miércoles, 26 de octubre de 2011

Trabajar con tu pareja: ¿paraíso o infierno?

Por María Wortzman
RevistaOHLALA.com
Pasamos muchas horas trabajando y el tiempo que nos queda para dedicarle a nuestra pareja es cada vez más escaso. Es ahí cuando la idea de compartir el ámbito laboral con él nos empieza a resultar tentadora. Sin embargo, a la hora de elegir trabajar codo a codo junto a nuestro novio o marido, hay que tener en cuenta varios aspectos para que el resultado sea exitoso.
Muchas empresas tienen en cuenta este fenómeno y ya son moneda más que corriente las políticas de manejo de relaciones de pareja dentro de la oficina.
"Es muy común que en la misma empresa haya parejas y cuanto más grande es la compañía, más común todavía. Muchas veces no porque se contraten a ambos integrantes de una pareja ya conformada sino porque se forma en el ámbito laboral" relata Sol Zunino, Gerente de Empleos y People Care de ZonaJobs y Dridco .
La cantidad de horas que una pasa en el lugar de trabajo y los vínculos que surgen en ese espacio juegan un papel muy importante. Así como se forman miles de amistades, también se forman miles de parejas.
¿Y qué pasa si los menesteres y conflictos de la vida conyugal se trasladan directo al lugar de trabajo? Desde ZonaJobs cuentan que existen mecanismos desarrollados para minimizar el impacto de una relación sentimental complicada dentro de una compañía: por ejemplo, que no actúen en sectores con intereses compartidos o relacionados y no permitir que la dupla conforme una conexión jefe y empleado, son algunos de ellos.

En primera persona

María Inés C. lleva más de una década compartiendo con su pareja tanto la casa como la oficina. Para ella, este modelo funciona a la perfección.
"La decisión de trabajar juntos se dio naturalmente ya que de hecho compartíamos ese ámbito antes de empezar a salir. Siempre formamos un buen equipo así que ni se habló de no emprender juntos una empresa. Estaba como proyecto de los dos", afirma.
Sin embargo, a pesar de admitir que esta fórmula resultó muy bien en ambos aspectos de su vida, Inés reconoce que la relación sentimental "a veces se ve afectada por las discusiones, el trabajo durante el fin de semana y el ensamble de la vida hogareña con la laboral".
Inés tiene muy claro que volvería a elegir ser compañera en la oficina y en el hogar; no le pesa en ningún sentido. ¿Las claves para resistir al tiempo? Ella explica sus dos pilares fundamentales: tomarse un tiempo para sí misma (ella estudia idiomas) y fomentar una actividad social por separado (en su caso, viaja una vez por año con amigas).
Un caso muy distinto es el de Daniela R. , que se dio cuenta que compartir las responsabilidades de la casa y de un emprendimiento con su chico pueden significar problemas. Junto a su novio intentaron asociarse en un proyecto y al poco tiempo decidieron cortar por lo sano para privilegiar su relación antes de sufrir el desgaste que se veían venir.
"No fue fácil. Arrancamos con un montón de expectativas que después me di cuenta que no íbamos a poder cumplir porque quizás no separábamos en el medio", relata. Si bien hoy su relación sigue en pie, en parte se debe a que se remitieron a ser pareja y nada más (¡como si fuera poco!).
Por su parte, Natalia Hurtado admite que trabajar con su chico "se dio" y dice ser muy feliz. De hecho, compartir las horas laborales no es ninguna novedad para ellos: es la tercera vez que se embarca en este tipo de convivencia con su novio Martín.
"Yo estaba trabajando en un lugar muy copado y él en uno donde no se sentía muy bien. Así que, no bien se dio la posibilidad de que mandara su currículum, lo hizo", relata.
Para ella, trabajar junto a su novio no afecta para nada su vida en el hogar y viceversa, "por lo menos por ahora". Sin dejar espacio para la duda, Natalia está segura de que volvería a elegir este tipo de relación sin pensarlo dos veces y reconoce: "Me encanta trabajar con él".
Cristina Castellino no tuvo una buena experiencia. "No lo volvería a elegir a no ser que las circunstancias me obligaran", reconoce mientras rememora los años que compartió su estudio jurídico con su marido, también abogado, con el fin de maximizar recursos y minimizar gastos.
Es que en el tiempo que compartieron el espacio laboral, todos los días el trabajo llegaba a casa y los problemas domésticos se trasladaban al escritorio. "Tenemos estilos diferentes y quizás no eran compatibles en ese momento". Así, las discusiones empezaron a ser más frecuentes. Para Cristina trabajar con su marido no fue la fórmula de oro: "Se mezclaron los planos y afectó el trabajo y la pareja".

La psicóloga Valeria Greco te cuenta los tips a tener en cuenta a la hora de unificar tu vida sentimental con la laboral:
- No a los celos. Si existen jerarquías similares en el trabajo hay que tener cuidado con las rivalidades profesionales. Podés confundir los roles y llevar esa tensión a casa. Cuando lo ves venir conversalo; es sin duda el mejor remedio.
- Sí a la intimidad. Al compartir todos los espacios, la reducción de los momentos de placer es un riesgo y tu intimidad puede correr peligro. Guardá siempre un rato listo para disfrutar junto a tu pareja.
- Cada cosa en su lugar. Las discusiones y peleas que se dan en un ámbito pueden causar mucho estrés en el otro. Te podés ahorrar este malestar si evitás hablar de trabajo cuando entrás a casa y viceversa.
- ¡Ojo con los controladores! Combinar estos dos ámbitos en la pareja puede convertirse en una forma más de vigilar al otro y saber todo el tiempo qué es lo que está haciendo y con quién.

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