viernes, 10 de diciembre de 2010

La ciencia contradice a la ciencia, un aporte a la confusión general

Evangelina Himitian
LA NACION
¿Puede el chupete ser bueno y malo para los bebes? ¿El café estar recomendado para diabéticos y, a la vez, desaconsejado? ¿Es posible que los carbohidratos sean los responsables de la epidemia de obesidad mundial y, simultáneamente, no tener nada que ver con esa tendencia? Así lo han afirmado recientemente estudios científicos de prestigiosas instituciones. También hay investigaciones que dicen que dormir poco engorda, y mucho, también; que comer chocolate estimula la hormona del buen ánimo, pero que, a la vez, no existe relación física entre esas dos variables.
La proliferación de voces colabora con el desconcierto. Esa podría ser la principal conclusión si se hace una recapitulación de los variados y hasta contradictorios hallazgos que ha hecho la ciencia moderna en los últimos años. Se trata de un fenómeno que incide directamente en la credibilidad: según un sondeo de La Nacion, los porteños descreen de los hallazgos y no los suman a sus decisiones prácticas. Excepto que necesiten una buena excusa para tomar cerveza o comer chocolate...
Las que siguen son algunas de las recientes investigaciones que muestran cómo la ciencia se pelea con la ciencia.
1
El café, la panacea universal.
Contra la mala prensa que ha tenido en décadas anteriores, los últimos estudios indican que el café está plagado de beneficios para la salud: contra el estrés, el cáncer, las enfermedades hepáticas, y hasta contra el suicidio. En enero de 2008, un estudio del Centro Médico de la Universidad Duke de Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos, apuntó que disminuir el consumo de cafeína podría ayudar a las personas que padecen la forma más común de diabetes a controlar mejor sus niveles de azúcar en sangre. ¿Cómo? La cafeína parece interrumpir el metabolismo de la glucosa. En tanto, en noviembre de 2009, el Endocrine Journal publicó un estudio epidemiológico holandés cuyo hallazgo era que las personas que bebían tres tazas de café diarias presentaban un riesgo de diabetes de aproximadamente un 42 por ciento menor que las que no.
2
Dormir poco engorda, y mucho también.
La conclusión resulta desconcertante: Las personas que duermen poco (menos de siete horas) son más propensas a ser obesas. Lo mismo que los que duermen más de nueve, según un estudio financiado por el gobierno norteamericano, sobre la base de una encuesta realizada puerta a puerta a 87.000 adultos por el Centro Nacional para Estadísticas de la Salud. En tanto, investigadores de la Universidad de Warwick postularon que tanto la carencia de sueño como el exceso duplican el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular.
3
Virtudes y pecados de la cerveza.
No son pocos los investigadores que se han abocado a la cerveza, algunos, para traer buenas noticias, como el Colegio de Farmacéuticos de Toledo, España, que aseguró que los consumidores moderados de cerveza llevan dietas más equilibradas que los demás. El consumo no provoca aumento de peso, modificaciones en la composición corporal ni distensión abdominal, según otro estudio elaborado por el Instituto del Frío-Ictan del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Una investigación de la Universidad estatal de Oregon, EE.UU., destacó las propiedades anticancerígenas del xanthohumol, un micronutriente de la cerveza que previene y ataca el cáncer de próstata, mama, colon y de ovarios. La única manera de consumirlo es mediante la cerveza. Contrariamente, los científicos de la Universidad canadiense McGill, en Montreal, señalan que los bebedores ocasionales de cerveza tienen más riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, esófago, estómago, colon, pulmón, páncreas, hígado y próstata.
4
El dilema del chupete.
Para las madres es un dilema, porque deben elegir qué priorizar. Según pasan los años, cambian las modas, pero lo cierto es que hoy viven dos paradigmas opuestos acerca del chupete: que atenta contra la lactancia, la dentición y que favorece la otitis, por un lado, pero que previene la muerte súbita, por el otro. Investigadores del Hospital Italiano indagaron en casi mil casos. Los bebes de madres comprometidas con el amamantamiento no mostraron diferencias en la lactancia, utilizaran o no el chupete, dice el trabajo publicado en la edición electrónica del Journal of Pediatrics . Un estudio que publicó la revista British Medical Journal afirma que los bebes que duermen con chupete reducen un 90% el riesgo de sufrir el llamado síndrome de muerte súbita del lactante.
5
El chocolate es psicológico.
Las recientes investigaciones ponderan al chocolate como la cura de todos los males: evita males cardíacos, es antioxidante, favorece la memoria, estimula la concentración, reduce la ansiedad, entre otras cualidades. El consenso científico parece tan unificado como la coincidencia subjetiva de que el chocolate es rico. Sin embargo, hay discrepancia acerca de cómo influye el chocolate en el ánimo de las personas. Un grupo de científicos dedicados a la investigación aplicada de neurociencias del Centro de Innovación de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido, aseguran que derretir un trozo de chocolate en la lengua es mejor que un beso apasionado. Realizaron un estudio entre jóvenes parejas que primero derretían trozos de chocolate en sus bocas y luego se besaban. El chocolate duplicó los latidos y causó una mayor excitación. En cambio, Marcia Pelchat, del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia, que investigó el tema por 20 años, asegura que el chocolate contiene componentes con el potencial de mejorar el estado de ánimo, pero que el efecto químico de cada uno es muy pequeño. "Es más un fenómeno cultural que físico", dice.
6
La calidad del esperma.
