Mostrando entradas con la etiqueta hipertensión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta hipertensión. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de febrero de 2012

La religiosidad podría reducir la hipertensión, según un estudio


La salud es uno de los campos en los que la ciencia trabaja para descifrar el efecto de las creencias y de las actitudes religiosas en el ser humano. En los últimos años, los resultados de diversas investigaciones han sugerido que, en este terreno, la religiosidad podría jugar un papel.

Uno de los estudios más recientes a este respecto ha sido el realizado por científicos de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU). A partir de un extenso análisis longitudinal sobre la salud noruega denominado HUNT, los investigadores descubrieron que existía, concretamente, una relación positiva entre el tiempo que se pasa en la iglesia y una presión sanguínea baja, tanto en hombres como en mujeres.

Según declaraciones de Torgeir Sørensen, coautor del estudio e investigador del Centro de Psicología Religiosa del Hospital Inland, aparecidas en un comunicado de la NTNU, lo que se constató fue que cuanto más a menudo iban las personas participantes en el HUNT a la iglesia, más baja era su presión sanguínea.

Características de la muestra analizada

Sørensen añade que este es el primer estudio de este tipo realizado en Escandinavia. Investigaciones previas, llevadas a cabo en Estados Unidos, habían sugerido una relación similar entre la asistencia a servicios religiosos y la presión sanguínea. Sin embargo, las grandes diferencias culturales y religiosas entre Estados Unidos y Noruega habían impedido transferir estos hallazgos al contexto noruego.

Alrededor de un 90% de la población del condado de Nord-Trøndelag, en el que se realizó el análisis HUNT, es miembro de la Iglesia Estatal de Noruega, cuyos fundamentos son la Biblia cristiana y el Pequeño Catecismo de Lutero, entre otros.

Desde 1984, los residentes del condado Nord-Trøndelag participaron en tres encuestas HUNT. En estos análisis no sólo se examinaron los factores de riesgo de enfermedad y muerte de la población, sino que también se evaluaron aquellos factores que podían contribuir a tener una buena salud.

La fase tercera de HUNT se desarrolló entre los años 2006 y 2008, e incluyó preguntas sobre la participación de los participantes en actividades culturales y religiosas.

En total, la base de datos recopilada en este proyecto contiene información de alrededor de 120.000 personas, lo que ha permitido integrar datos familiares e individuales, así como relacionar estas informaciones con los registros sanitarios nacionales.

Hallazgo de la relación, pero no de la causa

Los científicos de la NTNU escogieron la asistencia a la iglesia como variable representativa de la actividad religiosa de los ciudadanos, y la presión sanguínea como indicador de la salud general de éstos.

El análisis de estos datos reveló que la variable usada para medir las actividades religiosas (asistencia a la iglesia) tenía una relación significativa con la variable empleada para medir la salud (presión sanguínea).

En otras palabras, aquellas personas que eran religiosamente más activas estaban más sanas que las que no eran religiosamente activas, afirman los científicos.

Estos reconocen, sin embargo, que los resultados obtenidos pueden ser sesgados. Por una parte, no aclaran si la salud de los participantes es la que condicionó su actividad religiosa o viceversa. Es decir, muestran la relación entre la religiosidad y la presión sanguínea, pero no pueden explicitar la causa de esta relación.

Por otra parte, los científicos desconocen también si estos mismos resultados podrían ser aplicados a grupos de población de otras religiones, como el judaísmo o el Islam. Según los investigadores, no se ha podido saber si la misma asociación existe en estas otras comunidades.

Por último, parece que la influencia positiva sobre la salud no es exclusiva de las actividades religiosas. Estudios previos basados en el HUNT han demostrado que también existe una relación positiva entre el humor y la salud, así como entre la participación en diversas actividades culturales y una buena salud.

De cualquier forma, los científicos afirman que los resultados obtenidos en este terreno, que han aparecido detallados en The International Journal of Psychiatry in Medicine les animarán a seguir investigando en esta dirección.

Como hemos dicho, en los últimos años diversas investigaciones han analizado el efecto de la religiosidad sobre la salud humana. Es el caso, por ejemplo, de dos estudios realizados en 2006 sobre la oración y la salud. El primero de ellos constató que el aumento de la esperanza de vida que se deriva de una actividad religiosa semanal es comparable a los beneficios que genera para la salud el ejercicio físico regular o el consumo de medicamentos para reducir el colesterol. El segundo, en cambio, acusó un empeoramiento en la salud en un grupo de personas que estaban recibiendo asistencia religiosa. 
tendencias21.net

lunes, 24 de octubre de 2011

Los hábitos cotidianos que son un arma contra la hipertensión


En la Argentina hay 7 millones de hipertensos. Sólo la mitad sabe que tiene el problema y, peor aún, apenas unos 870.000 reciben tratamiento y alcanzan a controlar su presión. La buena noticia es que, muchas veces, la cura está al alcance, por medio de algunos hábitos cotidianos.
“Si bien no podemos actuar sobre la vulnerabilidad genética a padecer hipertensión, los hábitos cotidianos son las llaves que permiten o evitan que la enfermedad se manifieste”, explica la doctora Carol Kotliar, directora del Centro de Hipertensión del Hospital Universitario Austral. Junto con su colega Sergio Volman y la licenciada en nutrición María Emilia Mazzei acaban de lanzar el libro “Manejo saludable de la hipertensión arterial”, una guía que desarrolla qué hacer para controlar la presión día a día.
¿Cuáles son las bases del plan contra la hipertensión? Primero, adoptar una alimentación reducida en calorías, sodio y grasas saturadas, que “abunde en fibra aportada por cereales, harinas y panes integrales; legumbres, verduras y frutas, frutos secos, semillas y grasas insaturadas (Omega 9 y Omega 3)”, indica Mazzei.
La sal merece un párrafo aparte. “No se trata de erradicarla, sino de controlarla”, advierte la licenciada. Aconseja no cocinar con sal, sino agregarla en la mesa, y evitar los productos envasados por su alto contenido de sodio. “Sirve tener un salero personal con una cucharada de té al ras de sal para consumir durante el día”, apunta Kotliar. Las hierbas, las especias y el limón son buenas alternativas para condimentar.
Segundo pilar antihipertensión: mantener el peso. “Al aumentar de peso se acumula grasa en los tejidos, que puede ser tóxica. Para saber si tenemos una distribución normal de las grasas, medirse el perímetro de la cintura: en las mujeres debería ser menor a 88 centímetros y en el hombre menor a 102”, señala Daniel Piskorz, presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial. Otro indicador del peso es el Índice de Masa Corporal: el peso (kg) se divide por la altura (m) al cuadrado. Para una persona con hipertensión, el valor debe ser menor a 25.
El tercer pilar implica actividad física regular y aeróbica: caminar, correr, remar, jugar al fútbol, andar en bicicleta. “Sesiones de 30 o 40 minutos, al menos cuatro veces por semana, reducen los valores de presión arterial”, asegura Martín Ibarrola, cardiólogo y médico del plantel superior de rugby del Club Regatas de Bella Vista. “La frecuencia es tan importante como la duración. Se puede arrancar de manera gradual, con sesiones cortas, cada vez más frecuentes y prolongadas. Es clave sentirse cómodo con la intensidad y no terminar extenuado”, dice. El ejercicio contribuye, aparte, a atenuar el estrés, otro factor de riesgo de hipertensión.
Por último, los expertos aconsejan limitar el consumo de alcohol: la cantidad aceptada equivale a dos vasos de vino, dos latas de cerveza o una medida de bebidas destiladas (en las mujeres y personas muy delgadas, esta cantidad se reduce un 50%). Y, también, abandonar el tabaquismo activo y pasivo.
Cambiar de hábitos cuesta. “Es difícil arrancar con actividad física, renovar las compras del supermercado… Empezar a entender que no se trata de que uno cambie, sino de que toda la familia cambie”, admite la doctora Kotliar. A pesar de todo, afirma que la sociedad “tiene más conciencia” y que se percibe una “vuelta a lo natural”. “El mundo cambia la imagen de la vida feliz, que dejó de identificarse con el hombre fumando y tomando whisky mientras ve tele, y se acercó a la de una persona activa y saludable”, concluye.

El plan alimentario DASH

Tener hipertensión implica reducir el consumo de sodio, grasas y calorías. Las guías DASH, además de ayudar a reducir la presión sin medicamentos, proponen un estilo de alimentación de por vida, recomendado por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial y la Asociación Cardiológica Americana. Es un plan fácil bajo en grasas, azúcares simples y colesterol. Sus pilares son las frutas, los vegetales, los lácteos descremados. También incluye fibra y alimentos proteicos, como cereales integrales y sus derivados (pan, arroz y pasta), pescado, aves y frutos secos.
“Se demostró científicamente que el plan DASH permite una reducción muy importante de la presión arterial, no sólo por la restricción del consumo de sal sino también por la riqueza en calcio, magnesio y potasio, nutrientes protectores del corazón”, asegura María Emilia Mazzei. La experta señala que el potasio protege contra el accidente cerebrovascular y el magnesio, contra el infarto, y se cree que el aumento en el consumo conjunto de calcio y magnesio, puede disminuir el colesterol. Mazzei aconseja también consumir regularmente productos con Omega 9 y Omega 3 (aceite de oliva, palta y semillas) porque “mejoran la salud cardiovascular”.
clarin.com

