lunes, 17 de mayo de 2010

Armas 'inaceptables' en la lucha contra el sida en Marruecos

Unos penes de plástico, un condón y una mujer velada que enseña a unas prostitutas cómo colocar un preservativo con la boca para convencer a los clientes más reacios. Las imágenes de Milouda, miembro de la Asociación de Lucha contra el Sida en Marruecos (ALCS), sensibilizando a profesionales del sexo de Casablanca en un vídeo que ha protagonizado muchos clicks en internet han servido la polémica en bandeja a los sectores más conservadores del reino alauí.
No es alarmante el número de personas afectadas por el sida en Marruecos, pero sí que lo es la cantidad de portadores que desconocen serlo y no reciben tratamiento. Lo dice a ELMUNDO.es la combativa Hakima Himmich, presidenta de la Asociación de Lucha contra el Sida (ALCS) en el reino alauí. "Se calcula que hay unos 22.000 infectados y sólo 3.000 son conscientes de ello y se medican".
El de las prostitutas es uno de los colectivos con más prevalencia de sida, un 2,4% frente al 0,1% del global de la sociedad. Milouda, hasta hace poco una desconocida, trabaja desde hace una década en su sensibilización. Miembro de la ALCS, da clases a las profesionales del sexo para explicarles qué es el sida, cómo se contrae y cómo prevenirlo.
Uno de los ejercicios que les propone le ha lanzado directamente a la picota pública y hasta le ha hecho cambiar de barrio en Casablanca. "France Presse grabó un vídeo de uno de los encuentros con las prostitutas para un reportaje y publicó unas imágenes que me han traido muchos problemas",explica.
En ellas, Milouda muestra a su público cómo colocar a sus clientes un preservativo con la boca y lo ejemplifica en un pene de plástico. Las imágenes han dado la vuelta en la red de redes, donde esta marroquí de 41 años ha sido enjuiciada y en muchas ocasiones condenada "por su falta de vergüenza y pudor en una mujer musulmana y, encima, velada", dicen algunos internautas en los foros.
También saltó a las páginas del conservador 'Al Massae'. Una campaña que le ha costado muchos dolores de cabeza y se ha traducido en llamadas de reproche por parte de su familia y una lluvia de insultos en su barrio –del que se ha mudado por seguridad-.
Tabúes
Milouda sabe que las imágenes de su clase son "muy chocantes" en un país árabe, musulmán, con unas tradiciones muy fuertes y "donde hay muchos tabúes con todo lo que esté relacionado con el sida y el sexo".
Btissam Daoudi, también miembro de la ALCS, coincide. "No podemos olvidar que estamos en una sociedad tradicional, hay que adaptarse a ello". Nunca se les ocurriría, por ejemplo, repartir preservativos por la calle. "No se puede hacer así; nosotros damos preservativos a quien viene a pedirlos, porque eso significa que son ellos los que han hecho previamente esa elección".
Daoudi se encarga de sensibilizar en colegios y universidades y asegura que su mensaje suele ser aceptado sin problemas, "salvo por los integristas que a veces relacionan preservativo con libertinaje; hay que saber también cómo explicarles las cosas para que comprendan".
Pero "una mujer velada y colocando un condón con la boca es algo que aquí no acepta la sociedad", dice Milouda, quien preferiría que nunca se hubiera emitido la escena de la discordia.
A pesar de todo, sabe que es de las únicas maneras que tienen a veces sus alumnas –entre 25 y 40- para convencer a sus clientes de usar el preservativo. "Hay hombres que lo rechazan, y por eso buscamos soluciones, astucias para convencerles; también intentamos que haya solidaridad entre ellas, para que ninguna acepte sexo sin condón", cuenta Milouda.
Marruecos, en riesgo
La presidenta de ALCS insiste en la gran prevalencia del sida entre las profesionales del sexo. "El trabajo de Milouda es muy importante", señala al tiempo que advierte de que a pesar de que las cifras no asustan todavía, en Marruecos corren el riesgo de hacerlo en un futuro si no empiezan a tratarse los casos existentes y a prevenir. "Hay un número elevado de casos entre las prostitutas y esas prostitutas tienen clientes y esos clientes, muchas veces, mujeres, y esas mujeres hijos; hay que poner remedios".
Esta mujer no se cansa de repetir que su mejor arma es la prevención, en la que trabajan desde 1988, cuando crearon la asociación. "Fuimos los primeros de todo el Magreb; entonces sólo había diez casos de sida reconocidos en todo el país".
Btissam, Himmich, Milouda y cuatro centenares más de voluntarios y trabajadores de la ALCS luchan día a día para frenar el avance del sida en el país, y para acompañar y guiar a los infectados. Milouda está "convencida" de su trabajo y a pesar del mal trago asegura queseguirá al pie del cañón. "También he recibido muchas muestras de apoyo, del exterior y de mi país, mi trabajo es importante y no voy a permitir que nadie lo eche por tierra. Mucho menos, una minoría".

elmundo.es

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