Por Juan Yesnik
Si bien el preservativo reduce la posibilidad de contagio, no alcanza con dejar todo en manos de este superhéroe de látex. Por un lado, hay que saber utilizarlo y, por otro, tener en claro que, como en tantos órdenes de la vida, sólo la información y la toma de conciencia son las armas más seguras y confiables. Por esto, es que si hay algo que siempre debemos llevar en la cartera, en el bolsillo o en la billetera es el derecho y la responsabilidad del "sexo seguro".
Habrá, entonces, que dedicarnos unos minutos a conocer acerca de lo que se necesita para, en principio, no contraer ni ser causante de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Todos solemos estar atentos al sida, pero existen, al menos, 25 tipos de ETS tan posibles y cotidianas, como los herpes y las verrugas genitales, la clamidia, gonorrea, sífilis, entre otras. Todas estas enfermedades o infecciones de transmisión sexual (ITS), conocidas hasta los años 90 como "enfermedades venéreas", tienen síntomas y signos particulares, así como causas, modos de contagio, acción y tratamiento.
La mayoría de los organismos que causan las enfermedades de transmisión sexual están presentes en el pene, la vagina, el ano, la boca y en la piel de las áreas circundantes. La mayor parte de estos organismos infecciosos pueden transmitirse ya sea por el contacto directo con una úlcera o lesión (en cualquiera de estas partes) así como por medio de otros líquidos corporales (sangre, saliva, semen, orina, placenta, etc.) que pueden no dejar lesiones a simple vista. Si bien, como ya anticipamos, cada uno se expresa en forma particular, los síntomas más comunes son la irritación, picazón, dolor cuando se orina o flujos inusuales de los genitales.
Ya sabemos que hay virus, hongos, bacterias o parásitos que andan sueltos por ahí y que pueden sorprendernos en tan sólo un segundo de cualquier contacto sexual. También es bueno que sepamos que hay forma de evitarlos o sacarlos de juego.
La abstinencia sexual es una posibilidad, pero es la menos saludable. Alcanza, en principio, con:
- Tener relaciones sexuales (por boca, vagina o ano) con la protección de un condón de látex
- Evitar el consumo de drogas o alcohol en situaciones en donde se podría presentar una relación sexual (ya sea por excesos que nos lleven a participar de un acto sexual de alto riesgo o por compartir agujas u otros elementos usados e infectados)
- Es clave tener diálogo y comunicación entre quienes compartimos una vida sexual. Es altamente recomendable saber si tu pareja tiene alguna enfermedad o ha tenido antecedentes de cualquier ETS
Si se cree que pudo estar expuesto a una ETS, en primer lugar, debe acudir al médico. Muchas de las enfermedades de transmisión sexual llegan a curarse fácilmente, así como, si no reciben el tratamiento adecuado, pueden ocasionar daños como la infertilidad, malformaciones, en caso de embarazos, y ciertos tipos de cáncer, entre otros males mayores.
En 1996, la organización Mundial de la Salud (OMS) estimaba que más de un millón de personas se infectaban diariamente. Cerca de 60% de estas infecciones ocurren entre menores de 25 años. Con el correr de los años, los números de infecciones se multiplicaron. Se insiste: es clave la información y la educación sexual. Es responsabilidad de las familias, de las Instituciones y del Estado.
Las enfermedades de transmisión sexual más comunes:
Gonorrea: es de las más bacterias más frecuentes. En la mujer, si bien puede no provocar síntomas, suelen generar secreción y sangrado vaginal inusual y dolor en la parte inferior del abdomen. En el hombre, dolor al orinar y gotas del pus del pene.
Sífilis: Es una bacteria que necesita ambientes cálidos y húmedos para sobrevivir. La mucosa de los genitales, ano y boca suelen ser territorio fértil. El contagio se produce al tomar contacto con las heridas abiertas de una persona infectada. En etapas avanzadas de la enfermedad, el contagio puede darse por el sólo contacto con la erupción en la piel de alguien infectado.
Clamidia: Esta bacteria puede generar infertilidad y esterilidad sino es tratada a tiempo. Las primeras señales, que pueden aparecer semanas después del contagio, pueden ser: flujo vaginal poco común, dolor al orinar, irritación en el ano, picazón en los genitales, etc.
