lunes, 3 de mayo de 2010

La hipertensión tiene trato diferencial con ellas

Salvo las complicaciones que puedan darse en el embarazo con la hipertensión gestacional y la preclampsia, que pueden ser un factor de riesgo sin relación directa con el problema crónico de la hipertensión, se sabe que hay factores propios de la fisiología de la mujer que, a diferencia del hombre, les brindan a ellas cierta protección respecto de esa condición crónica de riesgo cardiovascular mientras dura la edad fértil.
Pero al llegar la menopausia todo cambia: "Las mujeres se vuelven más propensas a la hipertensión arterial, y sus valores de presión pueden igualar y hasta superar el riesgo del hombre a igual edad", advierte la doctora Judith Zilberman, médica cardióloga del Hospital Argerich y presidenta del Comité de Enfermedades Cardiovasculares de la Mujer Adulta de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
"En principio se creía que esto sucedía solamente por la disminución de estrógenos, pero después se fue descubriendo que hay muchos otros factores que influyen, como el daño en el tejido vascular endotelial o el aumento de los niveles de andrógenos, u hormonas masculinas", señala la doctora Zilberman.
Normalmente el organismo femenino tiene estrógenos y también en menor cantidad andrógenos, pero después de la menopausia el balance entre ambas hormonas cambia, y en algunas mujeres esto puede llevar a un incremento sostenido de la presión, por encima de los valores considerados normales (140 y 90 milímetros de mercurio, respectivamente, para la sistólica y la diastólica).
¿Esto significa que las terapias hormonales podrían mejorar el control de la presión arterial?

No exactamente. En principio se probó con terapias de reemplazo hormonal, a través de importantes estudios como HEARST I y II, o la Women´s Health Initiative (WHI), pero no sólo se vio que no había mejoras significativas en el control de la hipertensión, sino que además estas terapias aumentaban significativamente los riesgos de ACV o de tromboembolismos.
"No obstante, aclara la doctora, cuando se hicieron esos estudios se utilizaban dosis muy diferentes a las que se usan hoy en los tratamientos de reemplazo hormonal, y además no es lo mismo dar este tipo de terapias a mujeres perimenopáusicas que a mujeres menopáusicas de más de 60 años por ejemplo. Hay nuevos estudios que sugieren que si se aplican estas terapias hormonales en dosis diferentes en etapas perimenopáusicas, podrían tener efector beneficiosos con respeto a la prevención cardiovascular, y esto aún continúa en estudio."
El juego de las diferencias.

"Conocer las diferentes respuestas a los tratamientos antihipertensivos actuales en mujeres y varones sin duda podría mejorar las estrategias de tratamiento y nos permitiría obtener una reducción mayor del riesgo, teniendo en cuenta las diferencias", señaló la doctora.
Sin embargo la médica, que presidió el Comité Científico del Congrso Argentino de Hipertensión Arterial, realizado en Buenos Aires en abril por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), aclaró que no hay diferencias significativas en la respuesta al tratamiento antihipertensivo entre hombres y mujeres con respecto al descenso de la presión arterial: "Actualmente no existen estudios clínicos diseñados para evaluar la diferencia de efectividad del tratamiento antihipertensivo entre ambos sexos".
En varios países, y también en la Argentina, hay científicos trabajando en la búsqueda de formas más personalizadas de controlar la hipertensión, ya que en nuestro país, por ejemplo, solo el 14% de las personas hipertensas logran mantener la presión arterial en niveles que no representen un riesgo para su salud, según los datos que maneja la SAHA.
En el Hospital Argerich la doctora Zilberman trabaja en investigación clínica, utilizando diferentes fármacos para el tratamiento corriente de la hipertensión arterial en mujeres menopáusicas, y evaluando no solamente su efecto antihipertensivo, sino también la existencia de algún efecto adicional en el eje hormonal, de síntomas climatéricos, o de factores de riesgo cardiovascular que se desencadenan durante la menopausia.
Pero en cuanto a investigación básica, hay otros estudios que se están realizando en conjunto con las doctoras Jane Reckelhoff, profesora de Fisiología y Biofísica en el Centro Médico de la Universidad de Mississippi (EE.UU.), y Cristina Arranz, fisióloga de la Facultad de Farmacia y Bioqúímica de la Universidad de Buenos Aires.
"Todas las investigaciones experimentales son la base en la mayoría de los casos para continuar con las investigaciones en la práctica clínica, señala Zilberman. A la fecha los resultados de tratamientos con fármacos son preliminares y se necesitan estudios que avalen el uso diferenciado por sexos."
En la localidad cordobesa de Villa María se está llevando a cabo desde hace 4 años el "Programa Corazón Sano", de prevención de factores de riesgo cardiovascular. Este programa, coordinado por la doctora Mildren del Sueldo y que comenzó con el relevamiento y seguimiento de factores de riesgo cardiovascular en mujeres (hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo), inició este año su segunda fase con la evaluación también en varones, con la idea de ingresar luego en una fase comparativa.
La hipertensión es la principal causa de accidente cerebro vascular (ACV) o infarto cerebral, y hace que silenciosa y sostenidamente se vayan deteriorando las arterias, con el consiguiente riesgo de infarto de miocardio, la función vital de los riñones y, según se descubrió más recientemente, la función cognitiva, porque afecta al cerebro a través de imperceptibles microinfartos. De hecho, nuevos estudios presentados este año remarcan la relevancia del daño cognitivo en las mujeres y su relación con la hipertensión arterial, informa la doctora Zilberman.
Unos 7 millones de argentinos la padecen, pero muchos no conocen su condición, lo cual le permitiría tomar las medidas necesarias para mantenerla controlada.
Mantenerse sin sobrepeso, dejar de fumar, hacer actividad física y consumir menos sal son medidas que a todo el mundo ayudan, pero el grado de riesgo y la forma más apropiada de controlar la presión arterial dependen de las características de cada persona.
Marcelo Rodríguez

lanacion.com

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