miércoles, 22 de diciembre de 2010

El shock emocional de diciembre

Por Eduardo Chaktoura
RevistaOHLALA.com

Si hay algo que podríamos regalarnos para esta Navidad, o proyectar como deseo para 2011, es la posibilidad de "darnos cuenta" sobre cómo vivimos y qué posibilidades (reales) tenemos de revertir o modificar (aunque sea en parte) aquello que nos esté resultando disfuncional. Por lo pronto, llegar a estas fechas y entender "todo lo que nos exige diciembre" es un primer gran paso para evitar sumarnos más estrés del que ya traemos a cuestas.

El cansancio de todo un año, la euforia de los logros, la insatisfacción de lo no alcanzado, el dolor de las pérdidas, la nostalgia de las ausencias, el esfuerzo por erradicar el rencor y perdonar, los intentos por sostener la reunión familiar sin sobresaltos, la fiebre por las compras y el consumo navideño, la organización de comilonas nórdicas e hipercalóricas con 30 grados a la sombra, las promesas que se llevan las cañitas voladoras, los miles de proyectos para el año que viene, los malabares para lograr unas vacaciones "medianamente dignas y reconfortantes".

La lista continúa y, por lógica, cada uno sumará sus cuestiones particulares; las personales y las propias de cada entorno afectivo, familiar y laboral. Desde ya, el respeto por las "vivencias especiales" que a cada uno haya tocado atravesar.

"Darnos cuenta" de que todo esto (y mucho más) puede pasar y que todos (o casi todos) son síntomas y realidades que nos son comunes, implica, por lo pronto, bajar una primera dosis de cansancio y angustia. Porque si hay un mecanismo que nos es propio es el de, faltando pocos días para terminar el año, sumarnos más trabajo, exigencias y responsabilidades.

"¿Qué comemos?, ¿quién se encarga?, ¿quién pone la casa?, compramos regalos sólo para los chicos.¿ok?, ¿quién se disfraza de papá Noel?, ¿Este año, tu madre (o póngale el vínculo familiar que corresponda) piensa hacer el mismo "show navideño" de todos los años (entienda cada uno lo que crea, pueda o se ajuste a su "ficción/realidad")?....

"Darnos cuenta" es tomar conciencia de que nuestro cuerpo y nuestra cabeza son la caja de resonancia de todo esto que hoy podemos identificar (aunque hace años que repitamos el mismo drama o comedia). No es que con la energía que nos queda debamos provocar grandes cambios o tomar las decisiones que no pudimos tomar en los meses (o años) previos. "Darnos cuenta" no se trata de esperar un milagro de Navidad ni a las doce del 31 decir "basta" y patear el tablero. Se trata (se sugiere) de "bajar un cambio" para empezar a disfrutar la idea de "ese cambio" que estamos necesitando (o creemos necesitar).

Toda esta introducción no es más que una invitación a que, entre reflexiones y algo de humor, compartamos algunas sugerencias para disfrutar (y sobrevivir) a las fiestas y comenzar el año tirando el estrés por la ventana.

Entonces, una vez que creemos habernos "dado cuenta".¿qué podemos hacer? :

1.- Reconocernos vulnerables

2.- Identificar aquello que realmente nos gustaría vivir o modificar

3.- Bajar las exigencias, ver con qué elementos contamos, salir a buscar los que resulten necesarios y, "de corazón" y a conciencia, hacer lo que se pueda;

4.- Si estás harto del matambre o el lechón (por dar sólo un ejemplo figurado), buscar un menú distinto o más relajado; y si "es lo que hay", aceptar que la mesa la tenemos que hacer entre todos (aunque el otro le ponga menos sal y pimienta del que a nosotros nos gustaría)

5.- Lo mismo del menú también aplicarlo respecto a con quién uno puede o desee (realmente) reunirse a festejar o a compartir el momento (tratemos, en la medida de lo posible, de no anunciar el cambio de planes un día u horas antes de la reunión)

6.- Ejercitar el respeto y la solidaridad (en este ítem se incluye el control de palabras, gestos y caras alusivas.)

7.- Si ya no hay tiempo y no se pudo lograr ni uno de los cambios deseados para estas fiestas, respirar hondo, identificar por qué no fue posible y pensar que, de hoy en adelante, tenemos 11 meses para que "el diciembre del año próximo no sea un shock" y que cada uno pueda preparar su propio cocktail de emociones.

8.- Si cree que hay algo que le molesta, le resulta disfuncional y no puede "darse cuenta" o "hacer el cambio", es bueno pedir ayuda

Si esta nota terminó siendo lo que no pretendía (una típica lista de consejos y recetas estresantes e inalcanzables), esperamos sus sugerencias. (eso sí, respete el punto 6). ¡Muchas Felicidades! (o lo máximo que se pueda).

*El autor de la nota es psicólogo y periodista

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