martes, 11 de mayo de 2010

Un dispositivo podría facilitar la movilidad de personas ciegas

A principios de 2009, Javier Fornés fue testigo de los problemas que tuvo un hombre ciego que circulaba por una calle mendocina y, pese a tener su imprescindible bastón, chocaba contra paredes y se golpeaba con objetos que estaban a media altura. Ese episodio fue el disparador para que este inventor se pusiera a trabajar en un dispositivo para ayudar a los ciegos, que hoy está cerca de ser una realidad.
Fornés, que tiene 36 años y se define como un investigador en nuevas tecnologías, ideó el Telémetro Láser para Ciegos (TLC), que desde hace dos meses está siendo probado por un equipo en la Facultad de Educación Especial y Elemental de la Universidad Nacional de Cuyo. A grandes rasgos, el TLC es un dispositivo pequeño y liviano que es complemento del bastón, se coloca en la cabeza y su objetivo es detectar la presencia de obstáculos y caracterizarlos. Contiene tecnología de láser infrarrojo y funciona escaneando el entorno de la persona casi en tiempo real, y emitiendo sonidos a través de auriculares para avisar sobre la presencia de un objeto.
"Al principio sólo se escuchan ruidos, pero con el tiempo se van acostrumbrando. Dependiendo de la distancia del obstáculo, cambia el tono. Mientras está más lejos es más grave y más cerca más agudo. No es un sonido constante, a menor distancia el pitido se hace más acotado para que tenga más definición", explica Fornés.
Todos los lunes, siete personas ciegas mayores de 18 años prueban el dispositivo durante menos de 15 minutos. "Están entusiasmados, quieren seguir probando", señala Fornés. Si luego de las pruebas la UNCuyo da el aval, podrá comenzar la producción en serie del dispositivo. "Productos con una función similar cuestan en Europa 10.000 dólares. Yo estimo que el TLC tendrá un precio final de entre 100 y 200 dólares. Su tamaño será de 3 por 4 centímetros, estará disimulado en unos lentes y pesará 35 gramos. Debe ser reducido porque la persona no vidente prefiere no usarlo a que se vea, le importa mucho la estética", agregó el inventor.
Las pruebas comenzaron en un aula vacía, y luego se fueron agregando obstáculos. Lentamente, las personas que usaban el TLC los pudieron esquivar, y pasar entre espacios reducidos. Fornés va más allá y asegura que con el tiempo de adaptación necesario, con este sistema podrían reconocer hasta los pliegos de una cortina.

clarin.com

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