El sociólogo de la Universidad de California David Phillips, descubridor del efecto Baskerville, del que ya os hablé hace unas semanas, dedicó mucho tiempo de su carrera a investigar acerca de la voluntad de vivir y el hecho de que las personas puedan posponer su muerto para participar en importantes acontecimientos sociales.
Eventos sociales como cumpleaños, festividades o elecciones políticas.
Phillips descubrió algo sorprendente: que este efecto de retraso se producía con más énfasis entre las personas famosas, sobre todo en el caso del cumpleaños. Escribió lo siguiente en la American Sociological Review:
Cuanto más famoso es el grupo, más pronunciado es el pico de fallecimientos.
Personajes famosos como George Washington, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson, Mark Twain, Thomas Edison y así hasta 1.333 casos londinenses presentaban una notable caída de fallecimientos antes de los cumpleaños, y un pico después de ellos.
Phillips también analizo las partidas de defunción en Nueva York y Budapest, y el descenso lo halló antes del Yom Kippur, el día más sagrado e importante del año en el calendario judío.
El patrón también se producía antes y después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos desde el año 1904.
Phillips descubrió un tesoro oculto en los certificados de defunción de California. En un estudio analizó 2.745.149 registros que iban desde 1969 hasta 1990 y llegó a la conclusión de que “las mujeres tienen más probabilidades de morir la semana siguiente de su cumpleaños que en cualquier otra semana del año”. En concreto, Phillips descubrió un 3 % más de muertes femeninas de las habituales en la semana siguiente a sus cumpleaños y un ligero declive en la semana anterior. La muerte en los hombres aumentaban antes de sus cumpleaños y no lo hacían después. En general, concluyó “los seres humanos tenemos más probabilidades de morir la semana después de nuestro cumpleaños que en cualquier otra semana del año.
Es decir, que las mujeres parecen ser capaces de retrasar más la muerte frente a un evento como un cumpleaños. Por el contrario, los hombres consideran ese evento como una línea final de su vida, y mueren justo antes en mayor proporción.
Algunos investigadores, como Donn C. Young, del Centro Integral del Cáncer de la Universidad del Estado de Ohio, creen que no existe correlación entre un evento social importante y la fecha de la muerte. Young, tras examinar 1,2 millones de muertes sucedidas en Ohio entre 1989 y 2000, incluidas 309.221 en el que el cáncer fue la causa principal de fallecimiento, sostuvo:
No hemos encontrado ninguna prueba de que los pacientes de cáncer sean capaces de posponer su muerte para sobrevivir a las Navidades, al día de Acción de Gracias o a sus propios cumpleaños.
Phillips desacredita a su vez el estudio de Young, que considera que es una forma de ganar popularidad académica: rebatiendo su investigación. Admite, con todo, que el efecto es muy ligero entre las personas no famosas, y sólo un poco menos ligero en las personas famosas. También admite que no hay una sola variable que lo explique todo. Pero, con todo, apuesta que la voluntad de vivir tiene un efecto significativo en el tiempo que uno vivirá.
genciencia.com
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