Papá Noel fue prohibido en Chaco. O casi. Todo comenzó como una movida navideña más, pero terminó generando un conflicto entre la jerarquía católica local y las autoridades municipales. El origen del problema fue la simple idea de instalar una “Casa de Papá Noel” en la plaza central de la capital chaqueña.
“Seguramente, en los próximos días lloverán propagandas cuando se inaugure esa construcción de una casa donde habita un señor gordo vestido de rojo . Y por eso no debemos confundirnos, no debemos confundir la Navidad con eso. Eso no es la Navidad”, advirtió sin ocultar su enojo el arzobispo de Resistencia, Fabriciano Sigampa.
El prelado ya había sido conocido a nivel nacional cuando conducía la diócesis de La Rioja y encargó para la Catedral un polémico mural en el que aparecían, como parte de una misma multitud, la Virgen María, Carlos Menem, miembros de la jerarquía católica y otras figuras de la política riojana.
Esta vez, en Resistencia, el obispo lanzó sus críticas al celebrar una misa, donde también se mostró partidario de que, incluso, los niños “sepan que verdaderamente al regalo lo hacen los padres con su esfuerzo y la ayuda de Jesús”.
“Las cosas están cambiando, y hoy los chicos tienen un concepto erróneo. El otro día le pregunté a uno sobre la Navidad, y me respondió que se da cuenta de cuándo es porque en la heladera hay sidra y pan dulce. No me respondió nada acerca del Niño Jesús”, agregó.
Las admoniciones del obispo cayeron como un balde de agua helada sobre los promotores de la cabaña que desde finales de diciembre se construía en la Plaza 25 de Mayo. La iniciativa había sido presentada por el Rotary Club con el apoyo de la Municipalidad de Resistencia y del Gobierno del Chaco, más algunas entidades benéficas. Nadie se esperaba que el obispo saliera a castigar la idea, y nadie se atrevió, tampoco, a polemizar con él.
La movida con la casa de madera era casi naif. Los organizadores dijeron que se buscaba “recrear el espíritu navideño” y que los niños pudieran visitar “una casa como la que se imaginan que podría tener Papá Noel”, de madera y “nieve” en el techo. Adentro, un Papá Noel iba a recibir pedidos y también recibiría juguetes para donarlos en albergues para chicos.
Ni la sangre ni la nieve finalmente llegaron al río. Los funcionarios y dirigentes embarcados en el proyecto dieron un golpe de timón sobre la hora y optaron por un cambio sutil para no perder el cielo. La cabaña fue inaugurada anoche, bajo otro nombre: “La Casa de la Navidad”. Y no hubo en los alrededores ningún gordo vestido de rojo.
clarin.com
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