estar rumbo al ocaso. Su nuevo look es una apropiación del de Madonna en la época de "The Girlie Show" y "Blonde Ambition" (las cejas oscurecidas, el pelo platinado, los labios rojos) y su director de música y video, Jonas Akerlund, fue un importante colaborador de Madonna en los últimos tiempos. Pero las dos son muy distintas. Madonna no tiene sentido del humor respecto de sí misma desde los años 90, mientras que Gaga es pura diversión y juegos. En el fondo es una joven estudiante de escuela de arte, llena de optimismo y bondad, y embelesamiento infantil con el mundo burbuja. Dice que es una chica a la que le gustan chicos que se ven como chicas, pero también es una chica a la que le gusta verse como un chico o, más bien, una travesti, un chico que finge ser una chica. Hay pocas cosas que le den más placer que el persistente rumor de que es hermafrodita.
Ese es el genio de Gaga: que está dispuesta a ser una mutante, un dibujo animado. Tiene un sentido del humor apabullante, y sabe transmitir diminutos momentos surrealistas todos los días, a todo el mundo, para producirnos placer, como el gigantesco moño de pelo que se puso en la cabeza el año pasado. "Un día le dije a mi equipo creativo: «Gaultier hacía moños, hagámoslo de un modo nuevo». Ibamos y veníamos con ideas y entonces dije [chasquea los dedos]: moño de pelo." Sus videos son epifenómenos globales, como el de "Telephone", con sabor a Tarantino, sus temas lesbianos de prisión y la aparición de Beyoncé como invitada. "A Gaga no le importa tanto la parte técnica, pero se involucra en todos los aspectos creativos", apunta Akerlund. "Nos permitimos ser muy estúpidos juntos y aparecen ideas, como los anteojos de sol hechos de cigarrillos."
La historia de Gaga tiene que ver con ser joven en Nueva York. Stefani Germanotta se crió en un dúplex en el Upper West Side, en una de las manzanas eclécticas que son una mezcla de edificios de ladrillos marrón anteriores a la II Guerra, conventillos y condominios modernos. Su padre tenía una compañía que instalaba Wi-Fi en hoteles y su madre se desempeñó durante algún tiempo como vicepresidenta de Verizon. Mandaban a Gaga y a su hermana menor, Natali, de 18 años, a la Escuela del Sagrado Corazón, un centro educativo católico para niñas calle abajo del Guggenheim. "Sacred Heart era prestigiosa, pero había chicas de distintos tipos", cuenta Gaga. "Algunas eran muy ricas, otras vivían de la seguridad social y tenían becas, y algunas estaban en el medio, que era el caso de mi familia. Todo el dinero que teníamos iba a educación y a pagar la casa." Ella era una de las pocas estudiantes con un trabajo después de clase: era mesera en un restaurante. Con sus primeros sueldos se compró una cartera Gucci de 600 dólares.
Como sus padres le dijeron que se habían sacrificado por su educación, se tomó la escuela en serio desde chica. Uno de sus recuerdos infantiles favoritos es haber dado un concierto de piano en el Sacred Heart a los 8 años. A los once, iba a clases de actuación los sábados. En aquel tiempo era incipientemente Gaga: podía ser un poco demasiado dramática, malcriada, estridente, pero también podía ser una chica agradable, recordada por muchos como amable y generosa, una chica de teatro que comenzaba a expresar sus sentimientos con canciones. Fanática de Pink Floyd y The Beatles, organizó una banda de covers de rock clásico con la que se presentaba las noches de micrófono abierto en el Salón de la Fama del Upper West Side. Incluso grabó un demo de sus baladas de amor y sus padres lo regalaron en su fiesta de Sweet Sixteen [el equivalente, en los países anglófonos, a la fiesta de 15].
Para los 15, Gaga ya tenía una cédula de identidad falsa de Delaware, comprada en la calle Macdougal. También comenzó a salir con un mesero griego de 26 años que había conocido en el restaurante. Pronto tuvo su primer tatuaje: una clave de sol en la espalda. "Antes de hacer mi primer video importante, decidí convertir ese tatuaje en uno inmenso recorriéndome el costado. No podía enfrentarme al mundo con un tatuaje vulgar."
