miércoles, 22 de diciembre de 2010

EL HUMOR: Diferencias cerebrales entre hombres y mujeres

'Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus', como decía el famoso libro de John Gray. Además de las evidentes diferencias físicas y genéticas, parece que tampoco nos reímos de lo mismo. ¿Por qué a unos les hace gracia unas cosas y a otros, otras? Además de influir la personalidad, el cerebro del hombre y de la mujer no responde de la misma manera frente al humor.
Así se explica en un vídeo divulgativo llamado 'Cerebro feliz: la risa y el sentido del humor', presentado este martes en Madrid por la catedrática de Bioquímica de la Universidad de Navarra Natalia López Moratalla. En esta primera entrega de una colección llamada 'Los secretos del cerebro', se recoge de forma esquemática qué sucede en el cerebro desde que nos cuentan un chiste hasta que nos reímos.
Las mujeres prestan más atención a los contenidos semánticos de lo gracioso y tienen mayor facilidad para captar, manipular y comparar los elementos del chiste con datos almacenados en la memoria. Esto podría explicar porqué a las mujeres les suele gustar más el llamado "humor inteligente".

El recorrido de un chiste por el cerebro

El humor es genuinamente humano y sigue estrategias cerebrales diferentes para hombres y mujeres. Pero, ¿qué ocurre en el cerebro desde que escuchamos un chiste hasta que nos reimos? Básicamente se suceden tres pasos; entender el chiste, encontrar lo divertido y reírse. En este proceso intervienen las tres capas del cerebro respectivamente.
"Primero usamos áreas de la corteza cerebral para procesar palabras y darnos cuenta de que lo escuchado o leído no tiene sentido. En esta primera etapa, prácticamente no existen diferencias entre hombres y mujeres. La profesora López Moratalla compara el proceso cerebral del humor entre hombres y mujeres con un mapa de Metro: "Aunque los puntos de partida y llegada coincidan, las mujeres emplean más estaciones e implican mayor recorrido".
A continuación, para entender lo divertido, utilizamos la segunda capa del cerebro que procesa los sentimientos. Allí la detección de un error tiene recompensa en forma de emoción placentera, gracias a la dopamina, conocida como hormona de la felicidad. En este segundo paso las mujeres emplean más áreas cerebrales y, sobre todo, integran más que los varones lo emocional. Mientras que en los hombres la parte de las emociones es mucho más simple, y el absurdo les basta para divertirse, las mujeres prestan más atención al lenguaje del humor, y requieren que lo absurdo sea gracioso y por ello provoque la emoción de lo divertido.
Por último, la risa, que no es otra cosa que la manifestación de ese regocijo. En esta tercera etapa, hay dos formas distintas de acceder a la realidad. Mientras en la estrategia femenina hay una conexión muy estrecha entre conocimiento y emoción, para los hombres es mucho más independiente y les resulta más fácil hacer un análisis frío.

Reírse alarga la vida

En cualquier caso, el vídeo señala que la risa y el buen humor son biológicamente útiles. Las personas que contrarrestan el estrés con el humor padecen un 40% menos de infartos de miocardio o apoplejías, sufren menos dolores en los tratamientos dentales y viven cuatro años y medio más. Por eso los científicos recomiendan reírse, al menos, 15 minutos al día. Cuando los sentimientos negativos perduran mucho tiempo producen agotamiento y perjudican al organismo. Natalia López concluye que "humor y felicidad son genuinamente humanos y se asocian a llevarse bien con uno mismo y con el entorno."
El vídeo presentado ya está disponible en YouTube y se enmarca en el proyecto de la Universidad de Navarra 'Los secretos de tu cerebro' que, en una veintena de vídeos sencillos, pretende analizar, resumir y comunicar qué dicen las neurociencias de vanguardia sobre el cerebro.
En la segunda entrega titulada 'El cerebro ético', mostrarán con una animación en 3D de qué forma registra el cerebro el principio universal de 'no hagas a los demás lo que no quieres q te hagan a ti'. Definitivamente, el cerebro del hombre y la mujer no tienen el mismo sentido del humor.
elmundo.es

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