domingo, 16 de mayo de 2010

SEXUALIDAD: Mucho más que dos

La sexualidad ya no viene en dos gustos. Como un arcoiris, se presenta en múltiples colores y no sólo en celeste y rosa. Hombres con hombres, mujeres con mujeres, hombres con mujeres y hombres -y viceversa-, bisexuales, travestis, transexuales: toda una gama se despliega hoy ante la mirada perpleja de la sociedad. Pero que los hay, los hay.
Más allá de la dicotomía de los dos sexos que primó hasta poco tiempo atrás, hoy se habla de "heterosexualidad fluida". Esta categoría teórica intenta captar una observación frecuente: hombres y mujeres heterosexuales buscan experiencias, además, con personas del mismo sexo. Y no por ello se consideran homosexuales.
Siempre fue así pero antes se tapaba, dicen los sexólogos. Pero también hay que reconocer que este florecimiento sexual es parte de un clima de época: la ambigüedad se ha convertido en la norma. Peinados, vestimentas y zapatillas son indistinguibles en los más jóvenes. Lo que comenzó como una moda "unisex" se convirtió en uniformidad lisa y llana. ¿Será todo esto una costumbre pasajera o una realidad profunda que surge ahora a la superficie?
Como sea, la bisexualidad es hoy una cuestión cada vez más visible, especialmente entre las chicas, hasta tal punto que muchos hablan de una tendencia "bi-chic" en la sociedad global. Incluso el Urban Dictionary, un sitio on line que recoge muchos términos de reciente vigencia, se ocupa de definir "bi-chic": chicas que se definen como bisexuales pero sólo porque está en la movida, porque es cool . Se besan y se tocan, especialmente en público y con unos tragos de más, aunque no tengan como perspectiva establecer relaciones homosexuales en serio.
La bisexualidad podría ser, incluso, la clave detrás del impresionante éxito de la trilogía sueca Millenium, que ya vendió más de 12 millones de ejemplares en todo el mundo. Las novelas de Stieg Larsson tienen como protagonistas a un periodista y a una chica que va en camino de convertirse en ello. En su delgado cuerpo vestido al estilo punk, la joven Lisbeth Salander combina algunos de los rasgos más transgresores y más "trendy" de esta era: luce un tatuaje, trabaja de hacker y es bisexual.
"La sociedad del futuro será bisexual", afirmó Humberto Veronesi, ex ministro de Salud de Italia y hoy director del Instituto Oncológico Europeo. Científico prestigioso y disertante provocador, Veronesi ha explicado que la diferencia entre hombre y mujer se está atenuando y que los órganos reproductivos se están atrofiando debido a factores diversos, entre ellos, la evolución humana: partiendo de bases científicas, sostiene que hombres y mujeres hoy generan menos hormonas y que la bisexualidad "será el precio a pagar por la evolución natural de la especie". Veronesi suma a este panorama las técnicas de fecundación asistida: el sexo ya no es la única vía para procrear. Por lo tanto, "ya no será importante si elegimos practicarlo con una pareja de nuestro mismo sexo", planteó, fogoneando una polémica que no decae.
Algunos estudios indican que la heterosexualidad no tradicional está creciendo, así como también la bisexualidad. En 1948, el hoy célebre sexólogo norteamericano Alfred Kinsey, autor del llamado "informe Kinsey" -la primera encuesta científica masiva acerca de las conductas sexuales humanas- revelaba que el 46 por ciento de los hombres había tenido tanto relaciones heterosexuales como homosexuales. En 2002, el Centro Nacional de Estadísticas en Salud de los Estados Unidos concluía que el 1,8% de los norteamericanos se definía como bisexual.
Pero un estudio estadounidense publicado en 2007 en la revista científica Archives of Sexual Behaviour reveló que el 14,4% de las mujeres jóvenes se identifica como no heterosexual, lo que implica que la proporción de lesbianas o bisexuales ha subido más de siete veces con respecto al 2 % histórico. Entre los hombres jóvenes, sólo el 5,6% se considera gay o bisexual, de acuerdo con los investigadores de la Universidad de Cornell que hicieron la encuesta entre más de 20.000 estadounidenses.
