domingo, 9 de mayo de 2010

Vía libre a la prostitución en Santa Fe

Gabriel Di Nicola
Enviado especial
ROSARIO. Está parado en la misma esquina que eligió hace 11 años para esperar a sus clientes. Automovilistas que conducen camionetas 4x4 y lujosos autos pasan por el lugar y lo saludan. Parecen conocerlo. El travesti, de pelo enrulado negro, espalda ancha y enfundado en calzas blancas responde con una sonrisa. Desea que alguno detenga la marcha. Está tranquilo. Dice que, gracias a la despenalización de la prostitución y del travestismo, la policía ya no podrá molestar a las personas que contratan sus servicios.
Loahna tiene 35 años. Hasta los 19 trabajó de carnicero en un supermercado. Pero desde que decidió ser travesti no pudo conseguir otro empleo de su oficio. A los 24 comenzó a prostituirse. De lunes a viernes, a partir de las 22.30, llega a la esquina de Paraguay e Ituzaingó, en el macrocentro rosarino, a la espera de clientes. Está exultante y a la expectativa de que, de un momento a otro, se publique en el Boletín Oficial la despenalización de la prostitución callejera y el travestismo en Santa Fe.
"Me parece fantástica la aprobación de la ley, que era largamente esperada por nosotras porque lamentablemente la sociedad nos deja de lado. No nos integra. Esta norma va a ser beneficiosa porque la policía va a dejar de molestar a nuestros clientes. Muchos son amenazados por los uniformados. Les sacan dinero por estar con nosotras. Los extorsiona", relata Loahna, mientras espera a alguien que contrate sus servicios. Hay poca demanda. Parece que influyó el paro de taxis y la gente prefirió no salir de sus casas.
El 29 de mes pasado, a pocas horas de que el proyecto perdiera el estado parlamentario, la Legislatura provincial aprobó la despenalización de la prostitución callejera y el travestismo.
De esta manera, se eliminaron del Código de Faltas provincial los artículos que perseguían la actividad de mujeres meretrices y travestis en la calle. La Legislatura derogó los artículos 83, 87 y 93 del Código de Faltas (ley 10.703), que hacían referencia a ofensas al pudor, al travestismo o prostitución escandalosa.
Para los vecinos de Rosario, la oferta sexual de prostitutas y travestis no es una cuestión prioritaria para resolver. Sostienen que hay inconvenientes más importantes para los que se necesita una política de Estado: el problema de la inseguridad.
"La prostitución no es un problema; se trata de es uno de los trabajos más antiguos que existen. Si querés tener sexo, vas, pagás y punto. Debemos tener tolerancia por el prójimo. Además, en la ciudad hay problemas más importantes para resolver, principalmente la inseguridad", sostiene a La Nacion Jorge Saggal, vecino y comerciante de una de las "zonas rojas" de Rosario.
Loahna, que vive con sus padres y sus hermanos, explica que nunca tuvo problema con la policía. "A mí, la fuerza nunca me exigió dinero para dejarme trabajar. Nunca les di, pero a los clientes sí los molestan", sostiene.
A un par de cuadras de la parada de Loahna, Norma Suárez espera la llegada de algún cliente. Tiene 41 años, ocho hijos y está a punto de ser abuela. Desde los 20 años ejerce la prostitución en las calles de Rosario.
Satisfacción
"La sanción de ley es una gran satisfacción, después de tantos años de lucha y de sufrir la represión policial. Ahora esperemos que la policía cumpla con la ley", dice Suárez, que, a diferencia de sus "pares" travestis, que con grandes escotes dejar ver su busto reforzado con siliconas, está vestida de jean y buzo con capucha.
Tanto travestis como prostitutas coincidieron en que la policía dejó de exigirles dinero después del homicidio de Sandra Cabrera, asesinada de un balazo en la madrugada del 27 de enero de 2004. Era la secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina, seccional Rosario. Le dieron muerte de un tiro en la nuca, cerca de la zona de la terminal de ómnibus.
"Ella [Cabrera] fue una luchadora. A nosotros, la policía no nos exige plata, pero sí molesta y asusta a los clientes. No los respeta", dice Anabella, un travesti de 43 años.
Suárez y Anabella afirman que la peor época que vivieron fue cuando las calles eran patrulladas por personal de la División Moralidad Pública de la policía santafecina. Sostienen que eran perseguidas y maltratadas. La dependencia no existe más.
Fuentes policiales afirman que, una vez que la ley aprobada esté publicada en el Boletín Oficial, no tendrán nada más que hacer frente a la oferta sexual callejera.

lanacion.com

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