domingo, 11 de septiembre de 2011

Ni asma ni ataques de pánico: hipertensión pulmonar

La similitud de los síntomas de la enfermedad con los de otras patologías confunde a los médicos, por lo que el diagnóstico llega, generalmente cuando ya hay pocas chances de sobrevida. “Cuando me la detectaron tenía tres años de evolución y me dieron seis meses de vida”, contó una paciente a Infobae.com
Nancy Campelo sufre de hipertensión pulmonar desde 2004. Y pese a que cuando le diagnosticaron la enfermedad le dieron seis meses de vida, no sólo lleva siete años de tratamiento, sino que, además, preside la asociación de pacientes Hipertensión Pulmonar Argentina (HIPUA) para ayudar a otros como ella.
Quizá su condición de licenciada en Psicología la ayudó a reconocer que lo que padecía no era estrés ni ataques de pánico.
Es que precisamente ésas dos patologías son algunas con las que suele confundirse la hipertensión pulmonar.
Nancy contó que su historia con la enfermedad es “el reflejo de muchos”. “Cuando llega al diagnóstico la enfermedad está muy avanzada; en mi caso, me la descubrieron en 2004, la enfermedad tenía tres años de evolución y me dieron seis meses de sobrevida”, relató a Infobae.com.
“Los síntomas son muy sutiles, como agitarse al subir escalera o caminando por la calle. La agitación es la principal señal y uno la atribuye al exceso de peso, al estrés, pero el agotamiento va limitando la vida de una manera contundente”, describió Nancy sus primeros indicios de la enfermedad.
Nancy explicó que la hipertensión pulmonar “se confunde con asma, estrés, ataques de pánico”. “Eso me pasaba a mí y yo, por ser psicóloga distinguía que no eran esos mis síntomas y discutía con los profesionales”, recordó la mujer.
De ahí que la hipertensión arterial pulmonar sea una enfermedad de difícil diagnóstico: sus síntomas desorientan a muchos médicos tratantes, quienes confunden esta patología con otras condiciones cardiopulmonares o con ataques de pánico, estrés o efectos colaterales del sobrepeso.
“En 2011 hay más centros de referencia y médicos especialistas, pero siempre se radican en Capital y GBA y el resto del país está desprotegido”, destacó.
Así es que la presidente de HIPUA insistió que “los primeros síntomas de la enfermedad suelen ser muy sutiles, como falta de aire, desmayos, dolor en el pecho, debilidad, taquicardia y fatiga. El síntoma cardinal es la disnea. Sufrir de faltas de aire permanentemente no es normal”. “Es vital que las personas que tengan estos síntomas consulten con un cardiólogo o un neumonólogo porque, de esa manera, llegarán a un diagnóstico certero lo más pronto posible y tendrán una mayor sobrevida –consideró-. Podemos evitar que la gente muera tan tempranamente”.
Pese a que su tratamiento es muy costoso, la hipertensión pulmonar no está incluida en el Programa Médico Obligatorio (PMO). Según Nancy, porque “a veces no se legisla a favor de pocas personas”.
Es que se dan sólo 15 a 25 casos por millón de habitantes. En la Argentina se estima afecta entre 600 y 2000 personas. Personas que deben pagar “entre 10 mil y 140 mil pesos por mes” de tratamiento.“Existen drogas que, si bien no curan, ennlentecen la evolución de la enfermedad y dan mayor expectativa y calidad de vida”, explicó Nancy, quien remarcó que “son drogas de altísimo costo y las obras sociales se niegan a otorgarlas”.
“Y dado que sólo a través de un recurso de amparo algunos pacientes logran obtener la medicación, muchos desisten, resignando su salud”, contó Nancy.
Tras asegurar que ésa es una de las razones de ser que tienen en HIPUA, relató que en su día a día tuvo que establecer normas “para tener una buena calidad de vida”.
“Si viajo en subte puedo subir la escalera, pero si tengo ascensor o escalera mecánica voy a preferirlo para no forzar a mi corazón”, ejemplificó. Y contó: “Hay roles que dentro de la familia se ven afectados. Es el varón el que tiene que hacer las tareas de la casa porque la mujer se agita. Soy el ejemplo de cómo la familia es flexible y todos asumen el desafío y compromiso a favor de la salud de uno de sus integrantes”.
Sobre la enfermedad
La hipertensión pulmonar se estima que afecta entre 600 y 2000 personas en la Argentina. Suele detectarse tardíamente en su evolución, limitando las alternativas terapéuticas para el paciente.
La frecuente asociación de los síntomas de la hipertensión pulmonar a otras enfermedades conduce a una reducción de la esperanza de vida de los afectados a menos de tres años, ya que no inician a tiempo los tratamientos existentes que podrían prolongarles la vida.
La hipertensión pulmonar, una enfermedad generalmente sin causa identificable, comienza cuando los pequeños vasos que llevan sangre hacia los pulmones se estrechan, ocasionando un aumento de la presión pulmonar. El incremento de la resistencia de estos vasos dificulta el flujo sanguíneo al pulmón (impidiendo el normal intercambio de gases para la oxigenación del cuerpo) e implica que el corazón deba realizar un esfuerzo mayor para bombear suficiente sangre a este órgano.
Este proceso se traduce en la dificultad que presenta el paciente para respirar y resulta eventualmente en el agrandamiento cardiaco, que puede llevar a insuficiencia cardíaca, una vez que la enfermedad ya está en un estadio avanzando.
Para mayor información: http://hipertensionpulmonarargentina.org
infobae.com

viernes, 26 de agosto de 2011

El test infalible de la hipertensión


Equipo monitorización a domicilio de de Osakidetza (PDA, tensiómetro y pulsioxímetro). | Mixti.
Más de una cuarta parte de los hipertensos está sin diagnosticar y un 30% de los pacientes, por el contrario, posee un sobrediagnóstico. Por ello, los datos de una nueva investigación van a catapultar definitivamente al sistema de monitorización ambulatoria de la presión arterial durante 24 horas (MAPA) como la prueba reina en el diagnóstico certero de la tensión arterial elevada.
Publicada 'on-line' en el último 'The Lancet ', la investigación ha sido llevada a cabo con un modelo hipotético de análisis con población hipertensa de atención primaria de 40 años o mayor.
Ante estos resultados, el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica británico (NICE, sus siglas en inglés), que ha contribuido a la financiación del estudio, recomienda la vigilancia ambulatoria durante un día como "la mejor práctica clínica para el diagnóstico de la hipertensión y ya la ha incluido en las nuevas guías elaboradas de forma conjunta con la Sociedad Británica de Hipertensión".

España, puntera

En España vamos por delante. Francisco Fernández Vega, vicepresidente de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) y presidente de la Sociedad Asturiana de Hipertensión, aclara los motivos. "El trabajo trae buena noticias, pero no nos dice nada que no supiéramos ya. Nuestro país es puntero en esta prueba, llevamos años haciéndola tanto en de forma hospitalaria como en Atención Primaria (1.000 médicos de familia utilizan esta técnica). La investigación contribuye a la reafirmación de las ventajas de esta técnica".
De hecho, el registro MAPA de la SEH-LELHA, conocido como MAPAPRESS,"constituye la mayor base del mundode monitorizaciones de 24 de horas de la presión arterial, con datos de 50.000 pacientes", insiste el doctor Fernández Vega.
Richard McManus y Sue Jowett, ambos de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), son los autores principales del nuevo ensayo que especifica que el MAPA "consiste en llevar un brazalete de presión sanguínea conectado a una máquina automática de medición de tensión durante un período de 24 horas en el cual se registran varias medidas: normalmente cada media hora durante el día y cada hora en la noche".
Según ha declarado el doctor McManus a ELMUNDO.es , "todos las personas con tensión elevada se deberían someter a esta prueba".
Dado que la presión arterial varía durante el día, debido a las diferentes actividades que lleva a cabo una persona, esto permite 'dibujar' un panorama más amplio de la tensión de cada individuo. Estudios previos a largo plazo han demostrado que la presión arterial media durante un período de 24 horas predice mejor a largo plazo los posibles eventos cardiovasculares (infartos de miocardio e ictus) que la cifra registrada durante las citas médicas.
De hecho, los expertos han advertido en varias ocasiones que la 'lectura' de la presión en consulta a menudo da cifras elevadas artificiales, lo que se conoce como 'efecto de la bata blanca', aquel en que la tensión en la consulta es más alta que el promedio de presiones registradas fuera del medio hospitalario.
El doctor McManus reconoce que, en su país, "la modificación en la forma de diagnóstico puede afectar al tratamiento de millones de personas en Reino Unido y puede suponer también un cambio de paradigma que se repita a lo largo de todo el mundo".
Es más, "todo los hipertensos en tratamiento durante un periodo de tiempo, normalmente a lo largo de un año, tienen ahora la oportunidad de saber si el diagnóstico primario era correcto cuando se sometan a su revisión", agrega el experto.

