jueves, 9 de diciembre de 2010

Las fiestas salvajes detrás de la férrea moralidad islámica

Brian Murphy
Agencia AP
DUBAI.- El DJ mantenía la pista de baile a pleno ritmo. El barman servía un cóctel de vodka. El anfitrión era un príncipe, con todo su séquito.
¿Una fiesta de Los Angeles, con invitados selectos? ¿La semana de la moda en París? Nada de eso. Se trata de Arabia Saudita, sede de una errática moralidad islámica, donde se exige policialmente el cumplimiento de los códigos más austeros de Medio Oriente.
Este es el relato directo de un diplomático norteamericano, cuya noche en la ciudad de Jeddah, sobre el mar Rojo (misión: observar la "interacción social" de los jóvenes sauditas más acaudalados), fue resumida en un memorándum confidencial publicado ayer por WikiLeaks. "La vida nocturna clandestina de los jóvenes de elite es floreciente y vibrante", decía el memo. "Todo el espectro de tentaciones y vicios mundanos están allí, al alcance de la mano -alcohol, drogas, sexo-, aunque siempre detrás de puertas bien cerradas."
Un momento, ¿están hablando de Arabia Saudita? ¿El mismo lugar donde a las mujeres se les prohíbe conducir y donde pueden ser encarceladas por relacionarse socialmente con hombres que no pertenecen a su familia? ¿La tierra cuya rama del islam, el wahabismo, es famosa en Occidente por las decapitaciones y su papel de oscuro guardián de las sagradas ciudades de peregrinación, Medina y La Meca?
Para los que no están familiarizados con el trasfondo menos evidente de Medio Oriente, puede resultar difícil de entender. Pero el cable diplomático nos proporciona una lección básica para entender la región: las costumbres públicas y las pasiones privadas suelen estar muy separadas. Es casi como una versión cultural de "No preguntes, no cuentes".
Fiestas salvajes transcurren a pleno ritmo detrás de puertas cerradas en Teherán, incluso mientras los iraníes de línea dura tornan cada vez más rígidas las costumbres. Conservadores jeques del Golfo se aseguran de que sus bodegas estén bien abastecidas de los mejores vinos.
Fuera de Arabia Saudita, no es inusual ver a un viajero del reino del desierto en el bar de un aeropuerto, o desenfrenado en Bahrein, un reducto favorito de fiesta para los sauditas, quienes pueden cruzar un paso elevado y volver a casa zigzagueando.
"Algo que uno advierte rápidamente en Medio Oriente es que hay muchas capas sociales superpuestas", dijo Salman Shaikh, director del Brookings Doha Center, de Qatar. Pero no cree que los funcionarios sauditas vayan a enfrentar muchos castigos por esta revelación.
"Habrá cierta incomodidad, pero una sociedad cerrada como la saudita está basada en una serie de pactos sociales", agregó. "A nadie le conviene llamar la atención sobre esos pactos ni tratar de eliminarlos." No fue posible contactarse con funcionarios gubernamentales sauditas para pedirles que comentaran el asunto.
Detalles intrépidos
El diplomático agregó al cable suficientes descripciones como para darle a la invitación a una fiesta de Halloween un toque intrépido. Es una oportunidad para ver lo que está "oculto tras la fachada de conservadurismo wahabista que se ve en la calle".
Empieza con los detalles referidos a la seguridad del príncipe. Después sigue en un área de guardarropas donde las mujeres se quitaban las túnicas negras que las cubren de la cabeza a los pies. Adentro, los barmen filipinos servían un cóctel de vodka transparente.
Una "empresa estadounidense de bebidas energizantes", cuyo nombre fue tachado del cable, contribuyó a financiar la juerga, que incluyó, según le dijeron al diplomático, algunas prostitutas que se mezclaron entre la multitud. "La escena se asemejaba a cualquier nightclub fuera del reino: alcohol en abundancia, parejas jóvenes bailando, un DJ con sus bandejas y todo el mundo disfrazado", proseguía.
El nombre del príncipe fue eliminado del cable, pero se consignaba su grado de privilegio. "Aunque no ocupa ningún lugar en la sucesión al trono, goza de privilegios como una mansión, un auto de lujo, un estipendio vitalicio y un séquito de seguridad."
Y eso es bastante fuerza política como para tener a la temida policía moral a la distancia. "Los jóvenes sauditas llegan a gozar de una relativa libertad social y se abocan a placeres carnales", decía el cable, "pero solamente a puertas cerradas? y sólo los más ricos."
Traducción de Mirta Rosenberg
lanacion.com

No hay comentarios: