viernes, 10 de diciembre de 2010

Afirman que la estación en la que nace un bebé puede determinar su personalidad

¿La estación en la que nace un bebé puede impactar en su futura personalidad? Según un reciente estudio científico, hay pruebas que demostrarían que sí. Y los resultados son bastante negativos para quienes nacen en invierno, ya que según los expertos tienen más predisposición a sufrir trastornos depresivos o afectivo estacionales que quienes asoman a este mundo en verano.

Especialistas de la Universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos, señalan que la estación del año en la que nace una persona provocaría efectos “drásticos” a largo plazo determinando la velocidad con la que funciona el reloj biológico.

¿De qué se encarga nuestro reloj biológico? Su función es la de marcar los ritmos de 24 horas que rigen los patrones de sueño y alimentación, que impactan directamente en la actividad cerebral y hormonal. El estudio publicado en la revista especializada Neuroscience sostiene que la estación en la que uno nace influye en esos ritmos.

Douglas McMahon, director del estudio, explica que "nuestro reloj biológico mide la longitud del día y cambia nuestra conducta de acuerdo a las estaciones". La pretensión de su investigación era “analizar si las señales de luz pueden tener un impacto en el desarrollo de este reloj biológico".

Los especialistas creen que la cantidad de luz a la que un bebé es expuesto durante sus primeras semanas impactaría, a futuro, en su estado de ánimo y personalidad.

De acuerdo a esta teoría, la “huella estacional” de los nacidos en verano –época en la que hay más cantidad de horas de luz- sería más beneficiosa que la de los que llegan al mundo durante el invierno.

El experimento que permitió arribar a estas conclusiones fue realizado en ratones. Al final de la prueba, los científicos comprobaron que los roedores criados en condiciones de verano se adaptaban mejor a los cambios que los del “grupo invernal”. Además, descubrieron que la actividad del “reloj maestro cerebral” de los últimos era algo más lenta.

"Los ratones nacidos en invierno mostraron una respuesta exagerada al cambio de estación, la cual es sorprendentemente similar a la que muestran los pacientes humanos que sufren el trastorno afectivo estacional", agregó McMahon.

El científico concluye que si un mecanismo de “huella estacional” como el que encontraron en los ratones opera en los seres humanos " no sólo podría tener un efecto en varios trastornos de conducta sino también un impacto más general en la personalidad".

Fuente: BBC Mundo
clarin.com

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