miércoles, 12 de mayo de 2010

Por qué el estrés engorda

"¡No puedo parar de comer! Son los nervios, doctora..." Palabras más, palabras menos, frases por el estilo se escuchan cada vez más en los consultorios de los nutricionistas. Según coinciden especialistas en el área, al menos el 30% de los pacientes excedidos de peso llegan con este discurso a pedir una dieta con desesperación.
En la Argentina, según la encuesta de Nutrición del Ministerio de Salud, el 50% de la población tienen exceso de peso y de ese total, el 30% es obeso; y la cifra crece año a año.
La nutricionista Mónica Katz explica por qué el estrés genera un círculo vicioso que invita a comer de más. "El estrés crónico: estrés laboral, incomprensión crónica, pareja malavenida, soledad crónica, todo eso produce estrés y activa el sistema para aplacarlo; una de las cosas que hacemos es comer para bajarlo", comenta Katz.
Según las estadísticas, dos tercios de la población estresada es hiperfágica, es decir, se apoya en la comida para bajar el nivel de estrés. Son los menos aquellos a quienes se les cierra el estómago. La especialista explica que se engorda de dos formas: frente al estrés crónico se aumenta una sustancia que marca el estrés y es la hormona cortisol. Cuando uno come, ésta baja. "Ese es un problema, una trampa, porque la solución no está en la comida pero alguien come y se calma...por un minuto. Pero al problema no lo soluciona. Es una especie de ansiolítico: estoy buscando una dosis de tranquilidad y la encuentro temporariamente, pero como consecuencia sobreviene la obesidad", explica Katz.
Los nutricionistas se refieren a la hormona - neuropéptido Y (NPY)- que participa en el control neural de la alimentación y que está vinculada con la obesidad inducida por el estrés. El neuropéptido Y actúa sobre el cerebro para dirigir la necesidad de comer.
Pero, además, el NPY de los nervios periféricos también puede actuar directamente sobre el tejido adiposo, de allí que los nutricionistas consultados hablen de pacientes que, quizá no son obesos, pero tienen un exceso de grasa abdominal. Se estima que el 15% de las mujeres jóvenes padecen de este problema que aparece como alarmante.
¿Cuáles son las consecuencias de la gordura?
La jefa de Alimentación de la Clínica de Rehabilitación y Cirugía Ambulatoria (Ciarec) detalle que hay "infinidades" de perjuicios al tener exceso de peso. "Es muy dañino para la salud por las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la resistencia a la insulina, la hipercolesterolemia y todas las cuestiones asociadas al esqueleto".
Coinciden en la importancia de implementar tratamientos multidisciplinarios, que aborden el problema desde un punto de vista psicológico, médico y nutricional. "Hay que explicarle al paciente que lo que siente es estrés, no hambre y le sucede es que con la comida reduce por un minuto la ansiedad. A veces, sólo con esa información, empieza a controlarse", manifiesta Katz.
De lo contrario, en esto coinciden las especialistas consultadas- hay que apoyar al paciente con técnicas anti estrés, en algunos casos se recurre a la medicación para nivelar las emociones (ansiolíticos), se recomienda terapia y, como complemento, un plan alimentario equilibrado.

Cómo frenar la ansiedad
- Educación alimentaria: lograr un cambio de hábitos, como por ejemplo, incorporar más frutas y verduras, fraccionar las comidas, combinar pastas con vegetales; hablar de la diferencia del hambre real y la ansiedad- Taller de técnicas anti estrés: para bajar los niveles de ansiedad
- Ejercicio físico: caminar, al menos, 30 minutos diarios
- Asistencia psicológica: para indagar en los problemas de fondo
- Medicación: para bajar la ansiedad

Vinculan una sustancia cerebral con la obesidad
Washington (EFE) Científicos estadounidenses descubrieron que una sustancia cerebral que tiene una importante función en la memoria, también parece estar involucrada en la regulación del consumo de alimentos y la tendencia a la obesidad.
En un informe publicado por la revista New England Journal of Medicine, los científicos del Instituto Nacional de la Salud Infantil y el Desarrollo Humano, sugieren que el descubrimiento podría ayudar a combatir el aumento de peso.
La sustancia es el "factor neurotrópico derivado del cerebro" (BDNF, por sus siglas en inglés) y ya se había sugerido en investigaciones con animales que podría ser importante en el control del apetito.
En la investigación realizada con niños y adultos con el trastorno genético llamado síndrome de WAGR, los científicos descubrieron que algunos de ellos carecían de un gen correspondiente al BDNF y que, en coincidencia, mostraban mucho apetito y una marcada tendencia a la obesidad.
"Esta es una nueva y prometedora pista sobre los orígenes biológicos que contribuyen a la obesidad", dijo Duane Alexander, director del instituto.
"Es posible que, en última instancia, este descubrimiento conduzca al desarrollo de nuevos fármacos para controlar el apetito en personas que no han tenido éxito con otros tratamientos", agregó.
El síndrome de WAGR es un trastorno que se manifiesta con una serie de síntomas y enfermedades, incluyendo tumores renales, ausencia de iris ocular, anormalidades genitales y del tracto urinario y retraso mental.
En su estudio, los científicos analizaron el cromosoma 11 de 33 pacientes con síndrome de WAGR y 19 de ellos mostraron que carecían de toda o gran parte de la copia del gen BDNF.
A los 10 años de edad, esos 19 pacientes eran obesos y tenían una fuerte tendencia a comer de forma excesiva.
Más aún, señala el estudio, los 19 tenían niveles de BDNF en la sangre que eran alrededor de 50 por ciento menores en comparación con quienes tenían copias normales de ese gen.
Según Jack Yanoski, de la División de Crecimiento y Desarrollo del Instituto y autor principal del estudio, se cree que el BDNF trabaja en conjunción con otras sustancias que regulan el apetito y el peso corporal.
La principal de esas sustancias es la leptina, una hormona involucrada en las señales del hambre.
El científico manifiesta que la secreción de BDNF en el hipotálamo, la región del cerebro que controla la alimentación, es indirectamente impulsada por la leptina.
Los investigadores señalan que el estudio de la relación entre ambas sustancias, así como de la acción del BDNF sobre los tejidos, podría conducir al desarrollo de los nuevos fármacos para tratar la obesidad en ciertas personas.
lanacion.com

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