Papá: quiero ser estrella de rock
Tras terminar la secundaria, Gaga se inscribió en la escuela de arte Tisch, de la Universidad de Nueva York, donde ocupó un dormitorio. Pero pronto sintió que estaba más avanzada creativamente que algunos de sus compañeros. "Cuando una aprende a pensar en términos artísticos, se puede ser autodidacta", sostiene. Para el segundo semestre les dijo a sus padres que no volvería a la facultad. Quería ser estrella de rock. Su padre aceptó pagar su alquiler por un año con la condición de que ella se volviera a inscribir en la universidad si no tenía éxito. "Dejé a mi familia, me fui al departamento más barato que pude conseguir y comí porquerías hasta que alguien estuviera dispuesto a oírme."
Gaga se mudó con un futón y un disco de Yoko Ono. En la escuela secundaria tenía claritos rubios y dejaba sueltos sus rulos, pero a partir de allí se tiñó el pelo de negro y comenzó a plancharlo. Organizó la Stefani Germanotta Band y grabó sus baladas estilo Fiona Apple en un estudio que se hallaba debajo de una tienda de bebidas en Nueva Jersey. Dice su manager de entonces, Frankie Fredericks: "Ibamos al lugar, tocábamos, nos emborrachábamos. Decía que quería tener un acuerdo de grabación de un disco para los 21". Era un objetivo lejano. Lo que faltaba casi por completo era alguna idea de cómo lograrlo. Tenía un poderoso carisma sexual, como Madonna, pero mientras ésta parece haber calculado cada paso en su búsqueda del estrellato, la historia de Gaga es en parte de deriva juvenil, de esperar un rayo en cielo sereno, de que se diera un accidente brillante. Por otra parte, Gaga tenía algo que le faltaba a Madonna: una voz realmente muy buena.
El año fuera de la universidad terminaba en marzo de 2006. Una semana antes, la Stefani Germanotta Band actuó en el Cutting Room junto con Wendy Starland, una joven cantante-compositora en el molde de Peter Gabriel. Starland había estado trabajando en canciones con Rob Fusari, un productor de 38 años que era conocido por sus éxitos para Destiny´s Child y Will Smith. Fusari mencionó a Starland que estaba interesado en encontrar una cantante para una banda. "La seguridad de Stefani se sentía en la sala -comenta Starland-. Su presencia es enorme. Y no tiene miedo. Presté atención al tono y al timbre de su voz. ¿Podía tener un registro amplio y dinámico? ¿Podía cantar suave y después golpear? Podía hacer todo eso y transmitir una energía muy poderosa."
Cuando Fusari conoció a Gaga, ella saltó a su piano. "Para ser honesto, pensé que era una John Lennon femenina. Era el talento más extraño." Stefani estuvo de acuerdo en que su nombre no iba a ser un impacto. A Fusari le gustaba cantar Radio Ga Ga, de Queen, y dice que se le ocurrió lo de Lady Gaga a partir de ahí. El éxito tiene muchos autores: Starland asegura que fue resultado de un brainstorming ["tormenta de ideas"].
Gaga no estaba interesada en la moda aún. Le gustaban las calzas y las camisetas, quizá con un hombro desnudo. "Un par de veces vino al estudio en jogging -recuerda Fusari, quien tuvo un affaire con la estrella pop- y le dije: «Prince no va a comprar helado a la esquina vestido como Chris Rock. Ahora sos una artista. Eso no se prende y se apaga»." El problema era que ella no sabía fingir: aunque quería ser una estrella, no tenía una clara idea de lo que era una estrella o hacia dónde fluían las principales tendencias de la cultura pop. Fue en ese momento cuando comenzó a estudiar seriamente: consiguió una biografía de Prince, comenzó a comprar ropa en American Apparel y se quedó embobada con la biblia del New Age, The Secret. Interpretó los comentarios de Fusari como señal de que debía acortarse las polleras y hacerlas más ajustadas, hasta que un día desaparecieron por completo. Sólo quedaba su ropa interior, a veces con calzas debajo.
Llena de confianza, Gaga estaba lista para ser transformada. La música dance resultó encajar perfectamente con su energía altamente sexual: era una artista escénica más que una simple cantante. Pero el negocio en el que buscaba lanzarse era más difícil que nunca. Los sellos exigían a los artistas "acuerdos de 360 grados". En vez de financiar las grabaciones y quedarse con los originales, querían compartir los derechos que tradicionalmente pertenecían al artista, como los de merchandising, de shows y de patrocinadores.
En 2007 Gaga se enamoró locamente de Luc Carl, un baterista de 29 años que era el gerente de un bar rockero donde conoció a Lady Starlight, una figura del Lower East Side de treinta y tantos -maquilladora Mac, DJ y artista escénica-, conocedora del rock y de la historia de los estilos. "Starlight y yo nos entendimos instantáneamente a partir de su amor por el heavy metal y mi amor por los chicos que escuchan heavy metal. En aquellos tiempos, me despertaba en mi departamento con mi novio y su pelo batido, los jeans en el piso, sus zapatillas mal olientes. Tendría puesta la camiseta sin calzoncillos. Luego él se iba a hacer la contabilidad en St. Jerome´s. Yo pasaba discos de vinilo de David Bowie y New York Dolls en mi cocina, y luego escribía canciones con Lady Starlight."
Gaga comenzó tocando sus canciones con Starlight en lugares chicos y a danzar à gogo bajo una lámpara roja, vestida con una bikini y los guantes negros sin dedos de Luc Carl. Bailando, tomando píldoras para adelgazar y comiendo una vez al día, finalmente logró perder peso, cuenta una amiga. Pero Fusari apareció de nuevo en escena en la primavera de 2007, cuando supo que su amigo Vincent Herbert, un "buscavidas con mayúscula", había hecho un acuerdo con Interscope para contratar nuevos artistas. Luego de escuchar un par de canciones, Jimmy Iovine, el jefe de ese sello, se paró y dijo: "Probemos con esto". Gaga estaba preocupada de que no la creyeran lo suficientemente linda para ser cantante. La pusieron a componer temas para las Pussycat Dolls y Britney Spears.
Una tarde, Brendan Sullivan, DJ del canal VH1, le contó del trabajo de Andy Warhol Before and after . Se fue al Metropolitan Museum y se paró delante del cuadro. Compró libros sobre Warhol, lo que la ayudó a entender el sentido de su propia travesía, al mismo tiempo que le proveyó un nuevo vocabulario para hablar de sus creaciones. "Esos libros se convirtieron en su biblia -comenta su amiga Darian Darling-. Los marcaba con una lapicera." Para Warhol, el estrellato es una forma de arte en sí mismo, y las imágenes vacías y vívidas, uno de sus recursos más importantes. La persona detrás de la máscara podía ser aparentemente tan dulce y común como Stefani Germanotta y, de todos modos, ser inmensa. Antes de conocer a Warhol, pertenecía a la categoría general de chica rockera. El la liberó para que se reinventara, se expandiera, convirtiéndose en un espectáculo.
Mientras componía Just Dance, Gaga trató de ampliar su superficie, rehaciendo su estilo como una reina rubia de la era espacial. Comenzó a trabajar seriamente con una coreógrafa, a usar su ropa disco alocada en todas partes. También dio un paso importante en lo personal: terminó finalmente con Carl. Tenía el corazón destrozado, pero esta era su nueva vida. Sus allegados dicen que no se ha enamorado desde entonces y que el asesinato ritual de sus amantes en sus últimos tres videos está relacionado con esta ruptura.
En permanente mutación
Gaga, liberada, tampoco sentía que necesitaba expresar su sexualidad de un modo típicamente femenino y se obsesionó con la androginia, con el aspecto de Liza Minnelli. Comenzó a usar sus anteojos oscuros redondos y sus pelucas, y repetía sus palabras sabias. "Es como si hubiese estado gritando y ahora susurro y todos se acercan para escucharme -dice-. Tuve que gritar tanto tiempo porque sólo me daban cinco minutos, pero ahora tengo quince. Andy dijo que uno solamente necesita quince minutos." Incluso armó su propia "fábrica", la Casa de Gaga. Están Akerlund; su manager, Troy Carter; el equipo central del estilista Nicola Formichetti y su principal colaborador, Matt Williams, al que llama "Dada".
Con el video de Paparazzi (2009) -arrojada desde el techo de su mansión por su novio, renace como un robot de la película Metropolis, de Fritz Lang- se convirtió en la preferida del mundo de la alta moda. Gaga tenía algunas piezas de archivo de Tierry Mugler, pero después de Paparazzi todo cambió. Todos los diseñadores del mundo le mandaban imágenes por e-mail.
