martes, 25 de octubre de 2011

EN UN AÑO CRECIERON MUY FUERTE LOS CASOS DIAGNOSTICADOS DE DIABETES


El número de personas con diabetes en todo el mundo llegó a 336 millones, lo que representa casi un 30% más de lo que se calculaba para este año. Nuestro país marcha a la par de este incremento: entre 2005 y 2009 los argentinos con diabetes pasaron del 8,5% al 9,6%, según la Segunda Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud.

La tasa de crecimiento estaba prevista, pero no que explotase de este modo –se alarma el doctor Silvio Schraier, de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Diabetes–. El cálculo era que en 2025 habría 325 millones de personas con diabetes, y en 2011 ya estamos en 336 millones; y eso ocurre por los mismos motivos por los que se registra incrementos de obesidad, hipertensión, colesterol elevado y sedentarismo”.

Este año, más de 4 millones de muertes se atribuyen a la diabetes, lo que implica que una persona muere por esa causa cada 7 segundos. Y el gasto sanitario en la enfermedad ya se calcula en 465.000 millones de dólares. Las cifras fueron difundidas por la Federación Internacional de Diabetes y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes durante el último congreso europeo de la especialidad.

El monitoreo de factores de riesgo en Argentina confirma que “aumentó, no el sobrepeso, sino la franja de obesidad propiamente dicha, y aumentó la cantidad de personas con colesterol elevado. Disminuyó la actividad física –la mayoría somos espontáneamente sedentarios–, y también el consumo de frutas y verduras. El único dato favorable es que disminuyó el tabaquismo”, señala Schraier.

La Segunda Encuesta reveló que el 90% de las personas con diabetes tiene el tipo 2 (que no necesita insulina para vivir); y casi todas tienen algún grado de obesidad. Esta tiene tanta importancia que, para algunos especialistas, casi no habría diabéticos si no hubiera obesos.

Docente de Nutrición de la UBA y médico de esa sección en el Hospital Italiano, Schraier subraya los efectos beneficiosos de las políticas públicas en los hábitos alimentarios, como la reducción de sal en el pan artesanal, de 2 a 1,6 gramos, “teniendo en cuenta que el 25% de la sal que consumimos los argentinos está en el pan. Ya hay unas 2.000 panaderías adheridas –cuenta–. Si todas se plegaran, habría un millón de eventos coronarios menos y mil muertes menos por año”.

Otra iniciativa, que comenzó este año, apunta a la eliminación de las grasas trans, presentes sobre todo en los productos panificados y de copetín, y en algunas coberturas. “Son grasas que se obtienen a partir de la industrialización del aceite, que por más de 30 años se las consideró saludables para el corazón y las arterias, y que desde hace poco se sabe que no sólo no son benéficas, sino nocivas”, explica Schreier.

El Ministerio de Salud estima que el 70% de la industria alimenticia ya reemplazó las grasas trans, y ha puesto el plazo de 2014 para eliminar las restantes o dejar de fabricar esos productos. Entretanto rige la obligación de incluir su contenido en el envase. No obstante, el diabetólogo considera que “no hay suficiente información a la población”.
En Argentina, casi uno de cada diez adultos es diabético. No hay datos oficiales sobre el incremento de la enfermedad en menores de edad, pero “en el consultorio vemos un incremento leve de la diabetes de tipo 1, y un incremento notable del tipo 2, relacionada con la obesidad y el sedentarismo. El nene que antes jugaba a la pelota, ahora se sienta frente a una computadora. Ver televisión estimula menos el sedentarismo que la computadora: como tiene cierto papel activo, queda mucho más tiempo hipnotizado. A eso se suman la ocupación de los padres, los temores a que juegue en la calle, y los hábitats pequeños”.

El profesional pone como ejemplo positivo los quioscos saludables en las escuelas de Rosario, donde se comenzó por las escuelas públicas y luego se sumaron las privadas. “Tenían el miércoles libre para comprar golosinas tradicionales, y los mismos alumnos pidieron que todos los días fueran saludables”, destaca. Los chicos, agrega, retransmiten estos hábitos a su familia.

¿Hay algún modo para combatir masivamente la diabetes? Schraier piensa que sí: “Unificar los esfuerzos en ministerios de cada provincia, más ONGs, más asociaciones de profesionales, más asociaciones de pacientes y familiares de pacientes, para finalmente caer en algo que suena muy sencillo, que es alimentarse más saludablemente y moverse más”.

Hay que evitar los factores de riesgo

Se puede reducir notablemente las probabilidades de desarrollar diabetes de tipo 2 – que afecta al 90% de los argentinos con esta enfermedad –, si se disminuye los factores de riesgo.
Una clave es la alimentación saludable, ya desde la infancia: comer con poca sal; reducir al mínimo la ingesta de grasas animales y grasas trans; consumir dos veces al día verduras y ensaladas, y dos o tres porciones de fruta diarias.
Pensar los vegetales y las frutas como colores: si un niño rechaza uno, reemplazarlo por otro del mismo color, lo que cubrirá los mismos requerimientos de vitaminas y minerales.
Evitar el sobrepeso y, en especial, la obesidad.
Realizar como mínimo 30 minutos diarios de actividad física moderada (caminar, andar en bicicleta), cinco días a la semana. Las caminatas en grupo son más llevaderas.
No fumar.
CLARIN.COM

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