jueves, 13 de mayo de 2010

Azúcar para mitigar el dolor de las inyecciones en los bebés

LAURA TARDÓN
MADRID.- ¿Cómo calmar el llanto de un bebé cuando le van a poner una vacuna? Para mitigar el dolor que este pinchazo le puede ocasionar, un equipo de investigadores propone una dulce medida: administrar por vía oral una solución de sacarosa o glucosa antes del procedimiento. Al parecer, este remedio hace sentir al pequeño más cómodo, reduce la frecuencia y la duración del lloro y también los niveles de aflicción.
Ésta es la conclusión a la que han llegado después de revisar un total de 14 estudios (1.674 inyecciones realizadas) centrados en el papel analgésico de ambos tipos de azúcar en los neonatos durante sus primeros 12 meses de vida. En todos se comparaban sus efectos con los del agua y los resultados eran evidentes: En el 92,3% de los casos, es decir, en 13 de los 14 ensayos clínicos, los pequeños experimentaban una reducción del llanto durante y después de las vacunas.
En esta primera revisión sistemática, Denisse Harrison, principal autor de la misma, y sus colegas de Toronto (Canadá), Melbourne (Australia) y Sao Paulo (Brasil) observaron que los llantos de aquellos bebés que habían recibido un 30% de glucosa se reducían casi a la mitad después de la inmunización. El problema es que, dado que las dosis utilizadas eran distintas en cada estudio, los investigadores no han podido confirmar la cantidad más efectiva para actuar de analgésico. Lo que sí han observado es que las más eficaces oscilan entre los 0,5 mililitros y 2 mililitros al 24%.
En cualquier caso, y a tenor de los resultados, los expertos concluyen que "los profesionales sanitarios encargados de poner las vacunas deberían considerar el uso de la solución de sacarosa y glucosa para paliar el dolor que producen en los bebés menores de un año".
Un 'truco' efectivo
Actualmente, al menos en España, se suele recurrir a esta solución en aquellos niños que están ingresados, según argumenta Bartolomé Bonet, jefe de Pediatría del Hospital Can Misses, en Ibiza. "Cuando se les va a poner una vía, sí utilizamos sacarosa para calmar su dolor, a través de sueros ya preparados que se les dan como si fuera un biberón". Y añade como aclaración: "Estas soluciones de sacarosa sólo se utilizan para cuadros de dolor de leve a moderado o irritabilidad, pero ante procedimientos que causan mucho dolor, recurrimos a métodos más potentes [fármacos]".
"En nuestro hospital utilizamos la solución sacarosa en bebés prematuros mayores de 32 semanas y en aquéllos que nacen a término [es decir, a tiempo] cuando son sometidos a procedimientos dolorosos poco invasivos, como una punción lumbar o una vía", señala Beatriz Flores, neonatóloga del Hospital de Fuenlabrada de Madrid. En los prematuros más pequeños, añade la experta, "a quienes hay que pinchar continuamente para hacer analíticas, como no está demostrado que la administración de sacarosa con tanta frecuente sea inocua, esta solución no está indicada".
Como confirman los autores de esta revisión, publicada en 'British Medical Journal' (BMJ), "la ventaja de este remedio es que está disponible, tiene un efecto rápido de analgesia, no es caro y resulta fácil de administrar". Tal y como explica la doctora Flores, basta con administrar la solución de sacarosa tres minutos antes, ya que "el efecto es muy inmediato [...] Lo que ocurre es que el azúcar libera endorfinas, que son sustancias con acción analgésica".


El pecho materno es el mejor analgésico
Ya puede olvidarse del chupete o de los azucarillos para tratar de aliviar el dolor de su bebé. Hay un remedio mucho más eficaz, se trata del pecho de la madre. Un estudio francés aporta un argumento más a favor de la lactancia materna demostrando que amamantar al recién nacido antes de un pinchazo reduce el dolor.
A todos los bebés les pinchan en una vena de la mano cuando nacen. Es necesario extraerles una muestra de sangre para determinar el grupo sanguíneo y descartar que el neonato tenga problemas de tiroides o alguna enfermedad celular. A estos pacientes tan pequeños no se les administra ningún tipo de calmante o anestesia local durante la prueba, porque se duda de su eficacia y sus efectos a tan corta edad. De modo que el recién nacido no tiene más remedio que experimentar el dolor y sus padres la angustia. El trabajo dirigido por el doctor Ricardo Carvaja del Hospital Poissy-Saint Germain en Francia aporta la solución para reducir el sufrimiento de los neonatos durante los análisis de sangre.
Para realizar el estudio publicado en 'The British Medical Journal' se eligieron 180 recién nacidos. Antes de efectuar el análisis de sangre en la mano de los niños se les dividió en cuatro grupos. Los del primero fueron amamantados con leche materna, los niños del segundo estuvieron en brazos de su madre unos minutos antes de la prueba. Otro grupo recibió agua y a los integrantes del cuarto se les dio agua agua con azúcar y se les puso un chupete. Para apreciar los niveles de dolor en los bebés se tienen en cuenta: las expresiones faciales, el llanto, el movimiento de brazos y piernas, el ritmo cardiaco y otros factores.
Los bebés que estuvieron en brazos y aquellos a los que sólo les dieron agua sufrieron más dolor, mientras que los niños amamantados con leche materna mostraron menos dolor durante el pinchazo, incluso menos que los niños a los que se les dio agua con azúcar y un chupete. Anteriores investigaciones ya demostraron el efecto calmante de estos dos últimos, pero la eficacia de la leche materna en este campo no es algo que se conociera. Tampoco hay una explicación a esta propiedad de la leche, según el doctor Carvajal, podría deberse a factores como: la temperatura, el olor y el sabor de la leche.
Además, los niños amamantados por sus madres sufrirán menos dolor cuando les pongan las vacunas obligatorias en sus primeros meses de vida, lo que supone un argumento más para optar por la lactancia materna frente a la lactancia artificial.

Algunos bebés no 'muestran' su dolor
LAURA TARDÓN
MADRID.- Los bebés no siempre responden ante el dolor con lloros y muecas. Sin embargo, su actividad cerebral varía cuando están sufriendo. Investigadores del Reino Unido han demostrado la eficacia de una prueba para valorar con más precisión la reacción del recién nacido ante estímulos dolorosos, según un estudio publicado en la revista 'Public Library of Science Medicine'. La doctora Rebeccah Slater y su equipo, de la Universidad College London (Reino Unido) estudiaron 33 situaciones diferentes en 12 bebés prematuros, clínicamente estables, que habían nacido entre la semana 25 y la 43 de gestación. Los bebés fueron sometidos a una punción del talón, una prueba diagnóstica habitual.
Para valorar el nivel de dolor de los bebés, los especialistas han utilizado la conocida Escala de Evaluación del Dolor del Recién Nacido (Premature Infant Pain Profile, PIPP), un método que tiene en cuenta tres elementos: la expresión facial, la frecuencia cardiaca y el nivel de oxígeno en sangre periférica. Estos tres factores se observaron antes, durante y después de la punción, en intervalos de 30 segundos.
Reacciones
Una cámara de vídeo grabó la respuesta conductual y las expresiones faciales de los bebés desde los 15 segundos antes del pinchazo hasta los 30 segundos después. Las conductas se clasificaron en una tabla, al igual que las expresiones faciales, que normalmente consistían en arrugar la frente, los ojos y el labio superior. Además, los prematuros fueron monitorizados, para que los especialistas midieran el ritmo cardiaco y el nivel de oxígeno en sangre. Al parecer, la frecuencia cardiaca aumenta ante el dolor, mientras el oxígeno disminuye en la sangre.
La novedad de este trabajo es que los investigadores utilizaron otra prueba, denominada espectroscopia de reflectancia en el infrarrojo cercano, para medir la concentración de oxígeno y hemoglobina en el cerebro de los bebés. Para ello, colocaron sensores en la zona del cerebro responsable de las sensaciones, la corteza somatosensorial.
Tras realizar la espectroscopia, se observó un aumento de la concentración de la hemoglobina total en la zona del cerebro relacionada con las sensaciones después de la punción del talón, en 30 de los 33 situaciones. Esto indica una clara relación entre la actividad cerebral y el dolor.
Al contrastar los resultados de ambas pruebas (la escala y la nueva herramienta), los autores observaron que en 10 de las 33 situaciones evaluadas, los bebés presentaban cambios cerebrales ante el dolor de la punción, aunque no mostraban modificación alguna en su expresión facial. Estos resultados indican que "la valoración del dolor basada únicamente en las herramientas de comportamiento podrían subestimar el dolor experimentado", afirma la doctora Slater.
Precisamente porque el nivel de dolor de los bebés no siempre puede medirse correctamente, la capacidad de la espectroscopia para medir la respuesta cerebral de los bebés después de la punción permite mejorar las herramientas que se utilizan actualmente para medir el dolor de los bebés, es decir, la Escala de Evaluación del Dolor del Recién Nacido (PIPP). Así, elementos conductuales, fisiológicos y cerebrales conforman un método más completo y perfeccionado para valorar el nivel de sufrimiento de los bebés ante un evento nocivo.
elmundo.es

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