Pruebas compatibles

Ninguna duda tiene el experto español de la necesidad de "que todos los pacientes se realicen un MAPA, porque se trata del patrón de oro del diagnóstico de la hipertensión. Además, su uso cada vez está más extendido en nuestro país y sus ventajas son claras: proporciona un dictamen certero y es coste eficaz. Permite también saber si la medicación está funcionando. El sistema no descarta las mediciones tradicionales (en consulta o en casa), ya que son todas pruebas compatibles entre sí".
Recuerda, también, que la adquisión de más aparatos para generalizar la prueba "no es costoso, porque el sistema lo usa mucha gente y porque cuando un enfermo no sabe realmente lo que tiene, además de incertidumbre, acaba de consulta en consulta. Pero, también, porque con la constatación definitiva de su enfermedad acaba autoresponsabilizándose del tratamiento y colaborando con el médico".
La aplicación a gran escala de la prueba "tendrá que llevarse a cabo de forma gradual para permitir la adquisición de nuevos equipos. Se trata de una medida que supondrá un ahorro a largo plazo. Es buena para los pacientes y para los médicos", recuerda el experto británico.
elmundo.es

lunes, 11 de julio de 2011

Se subutiliza una cirugía para tratar la hipertensión pulmonar



Nora Bär
Los síntomas son vagos: falta de aire, fatiga, puntadas en el tórax, dificultad para caminar. En los servicios de guardia, incluso, puede confundírsela con la neumonía...
Sin embargo, en alrededor de 1200 casos anuales, la verdadera causante de estos síntomas es la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica, una afección causada por coágulos que obstruyen la circulación sanguínea en las arterias pulmonares.
Para tratar este grave cuadro, que aparece generalmente como consecuencia de un tromboembolismo pulmonar agudo, existe una cirugía que ofrece muy buenos resultados, pero que en la actualidad está subutilizada: "Esta es una enfermedad que ocurre en una de cada mil personas -explica el doctor Roberto Favaloro, que acaba de participar del Primer Congreso de Tromboendarterectomía Pulmonar y su Futuro, como se llama esta técnica, realizado en el Robinson College, de Cambridge-. Las causas son múltiples [cirugía, trombosis venosa profunda (en un miembro inferior), inmovilidad, embarazo, obesidad o cáncer, entre otras] y, a veces, no pueden identificarse. Pero lo cierto es que en nuestra población uno debería esperar que alrededor de 1200 casos progresen anualmente al tromboembolismo pulmonar. Sin embargo, nunca hicimos más de cinco o seis cirugías. Y la mitad vinieron con diagnóstico de hipertensión pulmonar para trasplante pulmonar. En Italia, con una población similar a la nuestra, hacen 70 cirugías por año".
Favaloro fue uno de los 27 cirujanos convocados a la reunión en Cambridge para pasar revista a la experiencia mundial en el tema, ya que hay sólo 35 centros que practican esta cirugía, de los cuales sólo tres se encuentran en América Central y latina: uno, en México; otro, en Brasil, y la Fundación Favaloro, en la Argentina.
Entre los 41 pacientes operados en los últimos 18 años en el país, está Carlos Alderete, ex gerente bancario salteño, al que en 1992, cuando tenía apenas 44 años, le habían dado no más de cinco de vida.
"Mi vida era monstruosa -dice, en una comunicación telefónica desde San Lorenzo, localidad distante 10 km de la capital salteña-, no podía caminar ni diez metros, porque me agitaba. Fumaba mucho, pero ése no era el problema, porque como había tenido pleuritis cuando era un adolescente, tenía un control pulmonar muy minucioso desde entonces. Un día tomé la máquina de cortar pasto y me desmayé. Entonces me pidieron una serie de estudios y vieron que tenía sólo un 10% de la capacidad pulmonar."
Lo que en realidad deterioraba a tal punto la calidad de vida de Alderete era un síndrome fosfolipídico que le generaba microcoágulos, muchos de los cuales se depositaban en sus arterias pulmonares.
"Normalmente, cuando se produce un tromboembolismo pulmonar agudo, los coágulos se reabsorben -afirma Favaloro-, salvo en un 3% de los casos. Meses o años después de quedar obstruidas las ramas vasculares que llevan sangre al pulmón, puede presentarse la hipertensión pulmonar tromboembólica."
La cirugía, que dura entre cinco y seis horas, permite precisamente liberar el flujo sanguíneo. "Se hace descender la temperatura del paciente a 17 o 18 grados, y hay que hacer dos o tres «paradas» circulatorias por períodos de 20 minutos -detalla Favaloro-. Se ingresa por el esternón y luego se procede a abrir las arterias pulmonares para desobstruirlas."
Para hacer un pronóstico de sus resultados, agrega, lo que importa es su "clase funcional: si la persona ya no camina, el riesgo es alto, se pueden rescatar dos de cada tres. Si camina, el riesgo es mucho menor, de un 4%. En centros de Francia, Inglaterra, Austria, Alemania, Italia, los Estados Unidos y la República Checa, que son los que más experiencia tienen y donde se operan más de 50 casos por año, el riesgo de mortalidad es del 1 por ciento".
Dos décadas después de haber pasado por la sala de cirugía, Alderete está contento de haberlo intentado: "Una vez por año me hacen un control. Pero duermo perfecto, camino perfecto, como perfecto", asegura.
Eduardo Yaful, que hoy tiene 82 años, fue intervenido en 2009. Con una historia de paros cardíacos desde 1964, muchas veces le dieron apenas un mes de vida. "Tenía el corazón muy agrandado y los cardiólogos me decían que era todo un problema -cuenta, con voz llena de energía, desde General Pico, La Pampa-. Hasta que llegó un momento en que no podía andar más, me internaron y me pusieron en una carpa de oxígeno."
Favaloro no sólo le hizo una tromboendarterectomía pulmonar, sino también dos bypass en la misma intervención. "Después de la operación, cuando recuperé la conciencia, el doctor me dijo: «Le sacamos diez años de encima, ahora tiene 70»", cuenta. Ahora, Yaful camina 35 cuadras por día, hace gimnasia y anda en bicicleta. "Trato de hacer una vida ordenada, pero me siento muy bien", agrega.
Según explica el cirujano, para descartar que la falta de aire se produzca por razones diferentes de la hipertensión pulmonar tromboembólica, se utiliza el centellograma por ventilación perfusión. "Se inyecta un radioisótopo y se ve como perfunde el pulmón -subraya-: si lo hace de forma pareja, quiere decir que no hay defectos. Entonces, se inhala un material radiactivo y se controla. Estos pacientes tienen bien la ventilación, pero en la perfusión hay huecos, hay áreas a las que la sangre no llega porque hay arterias tapadas. Después, se hace es una angiografía pulmonar y se ve si la enfermedad es accesible o no."
Entre las contraindicaciones que desaconsejan la intervención está el cáncer, o que la enfermedad esté tan avanzada que el paciente no la tolere. "Sin embargo, hasta operamos a un paciente con enfisema y asma", concluye Favaloro.
lanacion.com

domingo, 10 de julio de 2011

¿Reducir el consumo de sal ayuda a cuidar el corazón?



En una revisión publicada por The Cochrane Library, científicos británicos han descubierto que, si bien reducir el consumo de sal aparentemente reduce levemente la presión sanguínea, eso no se traduce en un menor riesgo de muerte o enfermedad cardíaca.

La mayoría de los expertos coinciden en que consumir demasiada sal es malo para la salud y que disminuir su uso puede reducir la
hipertensión en personas con presión sanguínea normal y alta. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona la disminución del uso de sal entre las diez mejores alternativas para bajar las tasas de enfermedad crónica. Sin embargo, los investigadores no han demostrado aún de manera clara si el beneficio para la presión se traduce en una mejor salud del corazón en la población general y si la hipertensión es un importante factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.

Ahora, un equipo de investigadores británicos ha decidido revisar los resultados científicos en siete estudios que, combinados, incluían a 6.489 participantes."Con los gobiernos fijando metas aún más bajas para el consumo de sal y las compañías tratando de eliminarla de sus productos, es realmente importante que hagamos ensayos grandes para comprender los beneficios y riesgos de reducir el uso de sal", sugiere Rod Tyler, de la Universidad de Exeter. Concretamente sospechan que los ensayos realizados hasta ahora no fueron lo suficientemente amplios, y deducen que se necesitarían al menos 18.000 personas para poder identificar algún beneficio claro para la salud cardíaca.
MUYINTERESANTE.ES

martes, 19 de abril de 2011

Gruñones y estresados, blancos de la hipertensión

Especialistas españoles indicaron que las personas que se enojan mucho y las abrumadas por el trabajo o los problemas son más proclives a subas de presión arterial. Alertaron también a los que consumen alcohol o llevan una dieta poco saludable


Los expertos participan del curso Avances en Psicología Clínica y Salud, que tiene lugar esta semana en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, ubicada en España. Allí sostuvieron que la hipertensión arterial, uno de los males asociados a mayor cantidad de muertes a nivel mundial, es un factor común en personas que se enfadan en demasía y en aquellas aquejadas por el estrés.
La solución, indicaron, es combinar la relajación con un cambio en la perspectiva ante los hechos de la vida, según difundió el sitio español El Faro Digital.
Francisco Revuelta, profesor titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Huelva, disertó sobre Intervención en trastornos crónicos: la hipertensión. Durante su ponencia, explicó que las primeras causas de enfermedades y muerte a nivel mundial son los problemas cardiovasculares –como la cardiopatía isquémica-, que en su mayoría tienen origen en la hipertensión arterial, combinada con otros factores como la ingesta de grasas, sodio y alcohol.
No obstante, destacó el estrés y los comportamientos relacionados con las personas que se enojan en demasía como elementos que pueden hacer que se desarrollen este tipo de patologías coronarias.
Según explicó Revuelto, las personas que se enojan de manera agresiva o hacen de este su comportamiento habitual no sólo sufren problemas de tipo psicológico sino también fisiológico, debido a que se comprobó que aumenta el número de encimas que provocan la subida de la tensión la cual, a su vez, provoca daños en las paredes coronarias.
En tanto, el experto agregó que “no se ha comprobado que el estrés provoque hipertensión, pero sí que la gente que durante mucho tiempo se ha sometido a niveles de estrés muy altos tienen más riesgos de tener este trastorno (hipertensión arterial), es un factor de riesgo más”.
La hipertensión arterial no afectaría en forma severa sólo a altos ejecutivos, agregó, sino también a aquellas personas que son de manera continuada extremadamente negativas, iracundas y a las que ven todo lo que se les presenta como “un mal trago”.
“Las personas tenemos que aprender a manejar nuestra ansiedad, nuestro estrés y solucionar nuestros conflictos sin tener que recurrir a los fármacos, como el uso de ansiolíticos. Mejor ir a una consulta de psicólogos“, aconsejó Revuelta.
En ese sentido, sostuvo que las técnicas más efectivas que se utilizan son las terapias cognitivo-comportamentales relacionadas con la relajación por un lado y con la reestructuración cognitiva. Esto significa que la idea es apuntar a una transformación en la perspectiva ante los acontecimientos y hechos de la vida que se presentan.
Los expertos recomendaron también para evitar la hipertensión cuidarse con una dieta equilibrada, sin nada de alcohol ni tabaco y con la inclusión de ejercicio físico diario.
infobae.com

La presión alta también es cosa de chicos


Fabiola Czubaj
LA NACION
La hipertensión no es sólo cosa de adultos. Aunque sorprenda, los niños y los adolescentes también pueden tener valores altos de presión, un factor de riesgo que muchas veces se soslaya en las consultas pediátricas. Así lo muestra un relevamiento en casi la totalidad de la población escolarizada y no escolarizada de la ciudad de Batán, a 13 kilómetros de Mar del Plata, camino a Necochea.
Los primeros resultados, representativos del país y obtenidos tras dos años de controles exhaustivos, revelan que casi el 15% de entre 10 y 18 años tienen valores anormales de presión para la edad, el peso y la talla. Es más: al 60% nunca le habían tomado la tensión arterial hasta ese momento.
Pero eso no fue todo. El cuadro se completó con una cantidad superior a la esperada de chicos con kilos de más, sedentarios y con colesterol alto.
"Esto nos dice que los adolescentes no hacen actividad física, que comen muy mal, que tienen, proporcionalmente, más hipertensión y sobrepeso que la población general, y que es necesario intervenir de inmediato", concluyó el doctor Gustavo Blanco, coautor del Estudio de Factores de Riesgo Cardiovascular en Adolescentes (Erica) de Batán y miembro de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA)-Distrito Sudeste.
Y los resultados del Erica, que se presentaron este último fin de semana en el 18° Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, actualizan el alcance nacional de este problema, ya que estos 1056 batanenses, de entre 10 y 18 años, son representativos de los adolescentes del país.
"Los resultados son muy sorpredentes -aseguró el doctor Walter Abraham, presidente del Distrito Sudeste de la SAHA y coautor del estudio-. Los últimos datos disponibles hablaban de un 3-4% de niños y adolescentes hipertensos. Evidentemente, el aumento de peso en esa etapa de la vida está asociado directamente con la hipertensión."
Un estudio realizado hace dos años por dos médicas del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez había identificado un 4,5% de hipertensión adolescente en el país. En apenas dos años, según los flamantes resultados, ese porcentaje trepó al 10,6%, más un 4,3% de prehipertensos (chicos con presión alta en la primera medición y normal en la segunda, en la misma consulta). Ese aumento de la cantidad de chicos hipertensos, así como también de obesos, muestra a priori una tendencia creciente de los factores de riesgo y sus complicaciones.
Es que también el equipo de seis médicos de la SAHA y de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de General Pueyrredón halló que poco más de la mitad de los chicos (52,5%) no hacía actividad física extraescolar; el 15,9% tenía colesterol elevado (dislipemia); un tercio tenía sobrepeso (18,7%) y obesidad (13,3%), y casi la mitad (44,6%) le agregaba sal a la comida antes de probarla.
"Si nadie les controla la presión, estos chicos y adolescentes podrían vivir con las arterias enfermas durante 40, 50 o 60 años -sostuvo Blanco-. Y eso sería un verdadero fracaso de la prevención primaria. De hecho, en el estudio, los chicos habían pasado entre 10 y 18 años sin que un pediatra u otro profesional de la salud les tomara la presión."
Desde los primeros años
Dado que la hipertensión comienza a gestarse en la infancia, el equipo se propuso ir más allá de las cifras estadísticas y encaró intervenciones escolares, como la instalación de quioscos saludables en los colegios de Batán y el diseño de programas de actividad física para las escuelas.
Además, se promoverá la reducción del consumo de sal y la alimentación más saludable en la casa, porque la mayoría de los chicos y adolescentes con presión alta tenían padres hipertensos.
Esa tendencia a heredar los problemas cardiovasculares se comprobó en otro estudio presentado en el mismo congreso. A cargo del doctor Sebastián Obregón, un equipo del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Austral y de la Universidad de Erasmo (Holanda) estudió en 63 chicos de 4 a 12 años (36 eran hijos de hipertensos) si el antecedente directo materno o paterno influía no sólo en la presión, sino también en la elasticidad de las paredes vasculares de los hijos, ya que la hipertensión va endureciendo las arterias. Además de tener presión arterial más alta, los hijos de padres hipertensos tendían a tener signos de enfermedad vascular incipiente.
"Pequeños cambios de hábitos generan grandes cambios en la comunidad -dijo Abraham, del Servicio de Clínica Médica del Hospital Interzonal de Mar del Plata-. Aumentar la actividad física fuera del colegio o comer menos sal no demanda mucha infraestructura o dinero, y a largo plazo tiene un enorme efecto."
Por su parte, el doctor Luis Sureda, del mismo servicio y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Fasta, destacó: "Existe la idea de que los chicos no deberían tener la presión alta, pero también a los chicos hay que tomarles la presión". En el estudio trabajaron también las doctoras Gabriela Coloma y Natalia Gutiérrez, y el doctor Alejandro Cristaldi, subsecretario de Salud de General Pueyrredón.

Comida chatarra y condimentos

BATAN.- Los resultados del programa Erica sorprendieron a la comunidad de la ESB N° 32 de Batán, uno de los establecimientos que, con más de 330 alumnos, estuvieron bajo un exhaustivo seguimiento de los médicos.
"La comida chatarra está presente para los chicos de esta edad, pero aquí nos llamaba la atención el nivel de condimentos", explicó a LA NACION la directora del establecimiento, Ana María Piaggio. Los médicos, a partir de las entrevistas con los adolescentes, también advirtieron que la mayoría confirmaba agregados adicionales de sal a las comidas que consumían en casa.
Los primeros resultados llevaron a que el tema de la hipertensión arterial y los hábitos alimentarios ganaran mayor protagonismo en las aulas, en especial durante clases de biología o en educación física.
Los profesores tomaron conocimiento de que la mayoría de los alumnos no hacía gimnasia fuera de la escuela. A algunos, incluso, se les armó un plan de caminatas para realizar fuera de horario y así avanzar hacia una merma de peso que contribuyera a reducir los riesgos.
"Hubo un gran compromiso de los médicos responsables del programa como diálogo y concientización con los alumnos", remarcó Piaggio. Pone como ejemplo el seguimiento a una alumna que había sido evaluada pero cambió de colegio. Los profesionales la buscaron y continuaron con la atención, ya que la adolescente estaba dentro del grupo de riesgo.
Darío Palavecino
lanacion.com

viernes, 15 de abril de 2011

FIJAN PAUTAS PARA DIAGNOSTICAR Y TRATAR BIEN LA HIPERTENSION



Es un enemigo tan silencioso como implacable. Y acecha a uno de cada tres argentinos. La hipertensión arterial es un problema sanitario y combatirlo resulta difícil: menos de la mitad de los pacientes está diagnosticado y para peor muchos no siguen bien el tratamiento. Por eso, la principal entidad médica del país dedicada a esta enfermedad acaba de fijar pautas para su diagnóstico y seguimiento, que serán presentadas esta semana en el 18º Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, en Mar del Plata.
La Guía para el Diagnóstico, Estudio, Tratamiento y Seguimiento de la Hipertensión Arterial la elaboró durante dos años la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
Se basó en las guías de referencia de Estados Unidos y Europa, pero con una mirada local . Ya había una publicación previa de la Sociedad Argentina de Cardiología, pero ésta es la primera hecha por una sociedad médica dedicada exclusivamente a la hipertensión.
La guía está dirigida en especial a los médicos y fija pautas comunes para que todos puedan aplicarlas en sus pacientes . Es que la hipertensión es abordada por una amplia variedad de especialistas: clínicos, cardiólogos, nefrólogos, endocrinólogos, geriatras, diabetólogos, obstetras y hasta pediatras. Sin embargo, hay muchas recomendaciones que pueden seguir los propios pacientes.
La primera y fundamental es que todo el mundo debe saber qué presión tiene . Y esto incluye a los más chicos, ya que el 2% de los menores es hipertenso. “ Como mínimo, toda persona tiene que tomarse la presión una vez al año pasados los 40 años . La periodicidad se relaciona con la edad y otros factores, como si se es fumador o existen antecedentes familiares . En este caso, la sugerencia es dos o tres veces al año”, explica Roberto Ingaramo, coordinador general de la guía. A los pacientes que les diagnostican hipertensión, será el médico el que fije la frecuencia de control según la psicología del paciente, ya que muchos se “obsesionan” con sus valores, pero lo recomendable es dos veces por semana .
Tomarse la presión, aclara Ingaramo, es un procedimiento que tiene sus secretos y no puede hacer cualquiera.
La guía desaconseja controlarse en la farmacia : “No es recomendable porque no es una toma estandarizada. Sí puede servir para dar una idea, pero ante un valor anormal hay que ratificarlo con el médico o en un centro asistencial, donde se supone que utilizan aparatos calibrados y validados”. La toma también puede hacerse en casa con un tensiómetro braquial automático, que tiene un costo de entre 150 y 500 pesos según el modelo. “No se recomiendan los de muñeca. No son confiables por cuestiones técnicas y por la diferencia de la distancia entre la arteria periférica y la central”, advierte.
El paciente tiene que estar sentado, con la espalda apoyada en la silla y los pies en el suelo, sin cruzar las piernas, y el brazo debe estar a la altura del corazón . Además, hay que tener un reposo mínimo de cinco minutos previo a la toma . Debe tomarse por la mañana o a la tarde y nunca después de comer, porque esa “modorra” post almuerzo indica justamente un descenso de la presión.
En cuanto a los valores que marcan el alerta, si la presión se tomó en casa no debe sobrepasar los 134-84 y si la toma se hizo en un consultorio, 139-89 (se calculan valores ligeramente superiores por la llamada “hipertensión de consultorio”, por la que a algunos pacientes les sube el indicador por la tensión del control).
Una sola toma con un valor elevado, no obstante, no indica que el paciente sea hipertenso y deben hacerse estudios complementarios como la estimación del filtrado glomerular, que permite establecer si hay problemas en el funcionamiento de los riñones, y la microalbuminuria, otro indicador de daño renal y riesgo cardiovascular. “No se detecta en los análisis de orina rutinarios, pero saberlo permite al médico aplicar tratamientos más específicos que ayudarán al paciente a reducir su riesgo de infarto o de ACV , y el riesgo renal”, explica José Alfie, secretario de la SAHA y médico del Hospital Italiano.
Mantener al paciente en su tratamiento –la llamada “adherencia” – resulta clave. Según un estudio de la SAHA, a los seis meses el 52% lo modifica o abandona. “Tiene que ver con problemas económicos, desconocimiento, negación de la enfermedad y también con una responsabilidad de los médicos de no informar bien sobre la patología y sus consecuencias”, afirma Ingaramo. Y las consecuencias son graves: la hipertensión es el principal factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular y causa la mitad de los accidentes cerebrovasculares . “Es un síntoma de que la pared arterial no está funcionando bien. Tratar la presión no significa tratar un número, sino un órgano”, agrega Ingaramo. Para cuidar ese órgano, la guía también aporta pautas que cualquiera puede seguir : mantener un bajo peso, hacer actividad física (se recomienda la aeróbica, previo chequeo coronario), tomar alcohol moderadamente y reducir la sal: preferir las de potasio y, si se eligen las bajas en sodio, que la reducción sea de al menos el 30%.

DIETA

La alimentación es uno de los factores importantes para reducir la presión arterial. Por eso, la guía elaborada por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial sugiere especialmente seguir la dieta DASH, creada en Estados Unidos. Se trata de la única que se comprobó beneficiosa para los hipertensos, y es la misma que recomienda la Asociación Americana del Corazón.
Este plan alimentario es rico en frutas, vegetales y lácteos bajos en grasas, e incluye también granos enteros, pescado, carnes magras, nueces y legumbres.
Según Marcela Leal, directora de la carrera de nutrición de la Universidad Maimónides, la clave de su funcionamiento está en que se trata de un régimen bajo en grasa saturada y grasa total y colesterol, y por otra parte alto en frutas, verduras y productos lácteos. “Produce un descenso significativo en la presión sanguínea de aquellos con presión sanguínea normal, prehipertensión e hipertensión, y es en los hipertensos donde se dio el mayor descenso: la dieta funcionó tan bien como algunos fármacos usuales para la presión sanguínea”.
Según la experta, los beneficios de esta dieta pueden extenderse más allá de la presión: “Sus alimentos aportan fitoquímicos, como polifenoles, antioxidantes y carotenoides, que ayudan a prevenir el cáncer y la enfermedad cardíaca”.
Para una base diaria de 2.000 calorías, la dieta DASH recomienda comer entre 7 y 8 porciones de granos y cereales, entre 4 y 5 de vegetales y otro tanto de frutas y de legumbres, entre 2 y 3 de lácteos bajos en grasas, dos o menos de carnes magras y pescado, y restringir las grasas y dulces.
En la página web que promueve este plan alimentario se admite: “Parece una alimentación saludable, pero al principio resulta difícil de poner en práctica”. Y se insiste en que el plan “ayuda con simples cambios y estrategias a crear nuevos hábitos que se mantendrán de por vida”.
CLARIN.COM

miércoles, 13 de octubre de 2010

El ascenso matinal de la presión aumenta el riesgo cardíaco

La revolución de hormonas, células sanguíneas y sustancias químicas que se activa en el organismo minutos antes de despertar, mientras aún seguimos abrazados a la almohada, incluye un necesario aumento matinal de la presión.
Pero ese proceso fisiológico indispensable para "poner en marcha el motor" cada mañana puede darnos un susto, sobre todo si estamos dentro del 50% de hipertensos que caminan por la calle sin saberlo. Cuando ese ascenso matinal de la presión va más allá de lo aceptable, el riesgo de sufrir un problema cardiovascular grave aumenta hasta 20% en las primeras 2-3 horas después de haber apagado el despertador.
"Los pacientes que tienen una elevación exagerada de la presión arterial durante las primeras horas de la mañana tienen una mayor incidencia de accidente cerebrovascular (ACV), infarto agudo de miocardio y muerte súbita que aquellos con una elevación que se da dentro de los límites normales. Esa diferencia es del 20 y del 7 por ciento, respectivamente", precisa el doctor Claudio Majul, jefe de la Sección Hipertensión Arterial del hospital Santojanni y médico de planta del Servicio de Cardiología del Hospital Británico de Buenos Aires.
Además de los hipertensos -con o sin control médico-, los que también están expuestos a este riesgo matutino son las personas con apnea del sueño, sobrecarga de estrés o hipercoagulabilidad sanguínea, los fumadores, las embarazadas, los adultos mayores y los diabéticos. La rigidez de las paredes arteriales es un factor clave de este problema, ya que les impide adaptarse a tiempo a los cambios de la presión.
"Los grupos más vulnerables al impacto de la presión del despertar serían los que ya tienen un deterioro de la pared arterial tal vez por envejecimiento, como se ha comprobado en los mayores, o en aquellos con síndromes depresivos o estrés, en quienes estaría alterada la función de amortiguamiento de estos cambios de presión que depende de la capa de músculo liso de la pared arterial", dice la doctora Carol Kotliar, jefa del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral (HUA).
Otro factor que influye en las personas con sobrecarga de tensiones, agrega, "es que ya tienen un incremento de la descarga adrenérgica (de hormonas como la adrenalina y la noradrenalina), y a ella se suma la activación más marcada de esas mismas hormonas que, con el cortisol, hacen su pico en el momento previo al despertar".

Con valor predictivo
La presión del despertar, como también se llama a esta elevación, "es un predictor de ACV independientemente del valor de presión arterial que se tenga durante el día. Es decir que aun en personas con la presión dentro de valores controlados, en el rango normal, su incremento significativo en las horas del peridespertar aumenta su riesgo de sufrir un infarto cerebral", insiste Kotliar, que coordinó la realización del Tratado de m ecánica vascular e hipertensión arterial, que el HUA y la Universidad de Navarra acaban de presentar en la Academia Nacional de Medicina.
En más de mil páginas sobre la hipertensión y el funcionamiento de los vasos sanguíneos, en las que participaron 96 expertos, Majul se encargó de la variación circadiana de la presión. "Es algo de lo que no se sabe mucho -comenta a LA NACION-. Se ha investigado muy poco" sobre la presión del despertar.
Normalmente, la presión sube y baja durante las 24 horas: disminuye mientras dormimos (a la noche y la siesta), aumenta al despertar y, entre 2 y 3 horas después, vuelve a bajar para estabilizarse (ver infografía). "Puede aumentar hasta el 10% con respecto a la presión media del resto del día, pero muchas veces va mucho más allá [más del 20%], y es esto lo que aumenta la frecuencia de los eventos cerebrovasculares en los hipertensos, por ejemplo, aunque estén bien controlados. Se vio que en las primeras horas del despertar, sobre todo en los primeros momentos, se producen más infartos y ACV", explica Majul.

Detección precoz, la clave
Dado que la hipertensión es una enfermedad silenciosa, como siempre insisten los cardiólogos, cuando se manifiesta lo hace de manera catastrófica. Por eso, la detección precoz es clave.
Y aquí, uno de cada dos hipertensos ignora que lo es, mientras que entre el 50% con diagnóstico el panorama no es demasiado bueno: sólo el 45% está bajo tratamiento y apenas el 15% está bien controlado (con valores de 140-90 en las mediciones en el consultorio).
La variación de los valores de la presión se puede conocer con un monitoreo ambulatorio que dura las 24 horas. Existen distintos métodos para calcular si el ascenso matinal supera o no el límite aceptable del 10% de la presión media.
Finalmente, en su capítulo del tratado, del que se distribuirán 6000 copias gratuitas, Majul recomienda: "En el paciente hipertenso, cuando se diagnostica por MAPA esta condición, debe intensificarse o ajustarse la medicación antihipertensiva con compuestos de acción prolongada o dosificando los fármacos para que cubran el período del despertar".
Quienes deseen información sobre el Tratado de mecánica vascular e hipertensión arterial pueden solicitarlos por el (02322) 482572.

lanacion.com

lunes, 12 de julio de 2010

Supervisar la tensión en casa ayuda a mantenerla controlarla

LAURA TARDÓN
¿Tomarse la tensión en casa o acudir a la consulta para que lo haga el médico? Varios estudios señalan las ventajas de la primera opción y ahora una nueva investigación publicada en 'The Lancet' lo confirma. Sus resultados apuntan a que las personas con hipertensión que controlan sus niveles en casa experimentan mayores reducciones en la tensión arterial que quienes van de forma regular al centro de salud.
En el transcurso de seis meses, los participantes que utilizaban el tensiómetro automático en su hogar (234) reducían la presión sistólica una media de 12,9 milímetros de mercurio (mm Hg), mientras que los pacientes que dejaban esta tarea a su médico (246) presentaban una media de 9,2 mm Hg menos que al inicio del estudio. Después de 12 meses, la reducción media en el primer grupo era de 17,6 mm Hg y en el segundo, de 12,2 mm Hg.
Cada mañana, los individuos se tomaban la tensión dos veces, en un intervalo de cinco minutos. La segunda medición era la que enviaban a los investigadores a través de un módem que conectaban al tensiómetro y a una conexión telefónica. En función de estos valores, ellos mismos, dentro de unas normas establecidas previamente con los médicos, podían aumentar la medicación sin necesidad de acudir a consulta.
Un exhaustivo programa de entrenamiento
En definitiva, "observamos que las disminuciones eran significativas y además se mantenían a lo largo del tiempo, lo que significa que podría merecer la pena tomarse la tensión en el domicilio, pero no en todos los casos", sugieren los autores. Insisten en que "sólo sería aplicable en el 20% de las personas con hipertensión. No puede extrapolarse a todas".
Como indica Vicente Bertomeu, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), "el paciente ideal para esto es aquel que está muy formado y entrenado, como los participantes de este estudio, a quienes se les había sometido con anterioridad a un programa exhaustivo para que pudieran modificar su tratamiento si durante más de cuatro días seguidos su tensión estaba por encima de la recomendada". Y añade: "En las enfermedades crónicas, un paciente con una buena educación sanitaria siempre obtiene mejores resultados".
En la práctica diaria, ninguna de las dos estrategias está en marcha. Aún son necesarias más investigaciones en esta línea. Lo que sí es cierto es que "gran parte de nuestros pacientes tienen un aparato para medir la tensión en su domicilio. El problema es que, en general, lo hacen mal", argumenta el doctor Bertomeu.
Según los expertos, la tensión debe medirse por la mañana, antes de tomar la medicación; el paciente debe estar sentado, sin cruzar las piernas, con la espalda apoyada en el respaldo y con el brazo sobre una mesa a la altura del corazón. "Debe establecer un día de la semana para tomar la tensión. El problema es que hay personas que terminan obsesionándose y acaban tomándosela varias veces al día".
La realidad es que "vemos casos de gente que, dependiendo de cómo se vea la tensión en casa, no se toma la medicación o la aumenta y esto es un error, precisamente porque la mayor parte de las veces se la miden mal y al final repercute en un control inadecuado de la presión arterial". Una muestra de que aún queda mucho por hacer.
En la misma línea opina el autor de un comentario adjunto, Gbenga Ogedegbe, de la Universidad de Nueva York (EEUU). "Aunque las conclusiones de este trabajo son prometedoras, la extensión de esta práctica podría ser precipitada. Es conveniente que otros investigadores apoyen esta hipótesis, sobre todo en pacientes con bajo nivel educativo".

Los hábitos diarios permiten modificar la tensión
JAVIER MARCO
Hombres y mujeres con tendencia a la hipertensión arterial (HTA) tienen un mayor riesgo de sufrir problemas cardiacos a corto plazo. Vencer este obstáculo está en nuestras manos, sobre todo después de que un reciente estudio haya demostrado que pequeñas modificaciones en los hábitos de vida pueden darle la vuelta a este incierto futuro. La dieta puede ser el primer paso para lograr una vida cardiosaludable.
La revista 'Annals of Internal Medicine' publica un estudio realizado con 810 hombres y mujeres mayores de 25 años que no estaban recibiendo terapia con fármacos hipotensores. Todos ellos presentaban también cifras de presión arterial mayores de 140/90 milímetros de mercurio o valores ligeramente inferiores.
Fueron distribuidos en tres grupos diferentes. Los dos primeros se sometieron a 18 sesiones de formación durante los primeros seis meses. En ese tiempo se trazaron una serie de objetivos concretos sobre pérdida de peso, actividad física y limitaciones sobre el consumo de sal y bebidas alcohólicas.
Plan dietético
Además, uno de estos dos grupos recibió adicionalmente una guía sobre como introducir una dieta capaz de detener la hipertensión. Se trataba de un plan dietético rico en frutas, vegetales y pobre en lácteos con alto contenido graso. Este tipo de dieta, denominada DASH (en inglés modificaciones en la dieta para detener la hipertensión), ha sido utilizada como ejemplo de régimen eficaz en el control de la tensión en estudios previos.
Se trataba de introducir pequeños cambios en el modo de vida con el fin de lograr cambios aceptables en las cifras de tensión arterial.
El tercer grupo sirvió como control ya que tan sólo se sometió a dos sesiones de 30 minutos seguidas de unas recomendaciones estándar para el control de la tensión. La primera de las reuniones tuvo lugar al inicio del estudio y la segunda a los seis. Y existía la posibilidad de recibir una tercera lección al completar los 18 meses de ensayo.
De forma general, se redujo el número de participantes con HTA pero el efecto más llamativo se consiguió entre aquellos que introdujeron la dieta DASH. En este grupo, del 37% se pasó a un 22% de pacientes hipertensos. Los sujetos en los dos grupos de intervención introdujeron los cambios más drásticos en sus hábitos de vida y consiguieron por tanto los mayores beneficios en la reducción de su hipertensión.
Los objetivos marcados en los diferentes aspectos del día a día fueron: bajar el peso en siete kilos; realizar tres horas de ejercicio físico semanal moderado; no pasar de 2.300 miligramos de sal diaria en la dieta y tomar menos de una bebida alcohólica para las mujeres o de dos en los varones.
Los que además cumplieron con la DASH debieron aumentar su consumo de frutas y verduras hasta las nueve o 12 raciones diarias y reducir la ingesta de lácteos a dos otres porciones al día. Para registrar todos estos cambios, los pacientes se responsabilizaron de escribir un diario ordenando sobre su actividad física, dieta y calorías.
Mejores cifras que con fármacos
El control conseguido sobre la HTA en los dos grupos que modificaron sus hábitos de vida mejora el 50%, una cifra superior a la conseguida con terapias farmacológicas con un solo medicamento. Comparado con el grupo control estos dos grupos de hombres y mujeres consiguieron:
■Mayores pérdidas de peso (3 kilos con DASH y 2,4 sin cambios en la dieta).
■Mejoras en la forma física: dos latidos menos por minuto con DASH y uno menos sin este tipo de alimentación.
■Mayor reducción en la ingesta de sodio en forma de sal: 354 con DASH y 384 con dietas más normales.
■Reducciones más marcadas de la ingesta calórica (hasta 130 calorías).

elmundo.es

domingo, 4 de julio de 2010

Hipertensos por abusar de los dulces

CRISTINA G. LUCIO
MADRID.- Parece que la sal no es el único enemigo que la tensión arterial tiene en la mesa. Muchos productos de sabor dulce podrían ser igual de dañinos para quienes quieren mantener alejada la hipertensión, a juzgar por los resultados de una investigación que publica esta semana la revista 'Journal of the American Society of Nephrology'.
Este trabajo muestra que seguir una dieta rica en fructosa, un monosacárido que se emplea habitualmente como edulcorante en bollería o refrescos, se relaciona con un riesgo significativamente más alto de tener niveles elevados de este factor de riesgo cardiovascular.
No es la primera vez que una investigación sugiere esta relación. Recientemente, un estudio publicado en 'Circulation', una de las publicaciones de la Asociación Americana del Corazón, ya alertaba de los riesgos que, para la tensión arterial, tiene abusar de los azúcares añadidos.
La investigación
Para recabar los nuevos datos, estos investigadores de la Universidad de Colorado (EEUU), realizaron un seguimiento a 4.528 individuos que no presentaban un historial previo de hipertensión. Entre otras variables, evaluaron su condición física, el ejercicio que realizaban y sus hábitos alimenticios. A través de varios cuestionarios, midieron la cantidad total de fructosa que cada participante consumía habitualmente. También hicieron lo mismo con otros nutrientes que también podrían influir sobre su salud, como la sal, el alcohol y la vitamina C.
De media, las personas analizadas consumían alrededor de 74 gramos diarios de fructosa, una cantidad que corresponde a la ingesta de 2,5 refrescos azucarados.
Superar esta cantidad se asociaba claramente en el estudio con un aumento del riesgo de hipertensión.
En sus conclusiones, los autores de este trabajo subrayan especialmente que sus resultados no permiten establecer una relación causal entre la ingesta de fructosa y los niveles elevados de tensión arterial y reclaman más estudios sobre el tema.
"Es necesario probar si una disminución en la ingesta de fructosa a través de azúcares añadidos es capaz de reducir la hipertensión y la tasa de enfermedades cardiovasculares", comentan en la revista médica.

elmundo.es

jueves, 10 de junio de 2010

Baja estatura, más riesgo cardiovascular

CRISTINA G. LUCIO
MADRID.- Junto a la hipertensión, los niveles de colesterol o la obesidad, la estatura también podría influir en las posibilidades que tiene un individuo de desarrollar un problema cardiovascular. Así lo asegura una revisión de estudios que se publica esta semana en 'European Heart Journal', la revista de la Sociedad Europea de Cardiología. Según sus datos, las personas de baja estatura tienen un riesgo cardiovascular considerablemente mayor que el que poseen sus congéneres más altos.
Esta asociación se sugirió por primera vez en 1951 y, desde entonces, se han sucedido los estudios sobre el tema. Sin embargo, las conclusiones eran contradictorias. "Y nadie había hecho una verdadera revisión sistemática", comentan los autores de esta investigación, que decidieron poner punto y final a esta carencia.
Tras bucear en la literatura científica, identificaron un total de 52 trabajos sobre el tema que cumplían sus requisitos para la investigación. Repasaron sus resultados -en 22 de ellos realizaron un tipo específico de revisión denominado meta-análisis- y eliminaron posibles factores de pudieran influir en los datos finales.
Debido a las diferencias entre los trabajos, en lugar de definir estrictamente las categorías para bajos y altos, los investigadores decidieron comparar la información de las personas de menor estatura con la de los individuos de más altura.
¿1,65 ó 1,77?
De media, los hombres bajos estudiados estaban por debajo de los 165,4 cm, una cifra que bajaba a los 153 cm en el caso de las mujeres. En cambio, se consideraron altos a los varones que medían más de 177,5 centímetros y a las mujeres que superaban los 166,4 cm.
Al revisar la información sobre sus problemas de corazón, los investigadores comprobaron que había una relación clara entre la estatura y el riesgo cardiovascular. "Nuestros datos muestran que una estatura baja en la edad adulta confiere un riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular; 1,5 veces mayor que el de los individuos altos", comentan los investigadores, miembros de la Universidad de Tampere (Finlandia).
En sus conclusiones, estos investigadores reconocen que, debido a la heterogeneidad de los estudios, no han podido establecer cuál es la estatura crítica a partir de la cual el riesgo cardiovascular comenzaría a ser más alto. Además, tampoco han podido dilucidar qué mecanismos están detrás de esta asociación.
Entre las hipótesis que barajan destacan especialmente la posibilidad de que las personas más bajas tengan también un calibre arterial más pequeño, lo que haría más sencilla la obstrucción de los vasos. En este sentido, reclaman más estudios al respecto que aclaren esta posible relación.
En un editorial que acompaña a este trabajo en 'European Heart Journal', el investigador finlandés Jaakko Tuomilehto, subraya la importancia de estos datos –si bien matiza que se basan en estudios observacionales y que deben corroborarse- y recuerda que estas conclusiones no suponen un seguro de vida para aquellos con más centímetros. "Los altos no tienen una protección contra las enfermedades coronarias. Ellos también tienen que prestar atención a los mismos factores de riesgo", concluye.
Para Manuel Jiménez Mena, responsable de la Unidad Coronaria del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, los resultados de este trabajo no son suficientes para incluir la estatura entre los factores de riesgo a tener en cuenta para evaluar el riesgo cardiovascular.
Debido a la heterogeineidad de los estudios que se han comparado, es fácil que no se hayan tenido en cuenta importantes factores de confusión. "La estatura está determinado por factores genéticos y también ambientales", comenta este especialista de la Sociedad Española de Cardiología, quien subraya que alguno de estos determinantes puede ser la verdadera clave de la relación.
En cualquier caso, remarca, "de momento no hay argumentos suficientes que justifiquen que se tenga en cuenta la estatura para la prevención cardiovascular en la edad adulta".

elmundo.es

martes, 25 de mayo de 2010

Consumir menos refrescos para reducir la hipertensión

LAURA TARDÓN
MADRID.- Ingerir gran cantidad de bebidas azucaradas no sólo contribuye a tener un mayor riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades coronarias. Ahora, un nuevo estudio desvela que el consumo de este tipo de productos también podría estar asociado con la hipertensión. "Consumir menos bebidas azucaradas o con jarabe de maíz con mucha fructosa puede reducir la tensión sanguínea", concluyen los autores de una investigación, publicada en 'Circulation', la revista de la Asociación Americana del Corazón.
Los investigadores de la Universidad Estatal de Louisiana (Estados Unidos) observaron que la reducción de una lata al día implicaba una bajada de 1.8 milímetros de mercurio en la tensión arterial sistólica (máxima) y 1.1 en la diastólica (mínima).
Como argumenta el principal autor de la investigación, Liwei Chen, "se estima que la disminución de tres milímetros de mercurio (mm Hg) en la tensión sistólica podría reducir la mortalidad por infarto cerebral en un 8% y la mortalidad por enfermedad coronaria en un 5% [...] Esto se podría conseguir reduciendo el consumo de bebidas azucaradas", tales como refrescos, limonadas, bebidas de frutas... Con los refrescos sin azúcar, sin embargo, los responsables del estudio no encontraron relación.
Este hallazgo es relevante en los casos en los que el individuo ingiere varias unidades al día, por ejemplo, en un contexto americano, donde el consumo de bebidas azucaradas es alto. Según los autores de este estudio, la media se sitúa en 2,3 latas diarias. Sin embargo, "en el contexto español, donde la media no llega a una lata por día, la reducción no es clínicamente significativa y, por lo tanto, no sería necesario quitarle al paciente hipertenso la única lata que bebe al día; sí si bebiera 10", explica Lluis Serra, presidente de la Academia Española de Nutrición y Ciencias de la Alimentación. Y añade: "Lo que sin duda reduce de forma importante la tensión arterial (15 ó 20 mm Hm) es la dieta DASH (en inglés modificaciones en la dieta para detener la hipertensión): baja en sal, con lácteos desnatados, rica en fruta y verdura, baja en carnes rojas y sin alcohol".
Los investigadores analizaron los datos de un total de 810 adultos cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 79 años, con prehipertensión (entre 120 y 80 mm Hg y entre 139 y 89 mm Hg) y una primera etapa de hipertensión (entre 140 y 90 mm Hg y 159 y 99 mm Hg). Todos participaban en un estudio que duró 18 meses y durante este tiempo se valoraba la pérdida de peso, el ejercicio y la dieta saludable para prevenir y controlar la hipertensión.
Aun teniendo en cuenta y controlando los factores de riesgo de la hipertensión (como la obesidad), "el cambio de tensión arterial fue significativo", subrayan los responsables de este trabajo. "Nuestro descubrimiento, por lo tanto, puede ser una importante estrategia dietética para reducir la tensión arterial y otras enfermedades relacionadas, dado que la hipertensión sigue siendo uno de los más importantes y comunes problemas de salud en Estados Unidos". También en España, donde aproximadamente el 30% de la población es hipertensa.
En cualquier caso, matiza el presidente de la Academia Española de Nutrición, "no es tan importante el consumo de un refresco o un alimento en concreto como la dieta global de todo el día".

elmundo.es

lunes, 3 de mayo de 2010

La hipertensión tiene trato diferencial con ellas

Salvo las complicaciones que puedan darse en el embarazo con la hipertensión gestacional y la preclampsia, que pueden ser un factor de riesgo sin relación directa con el problema crónico de la hipertensión, se sabe que hay factores propios de la fisiología de la mujer que, a diferencia del hombre, les brindan a ellas cierta protección respecto de esa condición crónica de riesgo cardiovascular mientras dura la edad fértil.
Pero al llegar la menopausia todo cambia: "Las mujeres se vuelven más propensas a la hipertensión arterial, y sus valores de presión pueden igualar y hasta superar el riesgo del hombre a igual edad", advierte la doctora Judith Zilberman, médica cardióloga del Hospital Argerich y presidenta del Comité de Enfermedades Cardiovasculares de la Mujer Adulta de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
"En principio se creía que esto sucedía solamente por la disminución de estrógenos, pero después se fue descubriendo que hay muchos otros factores que influyen, como el daño en el tejido vascular endotelial o el aumento de los niveles de andrógenos, u hormonas masculinas", señala la doctora Zilberman.
Normalmente el organismo femenino tiene estrógenos y también en menor cantidad andrógenos, pero después de la menopausia el balance entre ambas hormonas cambia, y en algunas mujeres esto puede llevar a un incremento sostenido de la presión, por encima de los valores considerados normales (140 y 90 milímetros de mercurio, respectivamente, para la sistólica y la diastólica).
¿Esto significa que las terapias hormonales podrían mejorar el control de la presión arterial?

No exactamente. En principio se probó con terapias de reemplazo hormonal, a través de importantes estudios como HEARST I y II, o la Women´s Health Initiative (WHI), pero no sólo se vio que no había mejoras significativas en el control de la hipertensión, sino que además estas terapias aumentaban significativamente los riesgos de ACV o de tromboembolismos.
"No obstante, aclara la doctora, cuando se hicieron esos estudios se utilizaban dosis muy diferentes a las que se usan hoy en los tratamientos de reemplazo hormonal, y además no es lo mismo dar este tipo de terapias a mujeres perimenopáusicas que a mujeres menopáusicas de más de 60 años por ejemplo. Hay nuevos estudios que sugieren que si se aplican estas terapias hormonales en dosis diferentes en etapas perimenopáusicas, podrían tener efector beneficiosos con respeto a la prevención cardiovascular, y esto aún continúa en estudio."
El juego de las diferencias.

"Conocer las diferentes respuestas a los tratamientos antihipertensivos actuales en mujeres y varones sin duda podría mejorar las estrategias de tratamiento y nos permitiría obtener una reducción mayor del riesgo, teniendo en cuenta las diferencias", señaló la doctora.
Sin embargo la médica, que presidió el Comité Científico del Congrso Argentino de Hipertensión Arterial, realizado en Buenos Aires en abril por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), aclaró que no hay diferencias significativas en la respuesta al tratamiento antihipertensivo entre hombres y mujeres con respecto al descenso de la presión arterial: "Actualmente no existen estudios clínicos diseñados para evaluar la diferencia de efectividad del tratamiento antihipertensivo entre ambos sexos".
En varios países, y también en la Argentina, hay científicos trabajando en la búsqueda de formas más personalizadas de controlar la hipertensión, ya que en nuestro país, por ejemplo, solo el 14% de las personas hipertensas logran mantener la presión arterial en niveles que no representen un riesgo para su salud, según los datos que maneja la SAHA.
En el Hospital Argerich la doctora Zilberman trabaja en investigación clínica, utilizando diferentes fármacos para el tratamiento corriente de la hipertensión arterial en mujeres menopáusicas, y evaluando no solamente su efecto antihipertensivo, sino también la existencia de algún efecto adicional en el eje hormonal, de síntomas climatéricos, o de factores de riesgo cardiovascular que se desencadenan durante la menopausia.
Pero en cuanto a investigación básica, hay otros estudios que se están realizando en conjunto con las doctoras Jane Reckelhoff, profesora de Fisiología y Biofísica en el Centro Médico de la Universidad de Mississippi (EE.UU.), y Cristina Arranz, fisióloga de la Facultad de Farmacia y Bioqúímica de la Universidad de Buenos Aires.
"Todas las investigaciones experimentales son la base en la mayoría de los casos para continuar con las investigaciones en la práctica clínica, señala Zilberman. A la fecha los resultados de tratamientos con fármacos son preliminares y se necesitan estudios que avalen el uso diferenciado por sexos."
En la localidad cordobesa de Villa María se está llevando a cabo desde hace 4 años el "Programa Corazón Sano", de prevención de factores de riesgo cardiovascular. Este programa, coordinado por la doctora Mildren del Sueldo y que comenzó con el relevamiento y seguimiento de factores de riesgo cardiovascular en mujeres (hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo), inició este año su segunda fase con la evaluación también en varones, con la idea de ingresar luego en una fase comparativa.
La hipertensión es la principal causa de accidente cerebro vascular (ACV) o infarto cerebral, y hace que silenciosa y sostenidamente se vayan deteriorando las arterias, con el consiguiente riesgo de infarto de miocardio, la función vital de los riñones y, según se descubrió más recientemente, la función cognitiva, porque afecta al cerebro a través de imperceptibles microinfartos. De hecho, nuevos estudios presentados este año remarcan la relevancia del daño cognitivo en las mujeres y su relación con la hipertensión arterial, informa la doctora Zilberman.
Unos 7 millones de argentinos la padecen, pero muchos no conocen su condición, lo cual le permitiría tomar las medidas necesarias para mantenerla controlada.
Mantenerse sin sobrepeso, dejar de fumar, hacer actividad física y consumir menos sal son medidas que a todo el mundo ayudan, pero el grado de riesgo y la forma más apropiada de controlar la presión arterial dependen de las características de cada persona.
Marcelo Rodríguez

lanacion.com

martes, 27 de abril de 2010

Sexo contra la hipertensión

Para combatir la hipertensión arterial, una terapia a la brasileña: según el ministro de Salud de Brasil, José Gomes Temporao, es recomendable tener más sexo para controlar los desajustes en la presión.
Datos divulgados este lunes por el Ministerio de Salud muestran que casi el 25% de los brasileños sufre de presión alta, un aumento del 3% desde las mediciones de 2006.
Según los médicos, la mala dieta y el sedentarismo son dos de las principales causas de este mal.
"Además de comer cinco porciones de fruta al día, yo propondría practicar sexo cinco veces al día", bromeó Gomes Temporao.
"Bailen, tengan sexo, mantengan el peso controlado, cambien los hábitos alimentarios, hagan actividades físicas y, principalmente, cambien su presión arterial", aconsejó el funcionario.
Expertos consultados por BBC Mundo afirmaron que la hipertensión es el principal factor de riesgo para los accidentes cerebrovasculares (ACV), que son unas de las mayores causas de muertes en el mundo.
La enfermedad cardiovascular también es la causa más frecuente de discapacidad neurológica.
Epidemia
Muchos especialistas consideran la hipertensión como una de las mayores epidemias del siglo XXI.
A pesar de que los brasileños son famosos por su pasión por el fútbol y el baile, el país más grande de América Latina no ha quedado exento de este problema.
"Las personas tienen que moverse. El partido de fútbol del fin de semana no debe ser la única actividad física del brasileño", advirtió Gomes Temporao.
Las cifras sobre la enfermedad en Brasil muestran que han aumentado los problemas de presión arterial en todas las franjas etarias. Los más afectados son los mayores de 65 años: el 63,2% de ellos sufre de hipertensión.
En tanto, la mitad de quienes tienen entre 55 y 64 años también padece el mal.
Según los expertos, los problemas de hipertensión pueden ser controlados, en muchos casos, con un cambio de dieta que reduzca el consumo de sal y con un aumento de la actividad física.
Bomba de tiempo
Para los especialistas, uno de los principales problemas en su lucha contra la hipertensión es que la mayoría de las personas que la padecen no lo saben.
Por ello, el funcionario repitió la importancia de mantener una vida activa, incluyendo tener más sexo.
Eso sí, no dejó de lado las cuestiones médicas y recordó que se debe practicar sexo seguro.
"Con protección siempre, claro", aclaró.

bbc.co.uk

viernes, 16 de abril de 2010

Un nuevo estudio permite medir la edad real de las arterias

Fabiola Czubaj
LA NACION
¿Sabe qué edad tienen sus arterias? Un nueva herramienta para prevenir los problemas cardiovasculares demuestra que no siempre coincide con la cantidad de años vividos.
El estilo de vida, el ambiente y la predisposición genética a las enfermedades pueden acelerar el envejecimiento del tejido vascular y, así, aumentar las posibilidades de sufrir en menos de una década un infarto, un accidente cerebrovascular (ACV) o insuficiencia renal. De ahí la importancia de conocer la "edad" arterial y aplicar una verdadera terapia antiaging .
Para eso, un equipo de especialistas argentinos está poniendo a prueba una evaluación que combina la determinación del envejecimiento de los cromosomas somáticos (no sexuales) y del nivel de estrés oxidativo, mediante solamente dos muestras de sangre, con la elasticidad de las paredes arteriales mediante un examen no invasivo por ultrasonido.
Según los resultados presentados ayer en el XVII Congreso Argentino de Hipertensión, que se realiza en esta ciudad, conocer la edad arterial proporcionaría "un marcador de riesgo de hipertensión e infarto", indicó a LA NACION la doctora Carol Kotliar, directora del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral (HUA).
Las enfermedades cardiovasculares están dentro de las principales causas de mortalidad en la Argentina. Producen entre 90.000 y 100.000 muertes por año. Un cuarto corresponden a los accidentes cerebrovasculares y el 15%, a los infartos agudos de miocardio. Este nuevo estudio para detectar el envejecimiento vascular prematuro (EVA, por sus siglas en inglés), que se está validando en el país, permitiría identificar a las personas en riesgo mucho antes de que aparezcan los síntomas.
"La idea del grupo de trabajo es que si se miden el colesterol, las placas de aterosclerosis, la elasticidad de las paredes arteriales, etcétera, se está midiendo ya el efecto deletéreo de la enfermedad. En cambio, queremos adelantarnos en la medición de la función arterial y prever los daños antes de que se modifiquen aquellos indicadores. En definitiva, esperamos poder predecir la lesión arterial antes de que aparezca", explicó la doctora Marta Barontini, directora del Centro de Investigaciones Endocrinológicas (Cedie) del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
El estudio que allí realizan ya se utiliza en oncología. "Esta sería una nueva indicación", precisó la experta. Si bien el equipo aspira a que la población general acceda a la identificación del EVA como una estrategia de prevención en salud pública, en esta primera etapa se está utilizando en los pacientes hipertensos, diabéticos, con colesterol alto y otros factores de riesgo cardiovascular, que concurren al centro especializado de la HUA.
Cuestión de tamaño
La identificación del EVA comienza con la extracción de dos muestras de sangre (ver infografía). Una se utiliza para medir el estrés oxidativo y la otra se envía al Cedie para medir la longitud de los extremos de los cromosomas, los telómeros, donde reside la capacidad reproductiva de las células del organismo.
El proceso natural del envejecimiento hace que los telómeros se vayan acortando. Pero el estilo de vida (fumar o no hacer ejercicio) y el ambiente pueden acelerar ese proceso y hacer que las arterias pierdan elasticidad, se inflamen y acumulen placas de aterosclerosis, entre otras alteraciones.
El resultado de la medición de los telómeros es en percentilos. A menor valor (por debajo de 50), menor es la longitud de los telómeros. "Las personas con telómero más corto y con presión arterial normal tienen riesgo de desarrollar hipertensión en los próximos 5 años e infarto en la siguiente década", precisó Kotliar.
La tercera prueba, que completa el EVA, es no invasiva y consiste en medir la elasticidad de las paredes arteriales por ultrasonido. Eso se logra al comprobar el tiempo que tarda la sangre en llegar, por ejemplo, del cuello hasta la ingle. "No debe superar los 12 metros por segundo porque cuanto más demore, más rígida está la arteria", agregó.
Según el doctor Felipe Inserra, nefrólogo del Departamento de Envejecimiento Vascular del HUA, la población ideal serían los adultos jóvenes (entre 35 y 40 años) sin síntomas. "Esto es realmente detección temprana, porque lo hacemos cuando se empiezan a producir cambios subclínicos, lo que ocurre antes de que el paciente tenga síntomas que, con el tiempo, puedan causar un infarto, un ACV o que necesite una terapia de reemplazo de la función renal", agregó Inserra.
Además de establecer un pronóstico de un paciente, el conocimiento de la edad real de las arterias guiaría al médico en la intensidad del tratamiento y le permitiría comprobar si la intervención mejora aquel pronóstico o si debe cambiar el rumbo. Cambiar el estilo de vida sería parte de una intervención natural para revertir el envejecimiento. Un estudio publicado en JAMA reveló que el consumo de ácidos grasos omega 3 reducía 32% el acortamiento de los telómeros.
"La buena noticia es que con eso la longitud de los telómeros se puede recuperar en un año", finalizó Kotliar.

lanacion.com