Sebastián A. Ríos
LA NACION
Faltaba una semana para la quimioterapia, cuando Rita enfrentó a su médica y le dijo que quería posponer el tratamiento unos días. Había decidido someterse a una intervención en la que se le extraería tejido de sus ovarios, para luego congelarlo, como forma de preservar su fertilidad de las agresivas drogas oncológicas que recibiría como parte del tratamiento para el cáncer que padecía.
"Mi médica no estaba contenta con mi decisión. «Está en juego tu vida», me dijo. Los oncólogos quieren tratar de salvar la vida de sus pacientes a toda costa, y quizá no piensan en estos detalles. Pero yo estaba convencida; no podía creer que me iba a morir, y quería poder ver más allá", contó a LA NACION Rita, que por aquel entonces tenía 28 años, no tenía hijos y apenas acababa de ponerse de novia con Fernando, quien hoy es su marido.
La quimioterapia, efectivamente, le robó la fertilidad, pero los médicos se la devolvieron. Rita es la primera mujer en América latina que volvió a ser fértil gracias a un autotrasplante de tejido ovárico criopreservado.
En el mundo, no más de una treintena de mujeres recuperó la fertilidad gracias a ese procedimiento, y la bibliografía médica consigna sólo seis nacimientos y algunos embarazos en curso.
Sin embargo, hoy, en la Argentina, son muchas las mujeres, las adolescentes y las chicas que ante la indicación de quimioterapia o radioterapia deciden preservar su fertilidad. Para todas ellas, el caso de Rita demuestra que el cáncer no debe ser hoy un obstáculo para pensar en el día siguiente a su tratamiento. Algo dicho al pasar
"A Rita le diagnosticaron en 2005 un tumor muy agresivo, a la altura de las costillas, que requería una extirpación quirúrgica y luego, someterse a quimioterapia", recordó el doctor Fabián Lorenzo, ginecólogo del Instituto de Ginecología y Fertilidad de Buenos Aires (IFER).
Tras la cirugía, y a sólo días de la quimioterapia, Rita llegó a su consultorio. "Así como al pasar, los oncólogos me habían comentado que entre los efectos secundarios de la quimio estaba la infertilidad. Me iban a aplicar unas inyecciones para proteger los ovarios, pero igual me comentaron la posibilidad de consultar a un centro de fertilidad", contó Rita.
"Ante la inmediatez de la quimioterapia -dijo Lorenzo-, lo único que se podía hacer era una laparoscopia, para extraer pedacitos de corteza de ovario, para criopreservarlos." Para hacerlo, Rita debió posponer unos días el tratamiento oncológico.
Se extrajo, entonces, tejido ovárico y se lo preservó (ver ilustración). Al mismo tiempo, los médicos le administraron unas drogas que inhibían la ovulación, con el fin de que el aparato reproductivo fuera un blanco menos atractivo para los agentes quimioterápicos.
En enero de 2006, el tratamiento oncológico había concluido. De ahí en adelante, todos los controles dieron negativo. El cáncer no volvió, pero Rita a los 29 años había atravesado la menopausia como resultado de la quimioterapia. No sólo había dejado de menstruar, sino que incluso experimentaba síntomas tales como los calores.
En julio de 2007, comenzó a pensarse en un trasplante para 2009. "La capacidad reproductiva de Rita era nula: todos los dosajes hormonales mostraban que estaba en estado menopáusico y ecográficamente se veía una achicamiento de los ovarios", dijo el doctor Guillermo Marconi, director científico del IFER.
Con el visto bueno de los oncólogos, el 12 de febrero de 2009 se realizó el trasplante. "Se hizo a través de una nueva laparoscopia, en la que colocamos unos 11 trocitos de tejido ovárico dentro del ovario derecho, y comenzamos a esperar -comentó Marconi-. A los dos meses, comenzamos a observar cambios hormonales."
"Yo esperaba que diera resultado a los 20 días -recordó Rita-. Por eso, al principio, estaba muy desesperanzada, hasta que comencé a sentirme distinta: las mujeres nos damos cuenta de cuándo estamos cerca del período..."
