Una serie de estudios, publicada este mes en "Medicine & Science in Sports & Exercise", la publicación del American College of Sports Medicine, pone el acento en una vieja polémica: de qué forma incide el ejercicio físico en los huesos y por qué a veces resulta aparentemente inocuo. De ese modo, concluyeron en cuáles son los mejores ejercicios para fortalecer la salud ósea. Son aquellos que combinan movimientos suaves con carga, algunas pesitas son suficientes.
"Hubo una época, no hace mucho, en la que la mayoría de los investigadores daba por sentado que cualquier actividad física era beneficiosa para los huesos" indica Daniel Barry, profesor adjunto de Medicina en la Universidad de Colorado, Estados Unidos, un investigador que se dedica a estudiar a los ancianos y a los atletas.
Sobrevino luego una seguidilla de inesperados hallazgos que mostraron, en algunos casos, que los nadadores de competición tenían una densidad ósea inferior a la esperada; en otros, que los ciclistas profesionales tenían huesos frágiles y, finalmente, para sorpresa de muchos, que el hecho de levantar pesas grandes no necesariamente fortalecía tanto a los huesos.
Los científicos admiten no comprender del todo por qué algunos ejercicios son buenos y otros no. Hasta no hace mucho, se pensaba que el rebote o impacto que uno registra al correr, por ejemplo, deforma ligeramente al hueso. Alexander Robling, profesor adjunto en el Departamento de Anatomía y Biología Celular de la facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, al igual que otros estudiosos, sostiene ahora que los huesos reciben el mensaje de fortalecerse en respuesta al ejercicio pero de distintas formas.
Robling opina que durante determinados tipos de actividad física el hueso se dobla, pero que ésto no afecta a las células. Exprime fluidos de una parte de su matriz y los envía a otra. Ese fluido adicional alienta a las células que lo reciben a reaccionar agregando densidad al hueso.
¿Por qué importa el mensaje que reciben los huesos?
Para el profesor Robling, porque sólo ciertos tipos de ejercicio hacen que los huesos se doblen adecuadamente y muevan el fluido a las células óseas que lo necesitan. Según Robling, el hueso necesita recibir "una señal contundente y veloz".
Levantar pesas no es una actividad lo suficientemente explosiva como para hacer que el hueso se doble. Nadar tampoco. Correr puede serlo, si bien, por motivos desconocidos, en alguna personas no surte el efecto deseado.
Sorprendentemente, la caminata a un ritmo enérgico demostró ser efectiva a la hora de aumentar la densidad ósea en las mujeres de edad. Pero debe ser a un paso realmente enérgico.
Pero no hay que exagerar, Barry explicó que es posible, aunque no está probado, que el ejercicio muy prolongado o intenso conduzca a una pérdida de calcio excesiva a través del sudor.
TRADUCCION: Silvia S. Simonetti
Correr, pero con control médico
Un estudio publicado por el American Journal of Public Health, sobre 9.000 personas, uno de los más extensos sobre footing, reveló que correr beneficia el fortalecimiento de los huesos. Luego de analizar los efectos que había tenido ese tipo de ejercicio en la salud de quienes participaron del estudio, observaron que las personas que corrían regularmente tendían a pesar menos, a tener menos problemas de salud crónicos, a no ser fumadores y a disfrutar de una mejor salud. Y su densidad mineral ósea en muslos era, además, un 5 por ciento más alta. Lo que recomiendan es hacerlo siempre bajo control médico. Porque no todas las personas están aptas para correr.
clarin.com
"Hubo una época, no hace mucho, en la que la mayoría de los investigadores daba por sentado que cualquier actividad física era beneficiosa para los huesos" indica Daniel Barry, profesor adjunto de Medicina en la Universidad de Colorado, Estados Unidos, un investigador que se dedica a estudiar a los ancianos y a los atletas.
Sobrevino luego una seguidilla de inesperados hallazgos que mostraron, en algunos casos, que los nadadores de competición tenían una densidad ósea inferior a la esperada; en otros, que los ciclistas profesionales tenían huesos frágiles y, finalmente, para sorpresa de muchos, que el hecho de levantar pesas grandes no necesariamente fortalecía tanto a los huesos.
Los científicos admiten no comprender del todo por qué algunos ejercicios son buenos y otros no. Hasta no hace mucho, se pensaba que el rebote o impacto que uno registra al correr, por ejemplo, deforma ligeramente al hueso. Alexander Robling, profesor adjunto en el Departamento de Anatomía y Biología Celular de la facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, al igual que otros estudiosos, sostiene ahora que los huesos reciben el mensaje de fortalecerse en respuesta al ejercicio pero de distintas formas.
Robling opina que durante determinados tipos de actividad física el hueso se dobla, pero que ésto no afecta a las células. Exprime fluidos de una parte de su matriz y los envía a otra. Ese fluido adicional alienta a las células que lo reciben a reaccionar agregando densidad al hueso.
¿Por qué importa el mensaje que reciben los huesos?
Para el profesor Robling, porque sólo ciertos tipos de ejercicio hacen que los huesos se doblen adecuadamente y muevan el fluido a las células óseas que lo necesitan. Según Robling, el hueso necesita recibir "una señal contundente y veloz".
Levantar pesas no es una actividad lo suficientemente explosiva como para hacer que el hueso se doble. Nadar tampoco. Correr puede serlo, si bien, por motivos desconocidos, en alguna personas no surte el efecto deseado.
Sorprendentemente, la caminata a un ritmo enérgico demostró ser efectiva a la hora de aumentar la densidad ósea en las mujeres de edad. Pero debe ser a un paso realmente enérgico.
Pero no hay que exagerar, Barry explicó que es posible, aunque no está probado, que el ejercicio muy prolongado o intenso conduzca a una pérdida de calcio excesiva a través del sudor.
TRADUCCION: Silvia S. Simonetti
Correr, pero con control médico
Un estudio publicado por el American Journal of Public Health, sobre 9.000 personas, uno de los más extensos sobre footing, reveló que correr beneficia el fortalecimiento de los huesos. Luego de analizar los efectos que había tenido ese tipo de ejercicio en la salud de quienes participaron del estudio, observaron que las personas que corrían regularmente tendían a pesar menos, a tener menos problemas de salud crónicos, a no ser fumadores y a disfrutar de una mejor salud. Y su densidad mineral ósea en muslos era, además, un 5 por ciento más alta. Lo que recomiendan es hacerlo siempre bajo control médico. Porque no todas las personas están aptas para correr.
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