El fantasma del dopaje vuelve a aparecer en el mundo del deporte. Son conocidos los casos de algunos deportistas sobre los que planea la sospecha del consumo de sustancias ilegales. Pero, ¿quién se las proporciona? Según las últimas revelaciones, parece que existen redes muy organizadas que trafican en la clandestinidad. Catorce personas han sido detenidas por un presunto delito de distribución de dopantes, entre ellas, la atleta Marta Domínguez, su manager, José Alonso Valero; su entrenador, César Pérez; el ex ciclista Alberto León y el doctor Eufemiano Fuentes, también implicado en 2006 en una operación de similares características. Además, el viernes prestaron declaración los atletas Reyes Estévez y Nuria Fernández.
Todo un escándalo que expone ante los ojos del público que el uso de dopantes se ha convertido en un negocio muy rentable que viene de lejos y que, como ya decía Juan Antonio Samaranch, quien fue durante muchos años presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), se prolongará durante mucho tiempo. "El deportista que se quiere dopar sabe dónde tiene que acudir y los canales médicos que le pueden ayudar. Todo gira en torno al dinero y, por supuesto, a su afán por ganar como sea", expone Pedro Manonelles, presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (Femede).
¿Quiere esto decir que no se puede ser triunfador sin ayuda? Manonelles lo niega rotundamente: "De hecho, hay que subrayar que la mayoría de los deportistas no se dopan". Y añade: "Según el último informe de la Agencia Mundial de Antidopaje, en el año 2009 se analizaron en todo el mundo 277.928 muestras, de las cuales 3.091 fueron resultados analíticos adversos o positivos", lo que supone un 1,11%. "La cifra es baja, sobre todo teniendo en cuenta que, de este porcentaje, no todos los casos son sancionables". El experto explica que algunos profesionales del deporte tienen que seguir un tratamiento por enfermedades como el asma, por ejemplo, a base de fármacos que están incluidos en la lista de sustancias prohibidas como los broncodilatadores. En situaciones como ésta, "antes se pedía permiso y ahora se envía un comunicado para dejar constancia de la necesidad de estas sustancias para la salud", puntualiza Manonelles.
En los últimos tiempos maratonianos de Julio Rey, medallista de plata en el maratón del Mundial de París 2003, "tuve que pedir permiso para someterme a infiltraciones de corticoides, debido a una lesión de espalda. Al final tuve que retirarme porque me dolía bastante cuando corría", afirma el Atleta a Eureka.
Casos justificados aparte, los expertos aclaran de forma categórica que, por supuesto, es posible batir marcas deportivas tan impresionantes como las de Marta Domínguez, campeona del mundo de 3.000 metros obstáculos en Berlín 2009, sin necesidad de consumir sustancias ilegales. De hecho, esta atleta lo ha logrado. Hay que recordar que no se sospecha de su consumo sino de su presunto papel como traficante en la trama de sustancias prohibidas.
"La diferencia en los resultados probablemente sea pequeña, la que separa a dos rivales próximos", señala Manonelles. Es decir, estos compuestos otorgan una ventaja que le podría garantizar al deportista consumidor la victoria final. "Hay muchos trabajos que estudian los efectos de los dopantes en el rendimiento. Depende de la sustancia y también de la prueba deportiva. Según la literatura científica, una mejora del 2%, aunque es mínima, supone ganar".
José Naranjo, profesor de Fisiología de la Actividad Física de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y secretario general de la Femede, ahonda aún más en esta cuestión. "Pensemos en el ciclismo. Las carreras por etapas cada vez son de exigencias mayores, tanto que sin ningún tipo de apoyo sería imposible. Hay que tener en cuenta que durante una etapa se pueden llegar a gastar unas 7.000 calorías". Naranjo se refiere a ayudas legales, como "los suplementos nutricionales, fármacos de vitamina C o medios físicos para recuperarse de la fatiga (masajes de drenajes y relajación) y poder participar en la carrera del siguiente día. "Hay muchos trucos lícitos para alcanzar un buen rendimiento, pero siempre hay quien prefiere los atajos". Y, dados los últimos acontecimientos, siempre hay quien está dispuesto a facilitárselos.
Un modo de vida
La Operación Puerto (2006) marcó un punto de inflexión. Fue la mayor redada de la historia española contra el dopaje en el deporte. La Guardia Civil descubrió en Madrid un laboratorio con grandes cantidades de bolsas de sangre y aparatos de análisis. Entre los detenidos, el médico Eufemiano Fuentes, que curiosamente ha vuelto a ser arrestado en esta nueva operación, denominada Galgo. "Siempre ha habido sospecha de que cierta gente se lucra con el dopaje y lo ha convertido en su modo de vida", señala el profesor Naranjo.
Ambos expertos, Naranjo y Manonelles, reprueban totalmente esta práctica. "Mucha gente piensa que es habitual que les facilitemos sustancias ilegales a los deportistas y no es cierto", afirma el presidente de la Femede. "Tenemos la obligación de luchar contra el dopaje. Para ello, yo que trabajo en baloncesto femenino, reúno a todas las chicas para informarles periódicamente sobre los riesgos de estas sustancias en la salud, pautas de alimentación y recomendaciones para evitar futuros problemas". Por ejemplo, "siempre les aconsejo que cuando tomen bebidas escojan botellas de cristal y se aseguren de que están correctamente cerradas. Además, tienen que informarme de cualquier medicamento que, por circunstancias de salud, les indique otro especialista, por si se encontrara en la lista del código antidopaje del COI y se pudiera sustituir [...] De esta forma, no tienen por qué verse envueltas en casos de presunto dopaje". Y tampoco se resentirá su salud.
Jugarse la salud
Quizás, la cultura del éxito y la obsesión por ser número uno impida ver con claridad los riesgos a los que se expone la salud con el consumo de dopantes. Tal y como indican los médicos, los anabolizantes pueden afectar a todos los órganos, sobre todo al hígado y al aparato reproductor (infertilidad transitoria). "Azoospermia (ausencia de espermatozoides en el eyaculado), ginecomastia (desarrollo de la mama masculina) y disfunción eréctil son algunos de los trastornos sexuales que pueden provocar este tipo de sustancias", puntualiza Ferrán García, director de la Unidad de Andrología del Instituto Marqués (Barcelona). A largo plazo, los problemas se agravan, ya que aumenta el riesgo de cáncer, especialmente los hepáticos y renales.
Según el doctor Manonelles, "el dopaje sanguíneo (transfusiones) aumenta la viscosidad de la sangre, la circulación se vuelve más lenta y existe mayor riesgo de coagulación, trombosis e incluso muerte. La cocaína, además de crear dependencia, eleva las probabilidades de infarto y las anfetaminas provocan psicosis y otros trastornos mentales".
Se trata de una balanza donde coexisten los peligros fisiológicos frente a un incremento del rendimiento y más oportunidades de ganar una competición. Aunque la decisión no debería plantear dudas, siempre hay alguien que prefiere las trampas, a costa de su salud, y opta por echar mano de ayudas externas. Existe un amplio abanico de dopantes, entre los que escogerá en función de su especialidad deportiva. "Hay quien necesita estimulación (cocaína) para disminuir el miedo, por ejemplo, ante los saltos de esquí o en un ring. Esta sustancia, además, reduce el dolor y la fatiga. En deportes de equipo, como el fútbol, la cocaína permite realizar esfuerzos mayores".
Cómo se controla el consumo
Sustancias como éstas son las que se han intervenido en los domicilios registrados por la Guardia Civil, concretamente gran cantidad de anabolizantes, esteroides, hormonas y diversos medicamentos, entre ellos eritropoyetina (EPO), sobre todo utilizada por deportistas de fondo, (ciclistas, maratón). Dados los riesgos y la ilegalidad de los dopantes, ¿cómo se controla este consumo? Según los expertos, existen varios tipos de exámenes y muchos se realizan por sorpresa. Manonelles explica que "los encargados de decidir quiénes se deben someter a estas pruebas se rigen por aquellos deportes, deportistas y circunstancias donde se supone que hay más posibilidades de dopaje".
El atleta Julio Rey cuenta su propia experiencia. "A más éxito, más control. Al menos en mi caso, me han llegado a hacer pruebas inesperadas hasta tres y cuatro veces en la misma semana. En la última etapa, mi rendimiento había bajado y me controlaban menos".
Pero, ¿existen medios para conseguir ocultar el consumo de sustancias prohibidas? En la actual investigación, la Guardia Civil ha encontrado calendarios de competiciones a partir de los cuales se elaboraba un planing de dopaje para los deportistas. Detectar o no la sustancia depende, por ejemplo, del tiempo que permanezca en el cuerpo. Como argumenta Manonelles, "mientras los anabolizantes duran un par de meses, la eritropoyetina tiene una vida media de seis horas". Normalmente, agrega Naranjo, "quienes consumen tienen pautas de tomas en función de este criterio, no las utilizan el día de la competición (saben que si quedan entre los 10 primeros puestos, es muy probable que les hagan un control) y utilizan sustancias que enmascaran, como los diuréticos, que también están prohibidos".
Independientemente de que consigan o no librarse de los controles, ¿hasta qué punto merece la pena poner en riesgo la salud y en entredicho la profesionalidad y el esfuerzo del deportista? Desde luego, mientras haya alguien interesado en hacer trampas, también habrá alguien dispuesto a rentabilizarlo.
elmundo.es
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