Los números son similares en otros países. En Noruega, el 20% de las jóvenes se reconoce como lesbiana o bisexual, mientras que en Nueva Zelanda la cifra ronda el 16%. En la Argentina, no hay datos confiables sobre este tema.
Rebeldías adolescentes
El andrógino David Bowie, la camp Madonna y la ambigua Angelina Jolie mostraron el camino glamoroso de la bisexualidad. Hoy, invocando a la cantante Lady Gaga, muchas chicas se muestran alternativamente con parejas masculinas o femeninas. Ante las cejas levantadas de sus padres, las chicas siguen como si nada, desplegando sus gustos "bi" en blogs, chats y discotecas. Quizás en esta actitud desafiante a la ley de los dos sexos se encarnen hoy las rebeldías adolescentes. O tal vez sea más fácil ahora "salir del closet" bisexual. Podría incluso ser una moda, como el piercing y los tacos aguja.
Después de todo, la actriz Anna Paquin, con 27 años y comprometida para casarse, hizó pública su bisexualidad y consiguió así más publicidad que cuando caminó por la alfombra roja para recibir un Oscar. Ni hablar de la curvilínea Megan Fox, quien saltó a las primeras planas con su confesión de atracción fatal hacia Olivia Wilde, la bellísima actriz que interpreta a la médica bisexual Trece en la serie "Dr. House".
El siglo XXI consume los cuerpos de los unos y las otras hasta tornarlos casi iguales en sus modos y sus apariencias. Son tiempos en los que se desvanece la ley paterna y el goce tiene permiso para ser obtenido sin tomar en cuenta las diferencias naturales.
La web hace su parte, transformando los deseos en realidad, mientras convierte a los cuerpos en una pura virtualidad. Los varones sueñan en red con mujeres despojadas de vergüenzas en las pantallas. Las chicas suben sus fotos hot para deleite de miradas femeninas o masculinas por igual.
En esta época, explica la psicoanalista Débora Fleischer, el mercado mismo promueve este ideal: todo se puede ver y decir, no hay que elegir entre un sexo y otro, no hay diferencia entre lo público y lo privado. La investigadora de la UBA reconoce que, en su consultorio, cada vez hay más preguntas de los adolescentes respecto de quiénes son. "Muchas veces, la pregunta por la sexualidad se tapa con alcohol", indica la especialista en adicciones. "Pero en algún momento hay que elegir: no se puede ser de Boca y de River al mismo tiempo", apunta la médica y psicóloga Fleischer.
No todos coinciden con la mirada psicoanalítica. El sociólogo Carlos Figari, investigador del Conicet, subraya que hoy se trata de reconocer que el deseo es volátil, múltiple, inapresable en categorías definitorias. Si bien acepta que hay orientaciones hetero, homo y bisexuales, sus estudios lo han llevado a vislumbrar la continua producción de nuevas prácticas. Aunque no coagulan aún en nuevas identidades, señala Figari, estos deseos heterosexuales con límites laxos se agrupan a través de Internet y se constituyen en nuevos colectivos sociales.
Como ejemplo, el investigador del Instituto Gino Germani relata las experiencias de las "cross-dressers". Son hombres "normales" que se sienten atraídos por mujeres y que, incluso, son felices en sus matrimonios. Pero a estos hombres, además, les gusta usar prendas femeninas de vez en cuando. "Definitivamente no son gays; sí podríamos hablar de una heterosexualidad fluida", dice, y elige con cuidado las palabras que usa para describir un universo complejo. Lo cierto es que estos hombres son públicamente considerados "normales", aun cuando, claramente, se alejan de la sexualidad binaria tradicional.
En cuanto a las adolescentes que tienen novio y se besan con otras, Figari llama a poner paños fríos en las atribuladas mentes de los adultos. "Los adolescentes experimentan con todo, y también con la sexualidad", alega. "¿Son estas chicas lesbianas? No necesariamente", dice el investigador de la UBA.
Concuerda el psicólogo Jorge Raíces Montero, coordinador del Departamento de Investigación y Docencia de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA): "Hoy se prueba más, hay chicos que tienen sus primeras experiencias para llevar la contra o para probar, pero no se identifican como homosexuales y por lo tanto esas experiencias no van a dictaminar lo que van a ser", tranquiliza.
Mujeres destapadas
Hubo un tiempo en que la serie "Queer eye for the straight guy" ("Una mirada gay para el hombre hetersexual") -en la que cinco homosexuales le enseñan a un hombre heterosexual a vestirse bien, comer refinadamente y relacionarse mejor con las mujeres- generó un escándalo televisivo. Hoy, este reality show no levanta polvareda y es consumido por mujeres estereotipadas en el rol de cocina-lava-plancha. En cambio, la serie "Amas de casa desesperadas" muestra con picardía a una de las protagonistas en una relación con otra mujer. Ambas lucen lindas y deseables, pero no para los hombres sino para la audiencia mayormente femenina de este programa.
Por otra parte, proliferan los hombres "metrosexuales" que usan cremas para cara, cuello y párpados, que se depilan y que van al gimnasio para cuidar su cuerpo. Y que no se sienten femeninos por eso.
Algo está cambiando, evidentemente. La homosexualidad ya no es condenada socialmente: hasta un hombre de la Iglesia, el sacerdote Vicente Reale, acaba de expresar públicamente en Mendoza que no apoya la ley de matrimonio gay que se debate en el Congreso, pero sí alguna ley que garantice los derechos civiles a parejas del mismo sexo. Lo gay se ha vuelto parte de la sociedad, hasta tal punto que ya ha habido casamientos homosexuales en el país. El caso de Ramona Arévalo y Norma Castillo, dos jubiladas de 67 años, sacudió a la sociedad el mes pasado cuando -Libreta del Registro Civil en mano- dieron un simbólico paso en Buenos Aires para concretar una tendencia mundial. El casamiento fue luego anulado y más tarde vuelto a la legalidad en instancias judiciales.
Lo cierto es que la cuestión gay, la lucha por los derechos de los homosexuales, hoy traen menos novedad que las llamadas "heterosexualidades fluidas". Y la tolerancia.
Una reciente encuesta realizada en Buenos Aires por la consultora Rohmer revela que la mitad de sus habitantes está de acuerdo con el matrimonio gay.
Pero tal vez no todo sea color de rosa. En su reciente libro Girls on the edge ("Chicas al borde"), el médico y psicólogo norteamericano Leonard Sax analiza los cambios en las sexualidades de los jóvenes. Según Sax, a las chicas lindas y populares ya no les interesa saber cómo lucen sino quiénes son. En esta búsqueda, algunas se tornan anoréxicas u obsesivas. Y otras se declaran bisexuales. ¿Será una forma de llenar el vacío de la era posmoderna? ¿O la bisexualidad es parte del ser humano?
Sigmund Freud postuló que todos los humanos nacen bisexuales. Sólo el devenir psíquico en relación con los padres, las palabras y el imperio de la ley determinan la orientación de una persona hacia uno u otro sexo. "Pero en algún momento hay que elegir, no se puede tener todo", insiste la psicoanalista Fleischer.
No obstante, parece haber otras variables a considerar: algunas tan simples como el tamaño de la ciudad en la que se crece. Para la investigadora del Conicet Ana María Mendes Diz, la bisexualidad depende mucho de si alguien vive en una mega-ciudad cosmopolita, como Buenos Aires, o en una ciudad intermedia. "En las ciudades medianas del país, las chicas y los chicos forman parejas más tradicionales. No se ven relaciones bisexuales, quizás porque la presión social es mayor", reflexiona la socióloga del Instituto Gino Germani.
