Los gustos de cada persona difieren en cuanto a música y músicos. La música, sin embargo, no nos proporciona sólo un placer normal, como puede hacerlo comer nuestro plato preferido. La música nos brinda emociones increíbles, que no podemos describir del todo. Un estudio del Centro de Ciencias del Cerebro y Sistemas Complejos –un instituto de investigación que funciona en la Universidad Florida Atlantic en los Estados Unidos– que publicó PloS One (un sitio dedicado a la divulgación científica), explica por qué las notas inducen pensamientos y emociones tan sublimes .
Los investigadores registraron las notas de una pieza clásica de Frederic Chopin –el estudio Op. 10, N°3 del notable pianista polaco– y las sintetizaron en una computadora sin utilizar el característico “sentimiento” humano. También incluyeron una versión convencional tocada por un pianista. Ambas –la emitida por la PC y la ejecutada por un profesional– presentan los mismos elementos musicales, tales como la melodía, el ritmo, la armonía, el tempo y el volumen. También fueron “interpretadas” por el mismo piano. Sin embargo, sólo la versión “humana” logró desatar una actividad cerebral particular y evocar respuestas emotivas .
Para comprenderlo, se trabajó con voluntarios que tenían una gran afinidad con la música. Además de observarse su comportamiento, se los sometió a una resonancia magnética especial que registró el flujo de sangre relacionado con la actividad neurológica del cerebro mientras escuchaban la música en cuestión.
El estudio constó de tres partes. En la primera, los participantes dieron cuenta de su tipo de respuesta emotiva en tiempo real. En la segunda se efectuó la resonancia magnética con cada uno de los dos tipos de música. Por último, se evaluaron las emociones suscitadas en ambos casos.
La resonancia magnética reportaba el crecimiento del flujo sanguíneo asociado con la mayor actividad neuronal. Los voluntarios escuchaban las dos performances y se registraban sus respuestas emotivas en tiempo real gracias a un software diseñado específicamente.
“Instrumentamos esos tres pasos para garantizar la coherencia de las emociones de los participantes en el estudio de comportamiento con los resultados de la resonancia magnética funcional”, declaró Edward Large, uno de los autores del estudio junto con la Dra. Heather Chapin.
Los resultados de la investigación son muy elocuentes. El toque “humano” – el plus que proporciona el placer de escuchar música ejecutada por un concertista – crea una interpretación expresiva diferente que puede evocar emociones más fuertes como consecuencia de una mayor actividad neurológica.
Por otra parte, las personas que escuchan música con frecuencia tienen una mejor actividad emocional y cerebral. “Nuestros oyentes no eran músicos profesionales, pero tenían experiencia en el campo de la música, tales como cantar en un coro o tocar en una banda”, explica el Dr. Large.
“Con estos datos no podemos determinar si la mayor actividad neurológica se debe a su experiencia o si esos individuos buscan experiencias musicales porque ella les produce más placer”, agrega. Lo que parece evidente, sin embargo, es que por más que las máquinas pueden ser sofisticadas o avanzadas en términos tecnológicos, es siempre el hombre el que hace la diferencia.
clarin.com
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