Papiloma humano: Este virus es el responsable de las verrugas genitales. Tres meses después de producido el contagio, pueden aparecer una o varias verrugas que, si no se tratan, formarán un tejido carnoso parecido a un coliflor. En algunos casos las verrugas desaparecen, pero eso no significa que se haya detenido la infección.
Herpes genitales: El contagio se da al tener contacto con quien tenga llagas visibles ya sea en los labios como en el área genital. En caso de contagio suelen aparecer ampollas pequeñas y dolorosas alrededor de la vagina, el pene, el ano, los muslos o glúteos.
Tricomoniasis: este parásito puede provocar flujo vaginal espumoso y de mal olor, molestias al orinar, ardor y escozor. En el hombre, secreción peneana acuosa y blanquecina.
Ladillas o piojos púbicos: Son pequeños parásitos en forma de cangrejo que cavan en la piel para alimentarse de sangre. Viven en el vello corporal áspero, predominantemente en el vello púbico, pero también pueden encontrarse en el vello axilar, vello facial e incluso en las pestañas. Los piojos son de color amarillo-gris y usan sus pinzas de cangrejo para agarrarse a las hebras de cabello. A veces pueden ser detectados moviéndose sobre la piel. Las ladillas se pasan fácilmente durante el sexo, pero también se pueden pasar compartiendo ropas, toallas o ropa de cama con alguien que las tiene. No pueden trasmitirse por medio de asientos de inodoro o en piscinas.
Sida: El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es responsable del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y ataca a los linfocitos T-4, que forman parte fundamental del sistema inmunológico de hombres y mujeres. Como consecuencia disminuye la capacidad de respuesta del organismo para hacer frente a todo tipo de infecciones. El VIH se puede transmitir por vía sexual, a través del contacto con sangre, tejidos o agujas contaminadas y de la madre al niño durante el embarazo o lactancia. Tras la infección, los síntomas del SIDA pueden tardar incluso más de 10 años en manifestarse.
revistaohlala.com
Si bien el preservativo reduce la posibilidad de contagio, no alcanza con dejar todo en manos de este superhéroe de látex. Por un lado, hay que saber utilizarlo y, por otro, tener en claro que, como en tantos órdenes de la vida, sólo la información y la toma de conciencia son las armas más seguras y confiables. Por esto, es que si hay algo que siempre debemos llevar en la cartera, en el bolsillo o en la billetera es el derecho y la responsabilidad del "sexo seguro".
Habrá, entonces, que dedicarnos unos minutos a conocer acerca de lo que se necesita para, en principio, no contraer ni ser causante de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Todos solemos estar atentos al sida, pero existen, al menos, 25 tipos de ETS tan posibles y cotidianas, como los herpes y las verrugas genitales, la clamidia, gonorrea, sífilis, entre otras. Todas estas enfermedades o infecciones de transmisión sexual (ITS), conocidas hasta los años 90 como "enfermedades venéreas", tienen síntomas y signos particulares, así como causas, modos de contagio, acción y tratamiento.
La mayoría de los organismos que causan las enfermedades de transmisión sexual están presentes en el pene, la vagina, el ano, la boca y en la piel de las áreas circundantes. La mayor parte de estos organismos infecciosos pueden transmitirse ya sea por el contacto directo con una úlcera o lesión (en cualquiera de estas partes) así como por medio de otros líquidos corporales (sangre, saliva, semen, orina, placenta, etc.) que pueden no dejar lesiones a simple vista. Si bien, como ya anticipamos, cada uno se expresa en forma particular, los síntomas más comunes son la irritación, picazón, dolor cuando se orina o flujos inusuales de los genitales.
Ya sabemos que hay virus, hongos, bacterias o parásitos que andan sueltos por ahí y que pueden sorprendernos en tan sólo un segundo de cualquier contacto sexual. También es bueno que sepamos que hay forma de evitarlos o sacarlos de juego.