A fines de agosto, Rita volvió a menstruar, y los síntomas de la menopausia desaparecieron. "Por ahora, todo marcha bien. Vamos a seguir buscando el embarazo. Estamos muy contentos", dijo Rita.
Muchas opciones disponibles
El avance del tratamiento del cáncer ha llevado a los expertos en reproducción humana a buscar métodos que permitan preservar la fertilidad del número cada vez mayor de pacientes que sobrevive a la enfermedad, pero que para ello debe atravesar agresivas quimioterapias y radioterapias que lesionan el aparato reproductivo.
Afortunadamente, hoy son muchas las opciones para preservar la fertilidad de los pacientes. "En primer lugar, están los análogos de LH-RH, que son medicamentos que ponen a dormir al ovario, haciendo que sea menos sensibles a la quimioterapia", dijo el doctor Ramiro Quintana, director de Preservar Fertilidad, un equipo multidisciplinario especializado en el tema.
En cuanto a los otros tratamientos, agregó Quintana, "depende en gran medida del tiempo con el que se cuente antes de iniciar la quimio o radioterapia. Si el tratamiento oncológico debe ser iniciado pronto, la única opción es la criopreservación de ovario o de tejido ovárico, ya que la inducción de la ovulación necesaria para obtener óvulos demanda unos 15 días".
En los casos en que es posible obtener los óvulos, éstos pueden ser vitrificados; la vitrificación es una moderna técnica de criopreservación que ha demostrado no dañar los óvulos.
Otra opción es utilizar los óvulos obtenidos para un tratamiento de fertilización asistida que permita obtener embriones, que a su vez pueden ser criopreservados. Sin embargo, comentó Quintana, "muchas mujeres que deben someterse a un tratamiento oncológico sienten que congelar embriones representa una presión extra al tener que luchar contra el cáncer".
"Por ahora, no hay nada que hacer, porque hay posibilidades de lograr un embarazo en forma natural", agregó Marconi.
LA NACION
Faltaba una semana para la quimioterapia, cuando Rita enfrentó a su médica y le dijo que quería posponer el tratamiento unos días. Había decidido someterse a una intervención en la que se le extraería tejido de sus ovarios, para luego congelarlo, como forma de preservar su fertilidad de las agresivas drogas oncológicas que recibiría como parte del tratamiento para el cáncer que padecía.
"Mi médica no estaba contenta con mi decisión. «Está en juego tu vida», me dijo. Los oncólogos quieren tratar de salvar la vida de sus pacientes a toda costa, y quizá no piensan en estos detalles. Pero yo estaba convencida; no podía creer que me iba a morir, y quería poder ver más allá", contó a LA NACION Rita, que por aquel entonces tenía 28 años, no tenía hijos y apenas acababa de ponerse de novia con Fernando, quien hoy es su marido.
La quimioterapia, efectivamente, le robó la fertilidad, pero los médicos se la devolvieron. Rita es la primera mujer en América latina que volvió a ser fértil gracias a un autotrasplante de tejido ovárico criopreservado.
En el mundo, no más de una treintena de mujeres recuperó la fertilidad gracias a ese procedimiento, y la bibliografía médica consigna sólo seis nacimientos y algunos embarazos en curso.
Sin embargo, hoy, en la Argentina, son muchas las mujeres, las adolescentes y las chicas que ante la indicación de quimioterapia o radioterapia deciden preservar su fertilidad. Para todas ellas, el caso de Rita demuestra que el cáncer no debe ser hoy un obstáculo para pensar en el día siguiente a su tratamiento. Algo dicho al pasar
"A Rita le diagnosticaron en 2005 un tumor muy agresivo, a la altura de las costillas, que requería una extirpación quirúrgica y luego, someterse a quimioterapia", recordó el doctor Fabián Lorenzo, ginecólogo del Instituto de Ginecología y Fertilidad de Buenos Aires (IFER).
Tras la cirugía, y a sólo días de la quimioterapia, Rita llegó a su consultorio. "Así como al pasar, los oncólogos me habían comentado que entre los efectos secundarios de la quimio estaba la infertilidad. Me iban a aplicar unas inyecciones para proteger los ovarios, pero igual me comentaron la posibilidad de consultar a un centro de fertilidad", contó Rita.
"Ante la inmediatez de la quimioterapia -dijo Lorenzo-, lo único que se podía hacer era una laparoscopia, para extraer pedacitos de corteza de ovario, para criopreservarlos." Para hacerlo, Rita debió posponer unos días el tratamiento oncológico.
Se extrajo, entonces, tejido ovárico y se lo preservó (ver ilustración). Al mismo tiempo, los médicos le administraron unas drogas que inhibían la ovulación, con el fin de que el aparato reproductivo fuera un blanco menos atractivo para los agentes quimioterápicos.
En enero de 2006, el tratamiento oncológico había concluido. De ahí en adelante, todos los controles dieron negativo. El cáncer no volvió, pero Rita a los 29 años había atravesado la menopausia como resultado de la quimioterapia. No sólo había dejado de menstruar, sino que incluso experimentaba síntomas tales como los calores.
En julio de 2007, comenzó a pensarse en un trasplante para 2009. "La capacidad reproductiva de Rita era nula: todos los dosajes hormonales mostraban que estaba en estado menopáusico y ecográficamente se veía una achicamiento de los ovarios", dijo el doctor Guillermo Marconi, director científico del IFER.
Con el visto bueno de los oncólogos, el 12 de febrero de 2009 se realizó el trasplante. "Se hizo a través de una nueva laparoscopia, en la que colocamos unos 11 trocitos de tejido ovárico dentro del ovario derecho, y comenzamos a esperar -comentó Marconi-. A los dos meses, comenzamos a observar cambios hormonales."
"Yo esperaba que diera resultado a los 20 días -recordó Rita-. Por eso, al principio, estaba muy desesperanzada, hasta que comencé a sentirme distinta: las mujeres nos damos cuenta de cuándo estamos cerca del período..."
A fines de agosto, Rita volvió a menstruar, y los síntomas de la menopausia desaparecieron. "Por ahora, todo marcha bien. Vamos a seguir buscando el embarazo. Estamos muy contentos", dijo Rita.
Muchas opciones disponibles
El avance del tratamiento del cáncer ha llevado a los expertos en reproducción humana a buscar métodos que permitan preservar la fertilidad del número cada vez mayor de pacientes que sobrevive a la enfermedad, pero que para ello debe atravesar agresivas quimioterapias y radioterapias que lesionan el aparato reproductivo.
Afortunadamente, hoy son muchas las opciones para preservar la fertilidad de los pacientes. "En primer lugar, están los análogos de LH-RH, que son medicamentos que ponen a dormir al ovario, haciendo que sea menos sensibles a la quimioterapia", dijo el doctor Ramiro Quintana, director de Preservar Fertilidad, un equipo multidisciplinario especializado en el tema.
En cuanto a los otros tratamientos, agregó Quintana, "depende en gran medida del tiempo con el que se cuente antes de iniciar la quimio o radioterapia. Si el tratamiento oncológico debe ser iniciado pronto, la única opción es la criopreservación de ovario o de tejido ovárico, ya que la inducción de la ovulación necesaria para obtener óvulos demanda unos 15 días".
En los casos en que es posible obtener los óvulos, éstos pueden ser vitrificados; la vitrificación es una moderna técnica de criopreservación que ha demostrado no dañar los óvulos.
Otra opción es utilizar los óvulos obtenidos para un tratamiento de fertilización asistida que permita obtener embriones, que a su vez pueden ser criopreservados. Sin embargo, comentó Quintana, "muchas mujeres que deben someterse a un tratamiento oncológico sienten que congelar embriones representa una presión extra al tener que luchar contra el cáncer".
"Por ahora, no hay nada que hacer, porque hay posibilidades de lograr un embarazo en forma natural", agregó Marconi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario