viernes, 15 de octubre de 2010

La salud mental de los chicos, en riesgo

Fabiola Czubaj
Poco a poco, la realidad va superando cualquier sensación. La violencia y el consumo sin límite de alcohol y drogas a edades cada vez más tempranas en todas las clases sociales ya son, para los psiquiatras infantojuveniles, una "radiografía" de los efectos de la disfuncionalidad familiar o la incapacidad que tienen cada vez más familias de superar los obstáculos cotidianos y desarrollarse.
El año pasado, sólo en el Hospital Psiquiátrico Infantojuvenil Carolina Tobar García, el 95% de los pacientes atendidos, a partir de los 7 años, pertenecía a familias disfuncionales marcadas por una o más de las que se consideran "catástrofes sociales": la situación de calle, la falta de escolaridad, el consumo de drogas/alcohol, el abuso sexual y la ausencia de la figura paterna o materna.
Todo esto causa en chicos y adolescentes episodios de psicosis -o pérdida del contacto con la realidad- en un círculo vicioso de enfermedad mental. Es que después del tratamiento, los pacientes regresan al ambiente que gatilló el trastorno.
"Cambian los síntomas, bajan las edades de los chicos con enfermedades mentales y crecen las patologías duales (combinadas con el consumo de drogas), al tiempo que las familias se modifican o se destruyen. Un 40% de los varones fueron hospitalizados por trastornos asociados con el consumo de sustancias y otros tantos, por trastornos asociados con el quiebre de la familia y la inequidad social", dijo el doctor Roberto Yunes, director del Hospital Infantojuvenil Dra. Carolina Tobar García, el único centro de atención de la salud mental de chicos y adolescentes en América latina.
Fue durante la apertura del III Congreso Salud Mental Infantojuvenil en el Año del Bicentenario, que se realizó esta semana en la Legislatura porteña, con 700 especialistas en ese tema. Allí se presentaron los resultados del relevamiento del Tobar García, que muestra cómo está bajando la edad de los chicos que llegan a la consulta principalmente con síntomas de esquizofrenia (42%) y brotes psicóticos (22%). En el 30% de los casos, esos trastornos están inducidos por el consumo de drogas.
En este centro de referencia y hospital escuela, un equipo interdisciplinario recibe a pacientes de entre 7 y 19 años a pedido de la familia o derivados desde otros hospitales o por intervención de la Justicia. Un batallón de especialistas del hospital de día, los consultorios externos (de atención ambulatoria), el área de prevención y rehabilitación, los servicios de atención complementaria y el área de trabajo social y medicina legal se ocupan de estabilizar y reinsertar socialmente a cada paciente. Este trabajo logra evitar su internación y apunta también a prevenir la estigmatización. Pero, "esa reinserción está hoy dificultada porque estamos reintegrando a un paciente al ambiente hostil que dio lugar a la enfermedad, sin redes sociales ni familia que lo puedan contener", agregó Yunes.
Y la doctora Marcia Braier, jefa del Departamento de Docencia e Investigación del hospital Tobar García, dijo a LA NACION: "En la medida en que no haya una situación familiar ni instituciones que los contengan, estos chicos tendrán cada vez más riesgo de desarrollar enfermedades mentales. Un chico necesita estar contenido en la familia o sus sustitutos, ir a la escuela y tener acceso al sistema de salud y la alimentación adecuada. Nuestros chicos son los futuros legisladores, docentes, periodistas, colectiveros, ingenieros... Si no les damos mejores condiciones, tenemos una altísima posibilidad como sociedad de contar en el futuro con más chicos y adultos enfermos mentales".
La experta explicó que las condiciones ambientales agravan los síntomas y precipitan el inicio de la enfermedad. Antes, debe existir una estructura biológica (genética o congénita) o problemas en el desarrollo durante el embarazo que puedan afectar la formación del cerebro, como la malnutrición o alguna infección o enfermedad materna, entre otras causas. "Generalmente, existe un entorno desfavorable que causa el estado agudo [episodio] de descompensación", agregó Braier, que participó del estudio presentado.
De hecho, en 2009, apenas el 4% de las mujeres y el 7% de los varones atendidos tenían una familia funcional, mientras que iban a la escuela el 14% de las chicas y el 2% de los chicos solamente.
Y al evaluar los factores de vulnerabilidad de cada paciente, el 34% tenía al padre o la madre ausente. El 27% dijo que en su familia se consumía alcohol, marihuana, cocaína, inhalantes o psicofármacos (sedantes hipnóticos y ansiolíticos); el 14% había sido víctima de abuso sexual; el 13% comentó que vivía en la calle, y el 12% dijo que estaba expuesto a violencia familiar explícita. "Esto representa un enorme desafío en momentos en los que la niñez y la adolescencia son en el mundo y en nuestro país un problema creciente en el área de la salud mental", sostuvo Yunes.

"Nuestros genes no cambian con tanta velocidad"
Durante su discurso de apertura del Congreso de Psiquiatría Infantojuvenil, que finalizó el miércoles pasado en esta ciudad, el doctor Roberto Yunes precisó por qué la realidad social y económica, y no los genes, son los que explican este aumento de la vulnerabilidad infantil.
"Si bien las personas con enfermedades mentales algunas veces presentan cambios en determinados valores químicos en su cerebro, nadie demostró aún que estos últimos sean la causa de la enfermedad psiquiátrica, sino cambios causados por la enfermedad -dijo-. Igual, si bien la vulnerabilidad genética puede ser el fundamento de algunas enfermedades mentales, esto no puede por sí mismo explicar los enormes aumentos de esos problemas en estos años: nuestros genes no cambian con tanta velocidad."
Los principales síntomas con los que llegan los pacientes al hospital Tobar García son psicosis, despersonalización, síndrome confusional, esquizofrenia, síndrome delirante, catatonía (rigidez motriz sin respuesta a estímulos externos), paranoia, trastorno de la sensopercepción y disociativo.
La asociación de estos trastornos con el consumo de alcohol y drogas es menor en las mujeres (11%) que en los varones (39%). "Pero puede darse que el consumo provoque el trastorno o que ya exista un problema psiquiátrico y, además, consumo de drogas", precisó la doctora Marcia Braier, psiquiatra infantojuvenil.
lanacion.com

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