Este verano Gaga irá por los Estados Unidos con su tour de estadios, una de las pocas estrellas pop que puede llenar lugares tan grandes hoy. Gastó mucho para lograrlo. Su gira lleva perdidos unos US$ 3 millones, según fuentes de la industria, porque se niega a reducir la calidad en aspecto alguno. Pero pronto llegarán las ganancias. "La gente de Gaga sabe exactamente en qué fecha de este verano boreal comenzará a ganar, y ganará mucho", asegura una fuente. Con su acuerdo de 360 grados, Lady Gaga no es tan dueña de Lady Gaga como uno podría pensar. Esencialmente es un negocio conjunto de Iovine; del CEO de Universal Music, Doug Morris, y del jefe de ediciones de Sony/ATV, Marty Bandier.
En estos tiempos Gaga ya no habla mucho de Warhol: habita plenamente el rol que creó. "Quiere ser loca, hacer declaraciones, hacer arte, canalizar el pasado, experimentar con el arte escénico, probar de todo", dice el fotógrafo David LaChapelle, su colaborador. Sigue siendo demasiado dramática, hablando de monstruos o tratando maliciosamente de presagiar su caída cubriéndose en sangre y colgándose de una soga en los Video Music Awards.
Es un ascenso improbable, un nombre improbable y una imagen totalmente irreal. ¿Pero qué es la realidad? "Creo que todos pueden hacer lo que yo estoy haciendo", apunta Gaga, extendiendo los brazos. "Todos pueden acceder a las partes de sí mismos que son grandes. Yo, a fin de cuentas, sólo soy una chica de Nueva York que decidió hacerlo. ¡Hay que dominar el mundo! ¿Qué sentido tiene la vida si uno no la domina?"
Por Vanessa Grigoriadis (New York Magazine)
New York Magazine. Copyright 2010 New York Media LLC. Distributed by Tribune Media Services. Traducción de Gabriel Zadunaisky

Una máquina de generar noticias
Cada semana Lady Gaga se lleva por lo menos un titular destacado en la prensa internacional. Tiene, entre otros atributos, una variada forma de generar noticias... estruendosas. Que en un sketch de Saturday Night Live, se tiró de los pelos y luego se besó con Madonna; que recibió la bendición de Elton John; que arrasó con los premios en la última entrega de los Brit Awards...
Una de las informaciones que recientemente volvió a ponerla en boca de todos fue su inclusión en la clásica lista anual de la revista Time, donde comparte cartel con Hillary Clinton y el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy. Allí los lectores la votaron para personaje más influyente del año.
También encabezó las ventas digitales del año último y Vogue la anotó en su nómina de las mejor vestidas del año.
A propósito de sus excéntricos atuendos y vestuarios casi-casi de ciencia ficción, hace unos meses protagonizó un episodio médico sobre un avión que felizmente no llegó a mayores: en pleno vuelo se sintió indispuesta porque el vestido que llevaba puesto -confeccionado con cintas adhesivas- la tenía tan comprimida que casi le provoca una trombosis venosa.

Un fenómeno completo, el mes pasado, su web alcanzó los mil millones de visitas.
En Estados Unidos, es inminente el lanzamiento de un cómic autobiográfico que la tiene de protagonista.
Perfil de superstar
Nacida en marzo de 1986, Stefani Joanne Germanotta ascendió la escalera a la fama amparada en su nombre artístico -Lady Gaga- y en los últimos dos años se consagró como gran estrella pop. Entre hits de Michael Jackson y Cyndi Lauper, el heavy metal y la música dance, fue haciendo su camino. Hoy es más una camaleónica artista escénica que una simple cantante. Just dance, Paparazzi y Beautiful, dirty, rich, son algunos de sus temas incluidos en el álbum The Fame, cuya reedición en CD doble con el título The Fame Monster, que editó en Argentina Universal Music, incluye un EP con novedades. Está Telephone, cuyo video (¡dura 9 minutos y 32 segundos!) cuenta con la participación de Beyoncé y se puede ver completo en la web oficial de Gaga.
Más datos
www.ladygaga.com
lanacion.com

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