Como sea, los arrumacos entre chicas se han vuelto parte del paisaje social, especialmente en lugares considerados de "vanguardia". Según el médico norteamericano Sax, actualmente las chicas son tres veces más propensas a declararse bisexuales que sus hermanos varones.
Para Mendes Diz, "hay un destape de las mujeres en todo sentido". Pero la socióloga sostiene que "se trata de una masculinización de las mujeres y de una feminización de los hombres, no de una mayor bisexualidad".
Los psicólogos no se ponen de acuerdo en este tema. Mientras algunos afirman que la bisexualidad en las mujeres sólo es un producto de la confusión clásica de la adolescencia, otros sostienen que es una fase antes de asumirse homosexual. Y hay un grupo de científicos para los cuales la bisexualidad podría considerarse un "tercer sexo", una identidad que se mantiene invariable a lo largo de la vida.
Un estudio publicado en la revista Developmental Psychology apoya esta idea. Tras seguir las relaciones de 79 mujeres bisexuales a lo largo de diez años, la psicóloga norteamericana Lisa Diamond, de la Universidad de Utah, mostró evidencias de que la bisexualidad es una orientación sexual per se y no una etapa transicional. "Las mujeres, incluso las que se casaron con hombres, no modificaron su atracción por ambos sexos a lo largo del tiempo", deslizó. "En este sentido, la bisexualidad no es una elección de vida sino una sexualidad que podría llamarse fluida", concluyó Diamond. Lo mismo sostiene el sociólogo Carlos Figari, quien subraya que es un error muy común el centrarse en identidades sexuales fijas.
¿Provendrá la confusión reinante del intento por clasificarlo todo, como dice Figari?

Es lo que alegan muchas personas que han tenido experiencias bisexuales. "Mi primera experiencia sexual fue con un hombre, durante mi adolescencia, y mantuve relaciones continuas con hombres hasta los veintipico", relata Mónica García, seudónimo que elige esta periodista de 42 años para mantener su privacidad. "Después, mis relaciones con hombres fueron ocasionales y las más perdurables fueron con mujeres, hasta el día de hoy", agrega García, quien no termina de definirse. "No he construido vínculos duraderos con hombres, y por lo tanto creo que eso es algo que me define más hacia la homosexualidad que hacia la bisexualidad", apunta Mónica, como sugiriendo que a ella la tiene sin cuidado si la incluyen en una u otra definición.
Para el psicólogo Jorge Raíces Montero, el futuro se anuncia como plurisexual. Lo que existe desde siempre, dice, es una multiplicidad de elecciones sexuales. "No es que hoy haya más bisexualidad en mujeres ni en hombres. Lo que sí hay es más visibilidad y más oportunidades de encontrarse, con Internet y los medios de comunicación modernos", asegura el sexólogo de la CHA.
El médico Leonard Sax, sin embargo, apunta que hay algo más que destape. En su opinión, la bisexualidad creciente que se observa en los EE.UU. se debe a una falla en la transmisión parental de la masculinidad y la feminidad. "Como los jóvenes han crecido sin una guía cultural o parental acerca de lo que significa el género, cuando el mercado propone caricaturas del hombre o la mujer, como los modelos publicitarios, no se reconocen", señala Sax.
La psicoanalista Fleischer coincide con esta idea. "La bisexualidad forma parte del se-puede-todo que impera en esta época. Es un tema que excede a la sexualidad, que se puede ver también con Facebook y las fotos", desliza.
Marketing o realidad, diversidad de elecciones o uniformidad de las apariencias, es indiscutible que las nuevas sexualidades irrumpen en todo el mundo. Como salidos de una caja de Pandora, los modos de emparejarse escapan de las categorías tradicionales para fundar un orden más tolerante con los deseos particulares. O un caos florido.
© LA NACION

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