Los datos indican que la calidad del semen se ha deteriorado en todo el mundo, por diversas causas. Por muchos años, la recomendación médica, a la hora de procrear, decía que lo ideal era mantener relaciones cada tres a cinco días. Diversos estudios postulaban que las relaciones sexuales diarias deterioran la calidad del semen, al no permitir una correcta producción de espermatozoides. No obstante, un reciente estudio de la Universidad de Sidney aseguró que es la abstinencia lo que puede dañar la calidad del esperma y que, en cambio, tener relaciones diariamente incrementa las oportunidades de embarazo.
7
Los carbohidratos, los culpables.
Un estudio realizado por científicos de trece países, entre ellos la Argentina, ha llegado a un consenso acerca de que los carbohidratos no son los responsables de la epidemia de obesidad, tal como se los suele acusar. Fue llevado adelante por la cátedra de Fisiología de la Universidad de Murcia. Además, que una dieta rica en carbohidratos levanta el ánimo. No obstante, otro estudio de la Universidad de Pittsburgh indicó que, si se consume cualquier proteína dentro de las 12 horas en las que se ingirió algún carbohidrato, ésta bloqueará la absorción de la serotonina y no tendrá ningún efecto sobre el ánimo.
8
El alcohol en las embarazadas.
Un estudio publicado a fines de noviembre por el Journal of Epidemiology an Community Health, de la University College, de Londres, señala que un consumo leve de alcohol durante el embarazo no sería dañino para el desarrollo intelectual y del comportamiento del bebe. Sin embargo, otro estudio de los investigadores de La Plata entre recién nacidos comparó a los hijos de mujeres que habían hecho un consumo leve con otros de mujeres que no. Hallaron menor número de malformaciones leves y menos casos de baja vitalidad al nacer entre los hijos de madres abstemias.
Y los ejemplos podrían seguir hasta el infinito.
Hubo épocas en que se aconsejó contra viento y marea a las madres poner a dormir a los bebes boca abajo. Hoy se aconseja lo contrario.
Hubo otras en que la aspirina fue endiosada y, después, defenestrada, hasta volver a adquirir preminencia en el mundo familiar donde nada se consideraba tan bueno como esa pastilla blanca.
Los planteos contradictorios también tuvieron como eje a la mamografía -hacerla seguido o no hacerla-, a la vitamina C y hasta a la banana, probablemente una de las frutas con mayor mala y buena prensa en los regímenes alimentarios.
Que el parto natural, que el acuático, que el sentada o el parada, que el casero o en el hospital...
Todas y cada una de las teorías, igualmente profundizadas, tienen sus verdades. El problema parece ser enterderlas a la vez siendo que muchas se contraponen.
Los especialistas en casi todas las áreas se asombran tanto de estas idas y venidas como los ciudadanos comunes que, a fuerza de enfrentarse con estas diferencias, prefieren no hacerles tanto caso. En cambio, estos últimos se esfuerzan por seguir el consejo autorizado de las personas en quienes ellos han depositado su confianza: desde el médico que habitualmente los guía hasta el familiar con mayor experiencia.
La causa: el paradigma falso de la neutralidad
"El problema surge porque que solemos creer que la ciencia es neutral. Que los científicos son mayoritariamente buenos y que consagran su vida a la investigación, movilizados por causas siempre nobles. Y no es así. Detrás de cada investigación, hay un mercado que financia los avances científicos y que no es imparcial", asegura Esther Díaz, directora de la Maestría de Investigación Científica de la Universidad de Lanús.
Díaz aporta números: en el país, el 70% de las investigaciones son financiadas por el Estado y el 30%, por privados. En los países del primer mundo, es al revés. "No somos el paraíso de los investigadores. En la Argentina, el problema es que después no tenemos los recursos para incorporar los hallazgos a la vida de las personas o para desarrollar los proyectos", apunta.
"El discurso científico hegemónico declara que la ciencia se rige por un método único, que sus proposiciones gozan de validez universal y que quienes producen conocimiento no tienen responsabilidad ética. La responsabilidad sería, en todo caso, de quienes deciden qué hacer con los productos científicos. Pero no es así. No hay ciencia pura que busca el conocimiento por el conocimiento mismo, por un lado, y la tecnología, por otro", agrega Díaz, que acaba de publicar su libro Las grietas del control, de editorial Biblos.
Silvia Rivera es la responsable de la cátedra de Pensamiento Científico del Ciclo Básico Común de la UBA y profesora de Epistemología. "Es importante el modo cómo la gente procesa estas contradicciones. Pueden servir para socavar la pretendida neutralidad y universalidad de la ciencia que proclama el cientificismo. Esto es así porque muestran los compromisos de la tecnociencia con los intereses de clases o grupos. La estimulación del juicio crítico en torno a los intereses que guían la investigación tecnocientífica permite que nos posicione de un modo activo frente a cuestiones, tales como las prioridades en investigación. La racionalidad instrumental no alcanza a definir los valores que orientan el proceso de producción de conocimiento, entonces queda abierto el espacio para un debate ciudadano acerca del tipo de ciencia y tecnología que elegimos responsablemente generar."
En primera personaMaría Cecilia Mauricio
31 años
  • "Soy fonoaudióloga. Pero, como mamá, no sigo todos los consejos que yo misma doy. Una cosa es la teoría y otra, la práctica"
Jorge Luis Peralta
54 años
  • "Hoy en día no les presto atención a los avances científicos, porque todo el tiempo dicen lo contrario a lo que se decía hace unos años"
Cristián Gandini
31 años
  • "Un día te dicen que el vino es bueno para el corazón y, al siguiente, que te puede matar de un infarto; no tiene sentido"
Celina Ka
31 años
  • "Yo soy muy básica. Descreo de todo. Sé que detrás de cada estudio hay intereses creados y pienso qué me querrán vender"
José Smain
48 años
  • "Me gusta estar informado, pero no suelo modificar mis hábitos en función de este tipo de estudios. No les creo"
lanacion.com

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