miércoles, 22 de diciembre de 2010

Várices: por qué afectan a mujeres cada vez más jóvenes

Por Verónica Dema
Sus piernas, aunque flacas y bien torneadas, siempre fueron su vergüenza. Mariana Perrino, cuenta a lanacion.com que tuvo várices desde la adolescencia y eso la condenó a no usar polleras ni shorts. "No me podía ver", dice esta mujer que ya se acerca a los 40 y se operó hace un mes. "Me cambió la vida", dice y sonríe con toda la cara.
Las várices son venas dilatadas que se inflaman y se elevan a la superficie de la piel y se encuentran generalmente en las partes posteriores de las pantorrillas o en la cara interna de la pierna. Se desarrollan cuando las válvulas venosas que permiten que la sangre fluya desde las piernas hacia el corazón dejan de funcionar adecuadamente.
Video: cómo terminar con las várices
El flebólogo Oscar Gural Romero, explica que cada vez son más frecuentes los casos como los de Mariana en los que esta enfermedad crónica hereditaria se manifiesta desde muy temprana edad. "Estamos viendo consultas de pacientes de 14 ó 15 años que tienen arañitas, várices, celulitis o distrofias que antes aparecían a los 40", señala.
Y se explaya en algunos de los factores que adelantan los síntomas: "Por ejemplo, la toma de anticonceptivos en mujeres cada vez más jóvenes y sin el control adecuado de un especialista es uno de los principales desencadenantes". Agrega que, además de estos tratamientos hormonales sin control, el estilo de vida también conspira. Los especialistas se explayan en este punto al apuntar contra la mala alimentación, la vida sedentaria y el estrés.
"El estilo de vida, el estrés, el hecho de ser mujer, de tener movimientos hormonales, los embarazos, la obesidad, la constipación, el esfuerzo laboral reiterado, el ejercicio de alto impacto, todo suma para que se compliquen las várices", señala el flebólogo Roald Varón. Y menciona los tratamientos disponibles según el grado de avance de esta enfermedad que no tiene cura.
Tratamientos. El especialista en cirugía vascular Marcelo Pataro, miembro del Centro Vascular, aclara que esta es una enfermedad crónica y evolutiva que, en el 30% de los casos, vuelve a aparecer más allá del tratamiento al que se someta. "Por lo tanto, la consulta con el especialista debe ser de por vida", anticipa. Luego, se explaya en los tratamientos.
Existe el tratamiento esclerosante, que consiste en la inyección de una sustancia dentro de las venas, que produce la flebitis química de ese vaso, es decir, el medicamento aplicado hace que la vena tratada se cierre evitando el paso de la sangre y que por ende continúe dilatándose y o ramificándose. Se usa para atacar arañitas y requiere diferente número de sesiones de acuerdo a la cantidad que tenga el paciente.
También existe la microcirugía, que es un tratamiento quirúrgico que extirpa las várices a través de pequeñas incisiones para así obtener además de un buen resultado funcional (extirpar las venas enfermas) un buen resultado estético; este procedimiento en general es ambulatorio o con pocas horas de internación.
Existe, además, la aplicación del láser endovascular para lograr el mismo resultado sin pasar por el bisturí ya que se realiza una punción de la vena enferma y una vez colocada la fibra en el interior de la vena se acciona el láser y se procede a la foto-termo-coagulación de la misma (podríamos decir que quema la vena desde su interior). Se recomienda cada vez más porque se considera menos invasivo; se realiza con anestesia local o bien con anestesia raquídea en quirófano y el tiempo de recuperación es mucho más corto que en la cirugía tradicional.
En la mayoría de los casos, los especialistas recomiendan tratamientos combinados. Aclaran que los costos muchas veces ayudan a decidirse a los pacientes: los tratamientos con láser no los cubre la obra social. Así, las sesiones para combatir las arañitas cuestan entre 200 y 500 pesos (se necesitan de 4 a 6); la cirugía varía entre 2000 y 4000 pesos.
Boom de consultas. La llegada del calor incrementa en un 200 ó 300 por ciento las consultas, calculan los especialistas. Esto se explica por dos razones principales: una es estética y tiene que ver con el uso de ropa más liviana que dejan las piernas al descubierto, lo que genera en las mujeres una necesidad de tratarse; por otro lado, los flebólogos dan razones médicas para explicar que en esta época los pacientes sienten dolor, hinchazón, edemas y cambios de coloración de la piel producto del calor.
Gural Romero comenta: "El calor influye muchísimo porque provoca que las venas se dilaten y eso filtra líquido de las venas y así se irritan los nervios pegados a las venas y es lo que produce el dolor". Entonces, precisó, aparecen pinchazos, calambres, dolor, hinchazón.
Respecto de iniciar los tratamientos en esta época la bibliografía está dividida: algunos sugieren que es mejor esperar el otoño para evitar los perjuicios del sol en medio del tratamiento; otros, explican que mientras la exposición al sol se haga con protección no hay problemas en tratar las várices en verano.
Pataro también habló del incremento notable de consultas. "No es conveniente hacer los tratamientos ahora porque es difícil cuidarse bien del sol y además es muy molesto", dice, y se refiere al uso de las vendas elásticas típicas del tratamiento. "Prefiero invitarlos a volver en marzo", dice.
lanacion.com

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