La abstinencia sexual es una posibilidad, pero es la menos saludable. Alcanza, en principio, con:
- Tener relaciones sexuales (por boca, vagina o ano) con la protección de un condón de látex
- Evitar el consumo de drogas o alcohol en situaciones en donde se podría presentar una relación sexual (ya sea por excesos que nos lleven a participar de un acto sexual de alto riesgo o por compartir agujas u otros elementos usados e infectados)
- Es clave tener diálogo y comunicación entre quienes compartimos una vida sexual. Es altamente recomendable saber si tu pareja tiene alguna enfermedad o ha tenido antecedentes de cualquier ETS
Si se cree que pudo estar expuesto a una ETS, en primer lugar, debe acudir al médico. Muchas de las enfermedades de transmisión sexual llegan a curarse fácilmente, así como, si no reciben el tratamiento adecuado, pueden ocasionar daños como la infertilidad, malformaciones, en caso de embarazos, y ciertos tipos de cáncer, entre otros males mayores.
En 1996, la organización Mundial de la Salud (OMS) estimaba que más de un millón de personas se infectaban diariamente. Cerca de 60% de estas infecciones ocurren entre menores de 25 años. Con el correr de los años, los números de infecciones se multiplicaron. Se insiste: es clave la información y la educación sexual. Es responsabilidad de las familias, de las Instituciones y del Estado.
Las enfermedades de transmisión sexual más comunes:
Gonorrea: es de las más bacterias más frecuentes. En la mujer, si bien puede no provocar síntomas, suelen generar secreción y sangrado vaginal inusual y dolor en la parte inferior del abdomen. En el hombre, dolor al orinar y gotas del pus del pene.
Sífilis: Es una bacteria que necesita ambientes cálidos y húmedos para sobrevivir. La mucosa de los genitales, ano y boca suelen ser territorio fértil. El contagio se produce al tomar contacto con las heridas abiertas de una persona infectada. En etapas avanzadas de la enfermedad, el contagio puede darse por el sólo contacto con la erupción en la piel de alguien infectado.
Clamidia: Esta bacteria puede generar infertilidad y esterilidad sino es tratada a tiempo. Las primeras señales, que pueden aparecer semanas después del contagio, pueden ser: flujo vaginal poco común, dolor al orinar, irritación en el ano, picazón en los genitales, etc.
Papiloma humano: Este virus es el responsable de las verrugas genitales. Tres meses después de producido el contagio, pueden aparecer una o varias verrugas que, si no se tratan, formarán un tejido carnoso parecido a un coliflor. En algunos casos las verrugas desaparecen, pero eso no significa que se haya detenido la infección.
Herpes genitales: El contagio se da al tener contacto con quien tenga llagas visibles ya sea en los labios como en el área genital. En caso de contagio suelen aparecer ampollas pequeñas y dolorosas alrededor de la vagina, el pene, el ano, los muslos o glúteos.
Tricomoniasis: este parásito puede provocar flujo vaginal espumoso y de mal olor, molestias al orinar, ardor y escozor. En el hombre, secreción peneana acuosa y blanquecina.
Ladillas o piojos púbicos: Son pequeños parásitos en forma de cangrejo que cavan en la piel para alimentarse de sangre. Viven en el vello corporal áspero, predominantemente en el vello púbico, pero también pueden encontrarse en el vello axilar, vello facial e incluso en las pestañas. Los piojos son de color amarillo-gris y usan sus pinzas de cangrejo para agarrarse a las hebras de cabello. A veces pueden ser detectados moviéndose sobre la piel. Las ladillas se pasan fácilmente durante el sexo, pero también se pueden pasar compartiendo ropas, toallas o ropa de cama con alguien que las tiene. No pueden trasmitirse por medio de asientos de inodoro o en piscinas.
Sida: El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es responsable del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y ataca a los linfocitos T-4, que forman parte fundamental del sistema inmunológico de hombres y mujeres. Como consecuencia disminuye la capacidad de respuesta del organismo para hacer frente a todo tipo de infecciones. El VIH se puede transmitir por vía sexual, a través del contacto con sangre, tejidos o agujas contaminadas y de la madre al niño durante el embarazo o lactancia. Tras la infección, los síntomas del SIDA pueden tardar incluso más de 10 años en manifestarse.
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